El metal en lucha

Vigo: ¿dónde están las cuentas?

Cientos de contenedores y vallas de obras quemados o volcados han plagado las calles, obligando a suspender el transporte público. Los partidos condenan las acciones violentas de los trabajadores pero no dan, a cambio, una salida a la crisis que ponga los puntos sobre las í­es. Los trabajadores reclaman subida salarial. Pero, ¿dónde están las cuentas? cabe preguntarse si se quiere dar una salida al conflicto.

Y es que la cuestión salarial es sólo la fachada, el síntoma de una enfermedad mayor. Los sindicatos exigen una subida salarial del 4,5 % el rimer año y el 4 % el segundo. La patronal por su parte planteaba que subida del 1,9 % el primer año y según la subida de precios el segundo. La negociación en marcha se rompió por la retirada de la patronal de la mesa en la que intervenía la Xunta como mediadora. Argumenta que en plena crisis no se pueden asumir las subidas exigidas y que los sindicatos mantienen una postura prepotente. El tema de fondo es qué salida se propone a la crisis, y para ello lo primero son las cuentas. Los empresarios de los sectores de la automoción y de la metalurgia, dos de los más potentes de todo el cinturón industrial de Vigo, ya advirtieron a finales de año pasado que un total de 123 empresas, con una plantilla conjunta superior a 10.000 trabajadores -al margen de los casi 10.000 de PSA Peugeot Citroën- dependen de la evolución del automóvil. En el caso de los astilleros hay un frenazo en los pedidos. ¿Dónde fue a parar el dinero cuándo las cosas iban bien? ¿Cuánto se reinvirtió, cuánto se despilfarró, cuánto se repartió entre los altos directivos, cuánto…? Porque hay que dar la cara a la crisis. Pero, por qué será que la impresión es que la crisis se está cargando sobre las espaldas de los trabajadores únicamente. Eso es lo que hay detrás de cada valla quemada. Hay que reclamar las cuentas, y dar una alternativa de conjunto para que el metal vigués salga de la crisis creando riqueza y empleo, riqueza ligada a los mercados mundiales y no a estar enganchado a las necesidades de unos pocos mercados europeos.

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