Obama y las relaciones con Cuba

Vientos de cambio en las relaciones Cuba-EE UU

Pero si bien el hielo que congeló las relaciones bilaterales entre ambos paí­ses podrí­a empezar a derretirse, nadie apuesta a que Obama llegue tan lejos como para cambiar de manera significativa las principales medidas del embargo comercial que Washington le viene imponiendo a las isla desde hace casi cincuenta años.

La Casa Blanca está insinuando que Obama odrí­a anunciar importantes medidas que aliviarí­an las restricciones impuestas sobre Cuba, en lo que serí­a el mayor giro en la polí­tica exterior estadounidense hacia este paí­s en varias décadas.Los cambios que estarí­an a punto de anunciarse, a dí­as del inicio de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, no sólo acabarí­an con cualquier restricción para los ciudadanos estadounidenses para viajar a Cuba, sino que flexibilizarí­an significativamente las limitaciones para el giro de remesas por parte de los cubano-norteamericanos hacia la isla.La noticia surge luego que un grupo de congresistas norteamericanos del Caucus Negro, que visitó la isla durante la última semana, anunciara a su regreso a Estados Unidos que tanto el presidente cubano, Raúl Castro, como su hermano Fidel, con quienes se reunieron, habí­an mostrado una calidez y una curiosidad inesperada al preguntar sobre Barack Obama y la sinceridad de sus intenciones.»Fidel realmente quiere que a Obama le vaya bien», aseguró a su regreso de la isla la demócrata de California Laura Richardson. «Creo que lo que él quiere es tener una oportunidad de ver un cambio real en nuestro paí­s», agregó, al tiempo que aseguró que Fidel la miró a los ojos y le preguntó: «¿Cómo podemos ayudar al presidente Obama?».Pero si bien el hielo que congeló las relaciones bilaterales entre ambos paí­ses podrí­a empezar a derretirse, nadie apuesta a que Obama llegue tan lejos como para cambiar de manera significativa las principales medidas del embargo comercial que Washington le viene imponiendo a las isla desde hace casi cincuenta años. Los lobbies cubano-norteamericanos todaví­a tienen muchos amigos en el Capitolio y permanecen muy opuestos a que tal cosa suceda.Al comentar la visita de los congresistas estadounidenses a Cuba, Jeffrey Davidow, asesor de Obama para la Cumbre de las Américas, declaró que no le sorprenderí­a en lo más mí­nimo que el presidente norteamericano realizara algún anuncio de esta clase antes del encuentro regional.En lo que fue para muchos un gesto inesperado, el propio Fidel Castro saludó la visita de la comitiva estadounidense. «Cuba no tuvo otra alternativa más que tomar la iniciativa y coordinar estas reuniones», escribió el ex presidente en una de sus habituales columnas, señalando a su vez que «los lí­deres cubanos no son agresores de nadie y nosotros jamás hemos amenazado a los Estados Unidos». Fidel también elogió a los miembros de la delegación por «la calidad de sus palabras simples y profundas».Por su parte, Barbara Lee, una de las tres integrantes de la comitiva, dijo que Raúl Castro, al referirse al futuro de las relaciones entre ambos paí­ses, le aseguró que «todas las cartas están sobre la mesa».El diputado Bobby Rush, otro de los que viajó a la isla, señaló que Raúl Castro era exactamente lo opuesto a cómo lo presentaban los medios. «Creo que lo que realmente me sorprendió fue su excelente sentido del humor, su conocimiento de la historia y sus cualidades humanas más básicas.»Y es que la presión para que se produzca un cambio en la polí­tica norteamericana hacia Cuba no proviene solamente del Partido Demócrata en el Congreso. El poderoso lobby norteamericano de la agricultura, con conexiones y miembros tanto entre los demócratas como entre los republicanos, viene pidiendo hace tiempo, en pos de los buenos negocios, el fin de las restricciones que prohí­ben las exportaciones de productos tales como la carne y los cereales hacia Cuba.»Nos hemos pasado los últimos cincuenta años flotando a la deriva en un mar Caribe lleno de desilusiones, creyendo que aislando a Cuba í­bamos a provocar la caí­da del régimen castrista», razonó Emmanuel Cleaver, otro de los diputados que estuvo en el viaje a la isla. «Pero cincuenta años después de la revolución socialista que llevó a Fidel al poder, los únicos que estamos aislados somos nosotros», agregó.

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