Después de la sanidad, preparan el asalto al sistema público de pensiones

¡Vienen a por nuestras pensiones!

El anuncio de la subida del IVA para 2013 por el ministro de Guindos «y que le fue impuesta en la Asamblea semestral del FMI» ha encendido todas las luces de alarma. La medida «a diferencia de la subida de Zapatero en mayo de 2010 que tení­a un objetivo simplemente recaudatorio» será implantada como compensación por la reducción de las cotizaciones sociales. Y esto equivale a instalar una bomba de relojerí­a financiera en la Seguridad Social, que la aboca en el curso de muy poco tiempo a un «déficit insostenible» y por tanto va a poner en primer plano la privatización, en mayor o menor grado, del sistema público de pensiones.

Ya en 2011, la Seguridad Social ha cerrado con un déficit del 0,1%. Pero este año el paro va a aumentar en al menos 600.000 personas más, lo que incrementará el déficit en el cierre de 2012. Si en 2013 el paro sigue creciendo como dicen las previsiones del propio gobierno, y además se rebajan las cotizaciones, el déficit se incrementará exponencialmente, alfombrando así el camino hacia la creación de un clima de opinión masivo sobre la “insostenibilidad de las pensiones” y la necesidad de privatizarlas.«¡Por aquí no vamos a pasar! Las pensiones públicas son sagradas, no podemos permitir que las cuestionen»

El sistema público de pensiones es uno de los mercados más amplios y suculentos –110.000 millones de euros se recaudan cada año por cotizaciones sociales– sobre el que abalanzarse el gran capital financiero internacional. Y a diferencia de los intereses de la deuda, ni corre el riesgo de impago, ni está sometido a las fluctuaciones del mercado, ni repunta unos años para descender otros. Sencillamente es un flujo masivo de dinero que se descuenta mensualmente de la nómina de todos y cada uno de los 17 millones de trabajadores asalariados que existen en España.

Quedarse con una parte importante de esta “caja de resistencia” es uno de los mayores bocados que el hegemonismo puede dar a la riqueza del país. Y todo apunta a que van a por ella, y las pensiones se van a convertir muy previsiblemente en la nueva “línea roja” que el gobierno de Rajoy está dispuesto a saltar, contra sus reiteradas promesas electorales.

Los sindicatos han lanzado la voz de alarma, denunciando que la medida anunciada por de Guindos es “una declaración de guerra contra el sistema público de pensiones” (Toxo) o que su objetivo es “la privatización de las pensiones” (Méndez). Algunos medios de comunicación ya han empezado a labrar el camino editorializando sobre “la crisis y la sostenibilidad de las pensiones” o afirmando que “la Seguridad Social entra en zona de riesgo”.

Y todo esto ocurre justo unas semanas después de que el FMI hiciera público un informe sobre “el riesgo financiero del aumento de la longevidad”. Eigiendo, además de un nuevo alargamiento en la edad de jubilación y más recortes en las prestaciones, que los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese “riesgo de que la gente viva más de lo esperado”.

Si ya están condenando a un saqueo inmisericorde a millones de pensionistas actuales, el sector más castigado por los recortes y ajustes, ¿qué pasará si consiguen aplicar una privatización total o parcial de las pensiones públicas? ¿Qué futuro nos están preparando a todos?

Hay que estar alerta, porque por aquí no vamos a pasar. Y no sólo por la envergadura del ataque que preparan. Sino porque en este terreno, el de las pensiones, es donde nuestros enemigos son más débiles y nosotros más fuertes.

En ningún otro terreno como en el de las pensiones se dan condiciones más favorables para conseguir la más amplia unidad del 90% de la población. Y ésta, como sabemos sobradamente por experiencia, es clave para ganar cualquier batalla.

En torno a la batalla de las pensiones tenemos la capacidad de unir y movilizar a un amplísimo abanico de fuerzas, que incluye a cantidad de afiliados y votantes no ya sólo del PSOE, sino también del PP.

Mientras ellos, llevados de su desenfrenada voracidad se disponen a meterse en un terreno pantanoso, donde su capacidad de maniobra es limitada, ante nosotros se abre una gran oportunidad. La de concentrar nuestras fuerzas en una cuestión profundamente sentida, capaz de unir y movilizar a una inmensa mayoría. Lo que nos permite asestarles un golpe en un punto, haciéndoles retroceder en él, frenando sus agresivos planes y ganando una batalla para los intereses populares.

El FMI ha dado el pistoletazo de salida para abalanzarse contra las pensiones. Si sabemos dar la batalla con decisión e inteligencia política, se abre ante nosotros la posibilidad de empezar a cambiar la correlación de fuerzas en un sentido favorable a los intereses del 90%.

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