No es el copago. Es algo bastante peor. Bajo la bandera de la «racionalización del gasto» o la «priorización de los servicios básicos», nos anuncian una salvaje poda de la sanidad pública y gratuita. Y la tijera va demasiado rápido. Sólo unos pocos días después de que De Guindos anunciara en los medios alemanes que «la próxima reforma será en sanidad y educación», el gobierno anuncia un recorte «extra» de 10.000 millones que supondrá más cierres de ambulatorios, más privatizaciones ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar? Cuanto más baja la sanidad pública, más sube la privada. Lo que está en juego es que los gigantescos presupuestos sanitarios públicos se conviertan en un negocio para los grandes fondos de capital extranjero. A costa de nuestra salud.
Mucho peor que el copago
El ministro de Economía, Luis de Guindos, hizo saltar la liebre, al anunciar que las rentas más altas –quien ganara más de 100.000 euros anuales- pagarían por los servicios sanitarios públicos.
El “globo sonda” que abría la puerta al copago sanitario fue inmediatamente desmentido por el portavoz del PP.
Es una ceremonia de la confusión. Fijan nuestra vista en el copago para que se nos pase por alto el auténtico atraco a la sanidad pública. « Desmantelan la sanidad pública para que esos recursos se los quede el gran capital anglosajón, que está ya controlando la salud de millones de españoles«
El responsable de Sanidad del PP ha anunciado que “el sistema sanitario español está en riesgo vital grave”, advirtiendo que “las reformas pueden tocarlo todo, todas las posibilidades están encima de la mesa”.
¿Qué significa esta amenaza?
La ministra de Sanidad, Ana Mato, ya prepara una propuesta de reforma donde se propone el recorte o la rebaja de las prestaciones sanitarias. Aquellos servicios que no se consideren básicos podrían quedar fuera de la sanidad pública. Y se podría dar un nuevo impulso a la privatización de la gestión de la sanidad.
Lo que preparan es un desmantelamiento –cada vez menos controlado y más salvaje- de la sanidad pública tal y como hasta ahora la hemos conocido.
Los casos del hospital de la Seu d´Urgell –de gestión semipública-, que ofrece saltarse la lista de espera de las operaciones si se paga cierta cantidad, podrían generalizarse.
Y si usted no puede pagar los servicios que va a dejar de prestar la sanidad pública… Simplemente no los recibirá.
Un gigantesco negocio oculto
¿Por qué se atreven con la sanidad pública? Porque los presupuestos sanitarios públicos –cifrados en 65.000 millones de euros anuales- son un gigantesco pastel que ahora se quieren merendar los grandes fondos de capital extranjeros.
La directora del monopolio germano Allianz Seguros, afirma desvergonzadamente que “esta situación [de recortes en la sanidad pública] supone una oportunidad para los seguros privados”.
Un reciente informe de Pricewaterhouse, habla de los “nichos de negocio” que se pueden abrir “con la caída del presupuesto de inversión sanitaria de hasta más del 40% en distintas autonomías”.
Y un analista financiero era mucho más claro al valorar que se está produciendo, en el terreno sanitario, “una transferencia de lo público a lo privado”.
¿Y quiénes son esas manos privadas? Gigantescos oligopolios de capital riesgo extranjeros que están tomando el control de la sanidad pública y privada en España.
El fondo británico-norteamericano Doughty Hanson va a convertirse en el primer “médico privado” de España, al adquirir una posición dominante en la fusión del grupo Quirón y USP.
El grupo Capio, propiedad del fondo británico CVC Partners Capital, controla ya los servicios sanitarios públicos de un 25% de los madrileños y un 20% de los valencianos.
Desmantelan la sanidad pública para que esos recursos se los quede el gran capital anglosajón, que está ya controlando la salud de millones de españoles.
Hay que detener a esta gente. Está en juego nuestra salud, y la de nuestros hijos y nietos.