Tecnologí­a

Videojuegos españoles: Industria cultural

A estas alturas todo el mundo es consciente de la cantidad de dinero que mueve actualmente la industria del videojuego, que ya ha rebasado en este aspecto al cine. Sin embargo su producción esta prácticamente acaparada por los EEUU y Japón. Las jóvenes empresas españolas que deciden arriesgar para competir en este mercado con las dos potencias, contarán a partir de ahora con el mismo apoyo que se destina a otras producciones de carácter cultural como el cine o la música o las artes plásticas.

La decisión fue aoyada ayer unánimemente por todos los grupos representados en la Comisión de Cultura del Congreso. Es digno de celebración que en este tipo de cuestiones puntuales, disfrutemos del espejismo de ver a todos los partidos políticos unidos en defender el progreso de la industria nacional.De nuestro país salen algunos de los mejores creativos de videojuegos del mundo, pero son las grandes corporaciones de Estados Unidos y Japón las que se aprovechan de su talento. A partir de ahora estas empresas serán incluidas en el plan de apoyo a las industrias culturales del Gobierno, según la proposición aprobada, "por ser reconocidos protagonistas de nuestra cultura actual".Llaman la atención algunos ejemplos de creaciones españolas que han arrasado en todo el mundo, vendiendo hasta cinco millones de copias. Hasta tres productos de la empresa Virtual Toys han alcanzado esta cifra vendiéndose como productos franceses, pese a haber sido creados en Torrejón de Ardoz. Una honrosa excepción ha sido el juego de estrategia Commandos, que sí conservó su sello español y ha arrasado en todo el mundo con susu sucesivas versiones.La paradoja de las etiquetas nacionales va directamente con la financiación de las redes de distribución. Para empezar a producir un videojuego se necesita aproximadamente un millón de euros. Cuando la financiación no se puede recoger en España llega de Inglaterra, Francia y Alemania. Las distribuidoras extranjeras son hábiles y saben que nuestro cuello de botella está en la comercialización y en la distribución, así que a cambio piden la propiedad intelectual, y la jugada les sale redonda.Esta situación es la que se pretende cambiar, en un loable gesto por empujar la creación de productos culturales españoles, que cuentan con la ventaja en el mercado del enorme talento que albergamos, así como del idioma con el que nos dirigimos a una inmensa comunidad mundial. Ojala esto siga ocurriendo con todo nuestro tejido industrial.

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