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Finalmente, se ha producido. Es una vergüenza. Es una vergüenza. ¡Es una vergüenza!
El exjugador del F.C. Barcelona, Dani Alves -condenado en primera instancia a cuatro años y medio de prisión por la violación de una joven de 23 años en la discoteca Sutton, en diciembre de 2022- ha pagado la fianza de un millón de euros y quedará libre a la espera de la sentencia definitiva
Un hecho humillante para la víctima, para todas las mujeres, y para la mayoría social española, que ha levantado una más que justificada indignación.
Alves iba a recibir el millón de euros para la fianza de su compañero y cómplice -en el Barça y en la selección brasileña- Neymar, pero por razones desconocidas este dinero no fue desembolsado, y el reo tuvo que esperar a reunir por sus propios medios esa cantidad, al estar a la a la espera de recibir un pago de Hacienda de 6,8 millones.
Accediendo a la petición, reiterada una y otra vez por la defensa de Alves, de que el violador quedara en libertad bajo fianza mientras esperaba una sentencia en firme -ha recurrido la condena en primera instancia- la Audiencia de Barcelona dictó un auto que imponía una fianza de un millón de euros, una de las más altas impuestas en España.
Es una vergüenza. Ni un millón de euros, ni cien, ni mil millones, son precio suficiente en comparación con el dolor y la humillación de su víctima, ni para compenzas el de todas las mujeres y la indignación que sentimos la inmensa mayoría.
¿Estamos ante una justicia ‘Premium’ en la que los criminales de mayores rentas, como es el caso de Alves, pueden -previo pago de su importe- eludir la pena de prisión? ¿El volumen de tu patrimonio o el número de ceros de tus cuentas en España o en el extranjero hacen flexibles los barrotes de la cárcel para un violador probado y condenado? ¿Cómo es posible que exista la posibilidad legal de salir en libertad bajo fianza en el caso de un delito tan doloroso? ¿Cómo puede ser que nuestro ordenamiento legal permita semejante humillación a la víctima y a todas las mujeres?
Ni un millón de euros, ni cien, ni mil millones pueden comprar semejante iniquidad. Dani Alves debe cumplir íntegramente su condena, hasta el último día. La justicia debe ser ejemplar en un caso tan flagrante -en el que el condenado no ha dado muestra alguna de arrepentimiento- y de tanta trascendencia social.