Al menos 143 muertos en un atentado terrorista cerca de Moscú, reivindicado por ISIS

Rusia sufre el atentado terrorista más cruento de las últimas dos décadas

Con un sangriento balance de 143 muertos y 180 heridos, Rusia ha sufrido el más brutal atentado en dos décadas. A pesar de todos los indicios que apuntan a la motivación islamista, desde el Kremlin y los servicios secretos rusos se ha intentado orientar la culpabilidad... hacia Ucrania

Es el peor atentado terrorista perpetrado dentro de las fronteras rusas de los últimos veinte años. La cifra oficial de víctimas mortales asciende a 143 y unos 180 heridos, pero puede seguir subiendo tras identificar los restos del incendio que asoló las inmediaciones del lugar del ataque, la sala de conciertos Crocus City Hall, en la ciudad de Krasnogorsk, a unos 25 kilómetros al noroeste de Moscú.

El brutal ataque ha puesto en máxima tensión a un régimen ruso que aún estaba de resaca electoral. Aunque el atentado ha sido reivindicado por una rama del autodenominado Estado Islámico (ISIS) que opera en Pakistán, Irán y Asia Central, las declaraciones de Putin y otros altos cargos insisten en apuntar el rastro hacia Ucrania.

Lo que se sabe

Todo ocurrió en menos de 20 minutos. A las 20:00 del viernes (hora local) en un auditorio del centro comercial de Krasnogorsk, cerca de Moscú, iba a tener lugar una actuación del grupo Picnic. Se habían vendido 6.200 entradas y la sala de conciertos estaba a rebosar.

Según una cronología del canal ruso Shot, a las 19:55, un Renault blanco se detuvo frente a la entrada del Crocus City Hall. Cuatro terroristas salieron del vehículo con armas de asalto y abrieron fuego contra los guardias y otras personas presentes en la recepción del edificio. A las 20.03 llegaron al auditorio y dispararon a bocajarro contra los aterrorizados espectadores. Luego prendieron fuego al lugar con varios contenedores de gasolina que portaban consigo, provocando un incendio por todo el local de ocio anexo, donde se estaban celebrando una serie de concursos infantiles con niños. La prensa rusa ha informado de que quedaron atrapadas numerosas personas, incluidos niños, en la parte del edificio en llamas.

Infografía de El País

Después de perpetrar el crimen, los cuatro terroristas huyeron en el Renault. A las pocas horas, las autoridades publicaban las identidades, fotos incluidas, de los acusados del mayor atentado terrorista en décadas. Y después, el coche de los atacantes era interceptado en la región de Briansk, a unos 150 km de la frontera con Bielorrusia, hacia donde (a tenor de la trayectoria del vehículo) parecían dirigirse.

Según la versión de un diputado de la Duma, el coche de los sospechosos no acató la orden de detenerse en un control de policía y trató de escapar. Durante la persecución se produjeron disparos y el vehículo acabó volcando. Los agentes detuvieron a uno de los sospechosos en el acto, mientras que el resto de los presuntos terroristas intentó escapar hacia un bosque. Horas después, se supo que las autoridades rusas habían detenido a cuatro autores materiales del atentado. Dentro del vehículo había una pistola, un fusil automático y pasaportes de Tayikistán.

El canal Shot ha publicado un vídeo donde uno de los supuestos atacantes es interrogado nada más ser detenido. “Disparé por dinero”, responde al ser preguntado qué hacía en el centro de ocio. Arrodillado, maniatado y temblando, afirma que recibió la propuesta del ataque a través de un mediador en Telegram. Según sus palabras, entrenaron un mes el atentado y les prometieron medio millón de rublos (unos 5.000 euros) “por matar gente”.

El ISIS afirma la autoría

No mucho después del atentado, el ISIS-K, una rama del Estado Islámico que opera en Oriente Próximo y Asia Central se autoatribuía la autoría de la masacre a través del Telegram de la agencia Amaq, órgano de propaganda fundamentalista.

Los cuatro detenidos cerca de Bielorrusia, de nacionalidad tayika

Además de los cuatro supuestos autores materiales del atentado, se ha identificado hasta a once personas, la mayoría naturales de Tayikistán residentes en varias regiones de Rusia, aunque el ministerio del Interior tayiko ha desmentido posteriormente que dos de sus ciudadanos señalados como presuntos terroristas hubieran participado en el ataque.

Ciertamente Tayikistán es uno de los puntos calientes del terrorismo islámico para el espacio postsoviético. Moscú apoya militarmente al presidente tayiko para controlar las agrupaciones extremistas que cruzan la porosa frontera con su vecina Afganistán, y la lucha contra el islamismo terrorista suele ocupar un espacio propio en las reuniones de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el equivalente a la «OTAN rusa» con las repúblicas exsoviéticas de Asia Central.

Y no es ningún secreto que Rusia se ha convertido en uno de los principales objetivos del ISIS por su apoyo tanto al Gobierno de Bachar el Asad en Siria como al movimiento talibán en Afganistán, tradicional aliado de otra facción extremista enemiga del ISIS, Al Qaeda.

También se ha hecho público que la inteligencia norteamericana avisó dos semanas antes del atentado a las autoridades rusas de que tenían constancia de que se preparaba “un ataque extremista” en eventos de masas en su territorio, incluidos conciertos. Unas advertencias que -dadas las tensas relaciones entre Washington y Moscú- fueron desdeñadas como “un intento de atemorizar a la sociedad rusa”.

Pero Putin apunta a Ucrania…

«Parece un pato (del ISIS), nada como un pato (del ISIS) y suena como un pato (del ISIS): pero ¡es Ucrania!». Emanuele Del Rosso (Italia)

A pesar de todos los indicios que apuntan a la motivación islamista del atentado, desde el Kremlin y los servicios secretos rusos se ha intentado orientar la culpabilidad… hacia Ucrania, algo que Kiev ha negado tajantemente.

Tras el atentado, Putin dirigía un corto discurso a la ciudadanía rusa, prometiendo persecución y castigo para los responsables… sin hacer mención alguna al ISIS pero deslizando que los cuatro “autores directos del ataque terrorista intentaron esconderse y se movieron hacia Ucrania, donde, según datos preliminares, se preparó una ventana en el lado ucranio para cruzar la frontera”.

Lo mismo sugería la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajarova: “A manos de Occidente, Ucrania se ha convertido desde hace 10 años en un centro de propagación del terrorismo; los terroristas intentaron huir allí después del ataque”. También la inteligencia rusa, el FSB -herederos de la KGB- señaló hacia Kiev. “Después de cometer el acto terrorista, los delincuentes pretendían cruzar la frontera ruso-ucrania y tenían contactos relevantes en el lado ucranio”.

Sin embargo, FSB no ha difundido prueba alguna de ese “hueco” fronterizo, y los ucranianos han desmentido lo que consideran una sandez propagandística. «Las zonas fronterizas están saturadas de tropas enemigas, servicios secretos y fuerzas de seguridad. La línea de frontera está minada, hay controles de todo tipo, incluso de reconocimiento aéreo, por ambos bandos. Cualquier intención de los terroristas de cruzarla sería imposible».

Además, el coche de los cuatro supuestos autores de la matanza fue detenido cerca de la frontera con Bielorrusia. Si buscaba dirigirse a Ucrania, estaba dando un notable rodeo.

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Peligro

Amorim (Brasil)

La historia reciente de Rusia tiene por desgracia un largo historial de ataques terroristas. Algunos de ellos han sido usados luego por el Kremlin como pretexto de brutales escaladas militares.

En la década de los 2000, se produjeron dos brutales atentados perpetrados a manos chechenas. En 2002, medio centenar de terroristas chechenos capturaron el teatro Dubrovka de Moscú con más de 850 rehenes. La operación de las fuerzas de seguridad rusas para liberar el recinto, que usaron un gas anestésico, causó 130 muertos.

Dos años después, en Osetia del Norte, un grupo de terroristas chechenos tomó 1.200 rehenes en una escuela en la ciudad de Beslán. en el «rescate» a tiro limpio murieron 334 personas, entre ellas 186 niños.

La historia reciente de Rusia tiene por desgracia un largo historial de ataques terroristas.

Ambas masacres fueron utilizadas para desplegar una escalada de brutalidad en la segunda Guerra de Chechenia, desarrollando Moscú la llamada «Doctrina Grozni» en el asalto a la capital: el uso masivo de los bombardeos de saturación contra un área poblada para reducirla por el terror y la desesperación.

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