Ventrí­locuos de los yanquis

Todas las acciones hondureñas del régimen de facto nos dirigen a un solo hilo conductor. Es imposible que un gobierno que haya llegado a la presidencia de Honduras mediante el poder de las cañas huecas, pueda sobrevivir al aislamiento internacional en que se encuentra sometido, si no fuese por la actuación ambigua de Estados Unidos. Los gorilas militares colocaron al usurpador Roberto Micheletti con la venia de los norteamericanos, quienes evidentemente quieren enviar un mensaje a América Latina a través de sus ventrí­locuos catrachos de que no permitirá a más gobiernos de izquierda en la región.

Esta nueva arremetida del imerio en contra de los pueblos de América Latina, constituye una ocasión propicia para reflexionar acerca de la necesidad de la unidad de los latinoamericanos que por años han estado sometidos a los designios de las grandes potencias a través de la derecha y los delincuentes de la información, quienes pretenden imponer respeto a la democracia y la institucionalidad solamente cuando favorece a la rancia burguesía. ABN. Washington ha admitido que tenía conocimiento previo del golpe de Estado en Honduras desde antes de la semana pasada. En declaraciones a la prensa este lunes, dos voceros del Departamento de Estado comentaron que su embajador y un equipo de la diplomacia estadounidense “estaban en conversaciones” con los actores principales del golpe desde hace un mes. Esas “conversaciones” se intensificaron durante la semana pasada, cuando el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, se reunió tres veces con los militares golpistas y los grupos cívicos para tratar de buscar otra salida. GRANMA. Si el presidente Manuel Zelaya no es reintegrado a su cargo, una ola de golpes de Estado amenaza con barrer a muchos gobiernos de América Latina, o quedarán éstos a merced de los militares de extrema derecha, educados en la doctrina de seguridad de la Escuela de las Américas, experta en torturas, la guerra psicológica y el terror. La autoridad de muchos gobiernos civiles en Centro y Suramérica quedaría debilitada. No están muy distantes aquellos tiempos tenebrosos. Nicaragua. El 19 Digital VENTRÍLOCUOS DE LOS YANQUIS Consuelo Sandoval Sin el respirador artificial que tienen conectado a Estados Unidos, los golpistas hondureños no habrían podido respirar ni un segundo. Hubo resoluciones internacionales de rechazo al golpe militar propinado contra el presidente constitucional de Honduras Manuel Zelaya, de Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos (OEA), Grupo de Río, Sistema de Integración Centroamericano (SICA), y protestas de los hondureños, pero la dictadura de facto ha impedido el retorno del gobernante catracho. No existe otra explicación. Todas las acciones hondureñas del régimen de facto nos dirigen a un solo hilo conductor. Es imposible que un gobierno que haya llegado a la presidencia de Honduras mediante el poder de las cañas huecas, pueda sobrevivir al aislamiento internacional en que se encuentra sometido, si no fuese por la actuación ambigua de Estados Unidos. Los gorilas militares colocaron al usurpador Roberto Micheletti con la venia de los norteamericanos, quienes evidentemente quieren enviar un mensaje a América Latina a través de sus ventrílocuos catrachos de que no permitirá a más gobiernos de izquierda en la región. Cualquier persona con dos dedos de frente puede apreciar la actuación gallo gallina adoptada por los yanquis. Por un lado, el presidente Barak Obama se declaró “preocupado” por la situación hondureño y ha respaldado las resoluciones internacionales contra el golpe militar. Sin embargo, está claro que su gobierno no ha desmantelado toda su estructura diplomático militar en Honduras porque no han retirado a su embajador y la base militar castrense de Palmerola continúa operando normalmente, y aún así, no fue autorizada a permitir el aterrizaje del avión para que Zelaya retornara al territorio del vecino país. El gobierno gringo asegura que no se reunirá con el régimen golpista, pero se rehúsa a recibir al gobernante constitucional. Notoriamente, el golpe de estado en Honduras está sirviendo a Estados Unidos como un tubo de ensayo que le permita medir la acción y reacción del pueblo hondureño y del resto de latinoamericanos frente al golpe de estado contra Zelaya. Analiza y observa para determinar su siguiente paso porque alberga la esperanza de que los hondureños se aburran de protestar y de esa forma legitimar en el poder a los golpistas. El andamiaje del golpe de Estado contra Zelaya no habría sido posible sin la complicidad de la oligarquía de Honduras, incluyendo a la jerarquía católica que muy diligentemente, se apresuró a recomendar a Mel que no retornara al país porque podría producirse un baño de sangre. ¿Y en manos de quién están las armas?, ¿Acaso Zelaya llegaba con un arsenal?. Otro factor fundamental en el retorno al gorilismo, es la labor de la derecha mediática del continente en la desinformación al pueblo hondureño, procurando legitimar a los golpistas bajo un tinte “democrático”. Por ejemplo, la cadena norteamericana CNN tituló el golpe de estado como “Sucesión forzada de Manuel Zelaya; mientras en nuestro país, el diario La Prensa publicó “Dos presidentes reclaman silla”. “Son medios golpistas porque mienten al pueblo hondureño, mienten a la comunidad internacional y al mundo entero, queriendo legitimar un acto que no debe permitirse en este nuevo siglo”, censuró el presidente de Bolivia Evo Morales. “No salgo de la perplejidad, porque lo que se discute no es que dos presidentes reclaman una silla. Aquí resulta claro, aquí hay un solo presidente legítimo, que es José Manuel Zelaya”, dijo, por su lado, el presidente dominicano Leonel Fernández. (…) Esta nueva arremetida del imperio en contra de los pueblos de América Latina, constituye una ocasión propicia para reflexionar acerca de la necesidad de la unidad de los latinoamericanos que por años han estado sometidos a los designios de las grandes potencias a través de la derecha y los delincuentes de la información, quienes pretenden imponer respeto a la democracia y la institucionalidad solamente cuando favorece a la rancia burguesía. EL 19 DIGITAL. 7-7-2009 Venezuela. ABN BASE MILITAR DE EEUU EN HONDURAS, ¿EL CENTRO DEL GOLPE DE ESTADO? Eva Golinger El Presidente Manuel Zelaya fue secuestrado y llevado forzosamente por militares encapuchados desde la residencia presidencial en Tegucigalpa durante la madrugada del domingo, 28 de junio. Fue trasladado a la base militar de Hernán Acosta Mejía en las afueras de Tegucigalpa. Luego de permanecer durante un tiempo en la base estadounidense, el presidente Zelaya fue enviado a Costa Rica en el avión presidencial, país que lo recibió luego del brutal golpe militar que aún estaba en pleno desarrollo en Honduras. Mientras ocurría el golpe de Estado, los militares estadounidenses y los representantes de Washington en la embajada estadounidense en Tegucigalpa tenían conocimiento pleno de los sucesos. Estados Unidos mantiene una base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la capital, la cual ha estado operativa desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno de Estados Unidos durante la administración de Ronald Reagan. En los años ochenta, Soto Cano fue utilizada por el coronel estadounidense Oliver North, como una base de operaciones para la “Contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica y, particularmente, contra el gobierno sandinista en Nicaragua. Desde Soto Cano, la “Contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y misiones especiales que resultaron en miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, desfigurados y aterrorizados en Centroamérica. La base de Soto Cano es la sede de la Fuerza de Tarea Conjunta “Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el Primer Batallón-Regimiento Nº 228 de la aviación estadounidense. Son aproximadamente 600 tropas en total y 18 aviones de combate, incluyendo helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano también es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven dentro de las guarniciones de la base. En 2005, comenzaron a construir viviendas dentro de la base, incluyendo a 44 edificios de apartamentos y varias residencias para las tropas. La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país. Un acuerdo “de mano” entre Washington y Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos de militares estadounidenses en la base, en un acuerdo “semi-permanente”. El acuerdo fue realizado en 1954 como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras. Cada año, Washington autoriza cientos de millones de dólares en ayuda militar y económica a Honduras, que es el tercer país más pobre del hemisferio. Este acuerdo que permite la presencia militar de Estados Unidos en el país centroamericano puede ser retirado sin aviso. El 31 de mayo de 2008, el presidente Manuel Zelaya anunció que Soto Cano (Palmerola) será utilizada para vuelos comerciales internacionales. La construcción del terminal civil fue financiado por un fondo del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas). El Comandante de la Aviación de Honduras, General Luis Javier Prince Suazo, estudió en la famosa Escuela de las Américas de Estados Unidos en 1996. El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Romeo Vásquez, destituido por el presidente Zelaya el 24 de junio por desobedecer sus órdenes, y luego actor principal en el golpe militar sólo días después, también es graduado de la Escuela de las Américas. Los dos altos oficiales hondureños mantienen relaciones muy estrechas con el Pentágono y las fuerzas militares estadounidenses en Soto Cano. Aunque Honduras depende económicamente de Estados Unidos, durante los últimos meses, la relación diplomática entre los países comenzó a deteriorarse. En noviembre 2008, el presidente Zelaya felicitó al Presidente Obama por su victoria electoral, clasificándola como “una esperanza para el mundo”. Pero dos meses después, Zelaya envió una carta personal a Obama, acusando a Estados Unidos de “intervencionismo” y llamando al nuevo gobierno a “respetar a los principios de la no injerencia en los asuntos políticos de otras naciones”. Zelaya también solicitó al presidente Obama a “revisar a los procedimientos de inmigración y la otorgación de visas como un mecanismo de presión contra aquellas personas que tengan creencias distintas e ideologías que no presentan amenaza ninguna a Estados Unidos”. Adicionalmente, el presidente hondureño le comentó que “la lucha legítima contra el narcotráfico… no debe ser utilizada como una excusa para imponer políticas intervencionista en otros países”. Poco después, el presidente Zelaya, junto al presidente Daniel Ortega de Nicaragua, boicoteó una reunión del Sistema de Integración de Centro América (SICA), en donde iba a estar presente el vicepresidente estadounidense Joe Biden. Washington ha admitido que tenía conocimiento previo del golpe de Estado en Honduras desde antes de la semana pasada. En declaraciones a la prensa este lunes, dos voceros del Departamento de Estado comentaron que su embajador y un equipo de la diplomacia estadounidense “estaban en conversaciones” con los actores principales del golpe desde hace un mes. Esas “conversaciones” se intensificaron durante la semana pasada, cuando el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, se reunió tres veces con los militares golpistas y los grupos cívicos para tratar de buscar otra salida. La administración de Obama ha condenando al golpe en Honduras, pero de manera muy mesurada, clasificándolo como una acción que está “evolucionando hacia un golpe”, pero confirmando que legalmente no lo consideran como un golpe de Estado. Esta ambigüedad permite a Estados Unidos mantener la relación diplomática con Honduras y el gobierno de facto, reconocer al gobierno golpista y mantener la ayuda militar y económica al país. En caso de clasificar los hechos como un golpe de Estado, bajo ley, Estados Unidos estaría obligado de romper relaciones diplomáticas y suspender a la mayoría del apoyo económico y militar al país. Obviamente, Washington no quiere arriesgar la clausura de su base militar en Soto Cano y la expulsión de sus 600 efectivos militares. Además, la mayoría de las fuerzas armadas hondureñas y los altos oficiales que han participado en el golpe son aliados y socios importantes del Pentágono. Las acciones del Presidente Zelaya de construir un terminal civil en Soto Cano y autorizar vuelos internacionales comerciales, realizadas con los fondos del ALBA, fácilmente se pudiera entender como una amenaza a la futura presencia militar estadounidense en Honduras. Además de otras razones, ésta podría explicar la ambigüedad pública de Obama frente al golpe en Honduras. AGENCIA BOLIVARIANA DE NOTICIAS. 30-6-2007 Cuba. Granma MUERE EL GOLPE O MUEREN LAS CONSTITUCIONES Fidel Castro (…) Honduras es hoy no solo un país ocupado por los golpistas, sino además un país ocupado por las fuerzas armadas de Estados Unidos. La base militar de Soto Cano, conocida también por su nombre de Palmerola, ubicada a menos de 100 kilómetros de Tegucigalpa, reactivada en 1981 bajo la administración de Ronald Reagan, fue la utilizada por el coronel Oliver North cuando dirigió la guerra sucia contra Nicaragua, y el Gobierno de Estados Unidos dirigió desde ese punto los ataques contra los revolucionarios salvadoreños y guatemaltecos que costaron decenas de miles de vidas. Allí se encuentra la "Fuerza de Tarea Conjunta Bravo" de Estados Unidos, compuesta por elementos de las tres armas, que ocupa el 85 por ciento del área de la base. Eva Golinger divulga su papel en un artículo (…) titulado "La base militar de Estados Unidos en Honduras en el centro del golpe" (…) Soto Cano es igualmente sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Parte de los componentes de la fuerza de tarea militar de Estados Unidos está integrada por soldados hondureños. ¿Cuál es el objetivo de la base militar, los aviones, los helicópteros y la fuerza de tarea de Estados Unidos en Honduras? Sin duda que sirve únicamente para emplearla en Centroamérica. La lucha contra el narcotráfico no requiere de esas armas. Si el presidente Manuel Zelaya no es reintegrado a su cargo, una ola de golpes de Estado amenaza con barrer a muchos gobiernos de América Latina, o quedarán éstos a merced de los militares de extrema derecha, educados en la doctrina de seguridad de la Escuela de las Américas, experta en torturas, la guerra psicológica y el terror. La autoridad de muchos gobiernos civiles en Centro y Suramérica quedaría debilitada. No están muy distantes aquellos tiempos tenebrosos. Los militares golpistas ni siquiera le prestarían atención a la administración civil de Estados Unidos. Puede ser muy negativo para un presidente que, como Barack Obama, desea mejorar la imagen de ese país. El Pentágono obedece formalmente al poder civil. Todavía las legiones, como en Roma, no han asumido el mando del imperio. No sería comprensible que Zelaya admita ahora maniobras dilatorias que desgastarían las considerables fuerzas sociales que lo apoyan y solo conducen a un irreparable desgaste. El Presidente ilegalmente derrocado no busca el poder, pero defiende un principio, y como dijo Martí: "Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército." GRANMA. 11-7-2009

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