El caso Rosales provoca conflicto diplomático

Venezuela retira su embajador de Perú

Se fugó de Venezuela para evitar ser procesado por la Justicia, que lo acusa de enriquecimiento ilí­cito durante su gestión como gobernador del estado de Zulia, y, luego de ingresar como turista, hace una semana pidió asilo en el Perú, alegando ser un perseguido polí­tico. Después de escuchar a Rosales en una reunión realizada el pasado viernes en la Cancillerí­a, el gobierno peruano, con una celeridad que sorprendió al propio abogado de Rosales, el congresista oficialista Javier Valle Riestra, decidió otorgarle asilo al polí­tico venezolano

El Gobierno de Venezuela ordenó este lunes retirar su Embajador en Perú, Arí­stides Medina Rubio, tras conocerse que fue otorgado asilo «humanitario» al alcalde Manuel Rosales, quien huyó a este aí­s tras ser acusado judicialmente de corrupción.A través de un comunicado el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores expresa que «el Gobierno de Venezuela ha decidido en señal de protesta, el retorno inmediato a Caracas de su Embajador en Lima, la suspensión de los trámites conducentes al traslado del Embajador recientemente designado ante el gobierno de la República del Perú y el inicio de una fase de evaluación integral de sus relaciones con el Gobierno de ese paí­s».En un comunicado de prensa el gobierno de Venezuela declaro: Como es de conocimiento de la opinión pública, las autoridades judiciales de la República Bolivariana de Venezuela solicitaron, mediante los canales regulares, la orden de captura internacional del prófugo de la justicia venezolana Manuel Rosales, acusado de delitos asociados a la corrupción y al enriquecimiento ilí­cito, lo cual dio lugar a la inmediata emisión del código rojo de Interpol.Dando curso a los procedimientos de rigor, Interpol Perú solicitó a las autoridades venezolanas la documentación necesaria para proceder a la detención de Manuel Rosales, la cual fue entregada oportunamente el pasado dí­a domingo 26 de abril.A pesar del cúmulo de pruebas, el Gobierno del Perú decidió otorgarle el asilo polí­tico a Manuel Rosales, en una decisión que constituye una burla contra el Derecho Internacional, un duro golpe a la lucha contra la corrupción y un agravio contra el Pueblo de Venezuela.En vista de lo anterior, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela ha decidido, en señal de protesta, el retorno inmediato a Caracas de su Embajador en Lima, la suspensión de los trámites conducentes al traslado del Embajador recientemente designado ante el gobierno de la República del Perú y el inicio de una fase de evaluación integral de sus relaciones con el Gobierno de ese paí­s.Un dí­a después de pedir la protección del gobierno peruano, Rosales violó las reglas del asilo haciendo una declaración polí­tica en la que atacó duramente al gobierno de Venezuela. Eso originó la protesta de la Cancillerí­a peruana, pero no impidió que se le otorgue asilo. La decisión introduce un nuevo elemento de conflicto en las relaciones entre Lima y Caracas, que en los últimos meses se habí­an distendido luego de la crisis diplomática entre ambos paí­ses como consecuencia de los duros ataques verbales que el año 2006 intercambiaron Garcí­a y Chávez, y las públicas crí­ticas de funcionarios del gobierno peruano, incluido el propio Garcí­a, al gobierno de Chávez. Antes de conocerse la decisión peruana de otorgarle asilo a Rosales, funcionarios venezolanos habí­an criticado esa posibilidad, calificándola como un acto de protección a una persona acusada de corrupción.El canciller venezolano, Nicolás Maduro, habí­a instado al gobierno peruano a que «cumpla con las leyes internacionales y capture y entregue al delincuente Manuel Rosales, que está siendo procesado por delitos sumamente graves contra el patrimonio de nuestro paí­s». «El Estado peruano -remató Maduro- está obligado a entregar al prófugo de la Justicia a las autoridades venezolanas.» Su mensaje no fue escuchado en Lima.El asilo otorgado por el gobierno peruano a Manuel Rosales ha recordado que el presidente Alan Garcí­a también se benefició de un asilo polí­tico cuando era requerido por la Justicia peruana para responder por cargos de corrupción durante su primer gobierno (1985-90). En 1992 Garcí­a se asiló en Colombia; regresó al Perú en 2001, después de que la Corte Suprema declaró prescritos los cargos en su contra.Rosales puede dormir tranquilo en Lima, seguro de la protección del gobierno de Garcí­a, y de recibir la simpatí­a de una prensa mayoritariamente antichavista, de la reaccionaria oligarquí­a peruana y de los sectores polí­ticos conservadores. Así­ Perú se constituye en principal valedor y refugio de la oposición Venezolana. Alan garcí­a hace valer su condición de fiel testaferro de Washington, fue sacado de Perú y protegido en Colombia esperando tiempos mejores.El interés que las redes de la CIA se han tomado para buscarle acomodo a Rosales, el conspirador en innumerables ocasiones y Gobernador de un estado como Zulia, fronterizo con Colombia desde donde Rosales ha dirigido con diligencia los entramados del plan Colombia y el narcotráfico. Con el Objeto de conformar una media luna secesionista en Venezuela, no ha sido pequeño, que papel juega para la CIA Rosales?Al parecer muy importante, por todas las molestias que se han tomado, haciendo que el mismo Alan Garcí­a y todo el entramado de su partido lo proteja, provocando un conflicto diplomático de consecuencias bastante serias con Venezuela. ¿A no ser que esto fuera uno de sus principales objetivos?

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