La banca española hace negocio recomprando titulos de deuda a la mitad de precio

Vender duros a seis pesetas y luego comprarlos a tres

El capitalismo financiero es un complejo mecanismo de extorsión y saqueo destinado a apoderarse, mediante mecanismos legales e ilegales, naturales y sobrenaturales, del mayor porcentaje de la riqueza que otros producen. Y la banca española es un alumno aventajado de la extorsión financiera. El caso de la recompra de los tí­tulos de deuda catalogados como preferentes, es un buen ejemplo. La banca española está recomprando tí­tulos emitidos por ellos mismos a la mitad del precio que los habí­an vendido, obteniendo con ello sustanciosas ganancias de una operación que no puede calificarse sino como una gigantesca estafa financiera.

Las “acciones referentes” son títulos financieros que ofrecen al comprador privilegios sobre los accionistas ordinarios. Hace unas semanas, el Deustche Bank se negó a rescatar una voluminosa emisión de preferentes, y a raíz de este incidente, el valor en el mercado de estos productos financieros disminuyó drásticamente. La banca encontró entonces un filón de negocio. Había vendido duros a seis pesetas, y ahora se aprestaba a recomprarlos a tan sólo tres, embolsándose la diferencia como beneficio. Cojamos el ejemplo del Banco de Sabadell. Ha anunciado su intención de recomprar en mercado la mitad de una emisión de preferentes de 2006 (por 250 millones de euros) al 42,5% de su valor inicial. El banco suizo UBS abrió la veda de estas operaciones, y en España ya se han registrado dos oleadas de colocaciones masivas de este tipo de títulos. Una operación que supone importantes ganancias para la entidad y que, además, sirve para reforzar su solvencia. El desplome de las “preferentes” ha sido todavía más acusado en el caso de las emitidas por entidades españolas, por la desconfianza de los inversores internacionales en nuestro sistema financiero. Con lo cual el beneficio de la recompra es mayor para el banco. Aunque al mismo tiempo dificulta que los bancos españoles coloquen en mercado estos instrumentos en condiciones razonables (tendrían que pagar intereses cercanos al 15% para venderlas). ¿Qué camino han tomado? Venderlos a través de internet, donde, según la cínica expresión de un alto ejecutivo bancario, "el minorista se lo traga todo", o que incluso pidan el aval del Estado como piedra filosofal para poder venderlas en los mercados internacionales. Es decir, la banca española vende a pequeños clientes productos que sabe que son tóxicos a un precio muy superior al real. Cuando esos productos bajan, el banco se los recompra a la mitad del precio a que lo había vendido. Al cotizar tan baratas, ofrecen una oportunidad de oro de obtener un beneficio para las entidades. Por ejemplo, la emisión que va a recomprar el Sabadell cotizaba a menos del 30% de su valor inicial, un precio tan barato que el banco incluso ha decidido pagar un sobreprecio hasta el 42,5% para animar a los inversores a acudir a la oferta. En todo caso, el 57,5% restante es beneficio (plusvalía) para el banco. Toda una estafa, pero eso sí “avalada” por la autorización del Banco de España.

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