Derechos y Libertades

«Valgo 100 dólares, señor Levi»

España es uno de los paí­ses «puente» – y también destino – del comercio de seres humanos. Según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito – UNODOC – más de 4.500 personas fueron consideradas, entre el 2005 y el 2006, ví­ctimas de la trata de «esclavos» en nuestro paí­s, bien para la explotación sexual o laboral. En el 2007 fueron detenidas 1.204 personas y en el 2008 se calculan 2.400 ví­ctimas.

Mafiosos, esclavistas y grandes lantaciones. Así se resumen las tres fuentes de la esclavitud moderna:Las redes de compra-venta de seres humanos son las que habitualmente más reclaman la atención de los medios de comunicación. Tenebrosas cadenas mafiosas que recorren el mundo entero comerciando con mujeres, principalmente, a base del endeudamiento y la retención por coacción. Bien chantajeando con el bienestar de la familia en el país de origen o con la amenaza directa.Según la ONU el 78% del comercio de “esclavos” tiene relación con la explotación sexual y el 18% con la laboral.Pero según la ONG “Save the Children”, existen en el mundo 40 millones de niños – el doble de los “esclavos modernos” estimados por la ONU – que son obligados a ser sirvientes domésticos. Estos datos no suelen ser considerados por la dificultad para esclarecer los casos y la consideración social de caridad y filantropía tras la que se esconden el auténtico sometimiento.Francia es el país con mayor número de denuncias de este tipo. Los niños son obligados a trabajar 18 horas diarias. Hay también casos denunciados en Londres donde, al igual que ocurre en ciudades como Paris, es muy difícil que las autoridades detecten y persigan estos delitos.Aunque las Naciones Unidas estima que existen 27 millones de esclavos en el mundo, esta ONG denuncia que dentro de los 218 millones de niños y adolescentes trabajadores en el mundo, 126 realizan trabajos extremadamente peligrosos y 8 son obligados a trabajar en condiciones degradantes de ilegalidad y peligrosidad. Estos no están incluidos en los esclavos de servidumbre doméstica.Si un patrón sureño pagaba a mediados del siglo XIX unos 40.000 dólares por un esclavo, hoy en día se estima que el precio por persona es de 100 dólares. ¿Dónde está el máximo beneficio?En un informe elaborado por el periodista Nick Buckley del “Mail on Sunday”, afirma: “´Desde que estuve allí – en una fábrica de Levi Strauss en la India -, para mí el trabajo infantil significa niños y niñas de once, doce o trece años que trabajan de las 8 de la mañana hasta la medianoche, en una fábrica, lejos de sus padres. Por la noche, comparten con tres o cuatro niñas una chabola hecha de bambú de tres por tres. Reciben dos raciones de arroz cada día, una vez con algo de verdura, y un poco de carne, quizá una vez a la semana. La mayoría de los niños que vimos no ganaban ni siquiera cincuenta peniques al día.” Todo suele quedar en una escandalosa declaración en la que la multinacional implicada declara desconocerlo todo y estar dispuesta a romper relaciones con “tan inhumanas empresas tercermundistas”No es que no se sepa, sino que los datos de criminalidad y la cantidad de leyes aprobadas nunca se enfocan en esta dirección. Se persiguen las mafias, pero no las formas de esclavitud amparadas por “entidades legales” o las redes históricas de opresión colonial, como en el caso de la Francia colonial – se calculan 3.000 esclavos domésticos solo en la ciudad de París, provenientes de las antiguas colonias -.

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