Tenemos el dudoso honor de que el Ibex 35 sea, entre los índices mundiales, el que más ha caído desde que comenzó el año. Y esto no ocurre porque vengamos de una subida previa espectacular, no señor.
Al cierre de 2011 nuestro indicador había perdido en el año el 13,11%, casi en línea con Francia y Alemania, cuyos índices bursátiles retrocedieron el 16,9% y el 14,6%, respectivamente. A estas alturas del año el Ibex pierde el 17,75%, el CAC retrocede un 0,94% y el Dax se corona, por detrás del índice de Dinamarca, como el mejor indicador del Viejo Continente, con una ganancia del 10,5%.
El grave deterioro del Ibex 35 se explica por el alto peso que el sector financiero tiene en la formación del índice. Esto no nos debe llevar a pensar que nuestros bancos son los más castigados de Europa.
Las acciones de Banco Santander y BBVA cotizan a 7 veces beneficios, un PER similar al de Deutsche Bank. El castigo ha sido mucho más duro para los dos grandes de la bolsa francesa. BNP ha caído hasta cotizar a 5,9 veces beneficios y Société Générale cotiza a PER 5,4.
La diferencia radica en que Francia y Alemania tienen un importante tejido industrial cotizando en bolsa y el sector financiero no lleva la batuta. En España, lamentablemente, no tenemos un sector industrial fuerte. Somos un país de servicios y pymes a las que la falta de financiación está llevando a echar el cierre una tras otra.
Aunque el momento no es el más propicio para hacer chistes fáciles y decir en el titular que la Benemérita detenga al Ibex. A quienes deberían detener, o pararles los pies de forma coordinada en Europa, es a los especuladores que están haciendo leña del árbol caído; unos, vendiendo a crédito todo lo vendible; otros, exigiendo más del 6% en las subastas competitivas de Deuda española.