En medio de un panorama mundial convulso, con dos guerras -una en Oriente Medio, otra el Ucrania- escalando en intensidad y amenazando gravemente a la Paz Mundial, y con las decisivas elecciones norteamericanas a la vuelta de la esquina, las grandes economías emergentes más importantes del mundo (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica), junto a sus nuevos socios en los llamados «BRICS+» (Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos). En la anterior cumbre de los BRICS de 2023 se acordó la adhesión como miembros de Argentina y Arabia Saudí, pero el gobierno de Milei -alineado férreamente en lo internacional con EEUU- ha rechazado finalmente ingresar, y Riad sigue deshojando la margarita, y no confirmar su integración.
Además la Cumbre de Kazán ha contado con la presencia de delegaciones de hasta once países más, y con la asistencia del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Una nutrida representación que muestra el creciente interés de múltiples naciones del Tercer Mundo -el llamado «Sur Global»- por integrarse o asociarse con este polo de poder mundial.
De hecho, los actuales miembros de los BRICS+ acordaron crear la categoría de «países socios», que además de reforzar sus relaciones económicas y políticas con el bloque, son candidatos a ser considerados para próximas adhesiones. Estos “estados socios” están integrado ahora mismo por: Turquía, Indonesia, Argelia, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Malasia, Uzbekistán, Kazajstán, Tailandia, Vietnam, Nigeria y Uganda.
Otro posible candidato a ser considerado como socio era Venezuela, pero ha sido vetado por Brasil, debido a que el gobierno de Lula -junto a Colombia y México- mantienen la presión sobre Nicolás Maduro para que muestre las actas de sus reciente proceso electoral.
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Fortalezas y debilidades del «Gran BRICS»
A pesar de los contratiempos que suponen la no integración de Argentina y (de momento) de Arabia Saudí -en los que se puede adivinar la larga mano de Washington- el bloque de los BRICS+ tiene ya un formidable peso en el mundo.
Su PIB conjunto suma un 26% del total mundial. Aún no supera al 43% del PIB global del G7 (EEUU junto a Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia), pero si este indicador se calcula con paridad de poder adquisitivo, tenemos que los BRICS+ suponen un 35% del PIB mundial, frente al 30% de Washington y sus grandes aliados.
En cuanto a la demografía, la superioridad de los BRICS+ es abrumadora. Con sus 3.570 millones de personas, suman un 43% de la población mundial, frente a los 778 millones de personas (aproximadamente el 9% de la humanidad) del G7. El «Gran BRICS» cubre el 31% de la superficie global, supone el 20% del comercio mundial. Su producción y reservas de petróleo representan aproximadamente el 40% del total planetario. Sus integrantes abarcan Asia, África, Europa y América Latina, reuniendo una rica diversidad de civilizaciones, y por ello representan fuertemente el impulso por un orden mundial multipolar.
Pero no todo son fortalezas. EEUU junto al resto del G7 sigue siendo muy superior en exportación de bienes y servicios, sumando un 31% del total mundial, y sobre todo en el terreno de las reservas de divisas la diferencia es abrumadora. Gracias al papel del dólar como divisa obligatoria de intercambio internacional, la moneda norteamericana supone el 58,22% de las reservas de divisas mundiales, y el euro el 19,78%. Las monedas de los BRICS todavía sólo suponen el 2,14% de las reservas de divisas mundiales.
Es por ello que uno de los puntos centrales de esta cumbre de Kazán ha sido impulsar una alternativa al dólar y al FMI, dos instrumentos claves de la hegemonía norteamericana y de su declinante orden mundial unipolar. El bloque ha decidido seguir construyendo un sistema de pago alternativo al dólar, el llamado ‘Puente Brics’, una plataforma para la liquidación y el pago digital entre los miembros del grupo.
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Alianzas y tensiones
Sin embargo, los principales fisuras de los BRICS aparecen en el plano político. En parte son inevitables debido a la naturaleza no hegemonista de este grupo. No es una asociación para disputarle la hegemonía mundial a EEUU, sino para impulsar un orden multipolar, donde los intereses de diferentes naciones y polos de poder puedan resolverse en pie de igualdad.
En este bloque hay potencias claramente enfrentadas al poder de la superpotencia norteamericana -China, Rusia o Irán-; otras que teniendo contradicciones con EEUU no buscan agudizar el antagonismo, como la India, Brasil, Sudáfrica o Etiopía; y otros miembros de los BRICS+ que tienen fuertes complicidades políticas y militares con Washington, como Egipto o Emiratos Árabes.
Aunque la pertenencia al mismo club del “Gran Brics” crea poderosos lazos y complicidades, existen tensiones entre varios de sus miembros que no pueden ser ignoradas.
China e India han mantenido siempre una relación bipolar, con importantes fricciones fronterizas y desconfianzas estratégicas. Aunque ambas potencias seguirán compitiendo por aumentar su influencia en Asia, recientemente Pekín y Nueva Delhi han alcanzado un acuerdo sobre sus fronteras himalayas que podría volver a alejar a Modi de la atracción de EEUU.
En Oriente Medio, Irán y Emiratos Árabes están en los dos lados opuestos de la trinchera que EEUU e Israel buscan cavar. A este foco de tensión se añadiría Arabia Saudí, si finalmente ingresa en los BRICS+, y también tenemos disputas como las que mantienen Egipto y Etiopía por la presa del Nilo.
Todas estas fisuras son potenciales puntos de fractura que el hegemonismo norteamericano busca “explotar” a su favor. Sin embargo, la oposición común al orden unipolar norteamericano es un poderoso pegamento político, y aunque la pertenencia al mismo club de los BRICS+ y su madeja de intereses económicos y políticos comunes crea muchas mejores condiciones para resolver estas contradicciones.
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El elefante ruso en la habitación
Por último pero no menos importante, está el elefante en la habitación: el agresivo proyecto imperialista de Rusia -el único miembro de los BRICS+ que no procede del Tercer Mundo, sino de una superpotencia hegemonista venida a menos- pone en peligro el pacífico tránsito a un mundo multipolar que pretenden el resto de sus socios, en especial China.
Las convulsiones desencadenadas por la invasión de Ucrania, que junto con la escalada de tensión en Oriente Medio instigada por EEUU y su gendarme israelí, son los dos principales peligros a la Paz Mundial y además de la estabilidad y la vida de millones de personas, suponen una seria amenaza para el comercio y la economía de los BRICS+.
Es por ello que desde China, India o Brasil llegan voces cada vez más insistentes a Rusia de que detenga la guerra sobre Ucrania. El primer ministro indio, Narendra Modi, ha ofrecido a India como mediadora entre Moscú y Kiev. Y de manera no oficiosa, China se ha mostrado muy preocupada por la implicación de tropas norcoreanas en la invasión de Ucrania, algo que podría multiplicar la ya elevada tensión entre las dos Coreas y servir a EEUU para reforzar el cerco militar contra Pekín.
Carlos dice:
Excelentes noticias
El 35% del PIB mundial frente al 30% norteamericano. Los EEUU ya son como el imperio británico en decadencia por mucho Trump o Kamala Harris que se pongan farrucos. Trump ya no podrá saquear los diamantes de Sudáfrica
Sólo faltamos los españoles, aunque como con Milei,pesa mucho el lastre Yankee, pero en el futuro nos uniremos a los hermanos hispanos y a los BRICS y controlaremos el 90% de los mercados mundiales
Viva el mundo multipolar