Ya está aquí. La “era Trump” está provocando un terremoto global que amenaza la paz, la democracia y el bienestar del planeta.
¿Qué alternativa necesitamos para detener estos ataques? Esta es la “pregunta del millón”, ante la que ya se están planteando respuestas diferentes pero que coinciden en una cuestión clave: unir y movilizar a la mayoría social que rechaza las políticas que tienen el sello del “trumpismo”.
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Un mapa para una alternativa
Estamos en un momento decisivo. Ya nadie lo duda. La cuestión es qué política necesitamos para enfrentarlo.
Y establecerla requiere partir de un “mapa de situación”, basándose en tres premisas: a quién nos enfrentamos y cuáles son sus planes; qué objetivos nos proponemos; y en qué condiciones están las fuerzas que pueden ser la base social de esa política.
En primer lugar nos enfrentamos a nueva etapa, abierta tras el retorno de Trump a la Casa Blanca. Los agresivos planes de la superpotencia son una grave amenaza. Para la paz mundial, con la insoportable agudización del genocidio en Gaza, la entrega de una Ucrania despiezada a Moscú, o un rearme que se financiaría con recortes sociales. Para el bienestar de la mayoría, con una ofensiva para degradar y privatizar las pensiones o la sanidad públicas. Para la democracia, con el avance de propuestas que recortan derechos y libertades.

Las políticas de Trump impulsan una ultraderecha vinculada con Washington, y que impone mensajes ultra reaccionarios, desde una xenofobia que busca aterrorizar a millones de trabajadores inmigrantes, al inhumano apoyo al genocidio en Gaza.
En segundo lugar esta situación nos impone un objetivo político: detener los proyectos que Trump, es decir Washington, pretende imponernos. Los hechos nos empujan a hacer todo lo posible para impedir que se consume la limpieza étnica en Palestina, evitar que se degrade nuestro Estado del bienestar para incrementar los tributos a la superpotencia, o detener el avance de las fuerzas más ultras y xenófobas.
Y en tercer lugar debemos tener en cuenta la situación de las fuerzas del pueblo. Hay una contra corriente que se enfrenta a las políticas “trumpistas”. Está presente en todo el planeta, y también en España.
Frente a la falsa idea de una sociedad que acepta pasivamente las políticas de Trump, lo que nos presentan los hechos es una población española que se rebela y aspira a avanzar en un sentido contrario.
Es una mayoría que está presente en la calle, en múltiples movilizaciones. Y se expresa cuando se pregunta directamente a la población.
El Barómetro del Real Instituto Elcano revela que el 82% de los españoles considera que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, y que es urgente detenerlo. Los datos de la última oleada del CIS confirman que el 74,5% considera que el gobierno debe garantizar una distribución justa de la riqueza, por ejemplo subiendo los impuestos a los más ricos. Y en el último informe IPSOS elaborado para La Vanguardia un 74% considera que la principal división de la sociedad es entre los ciudadanos de a pie y la élite política y económica.
Una mayoría transversal, que abarca desde las fuerzas más a la izquierda al PSOE o sectores conservadores, totalmente enfrentada a lo que Trump representa.
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Una respuesta que ya está aquí
Ya se están planteando respuestas que buscan crear las mejores condiciones para enfrentar las amenazas de la “era Trump”. Esta es una cuestión que está en el centro del debate político.
Rufián pone encima de la mesa la unidad de “la izquierda plurinacional”, ampliable a fuerzas de ámbito nacional. El PSOE sitúa la necesidad de unidad de “las fuerzas progresistas” para impedir un gobierno PP-Vox. IU aboga por una candidatura única de la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, “sin exclusiones”, buscando integrar tanto a Sumar como a Podemos. Y su federación asturiana ha propuesto un frente “de toda la izquierda”, que incluya también al PSOE…

Todas ellas deben tenerse en cuenta, forman parte de una misma corriente, la que intenta levantar una alternativa ante los graves peligros que enfrentamos.
Y coinciden en que para enfrentar esta batalla política, social y cultural solo hay un camino posible: ser capaces de alcanzar una unidad que supere las diferencias desde los principios que ya compartimos.
Estas propuestas unitarias se refieren a la formación de plataformas electorales. Esta es una cuestión que deberemos afrontar en futuras citas con las urnas. Pero mientras tanto, es necesario alcanzar puntos de encuentro prácticos, en la lucha por dar una solución a los problemas que nos afectan a la mayoría.
En estas cuestiones candentes, que determinan nuestras vidas, ya existe en los hechos, y a ras de suelo, una unidad amplia.
En muchas de las principales luchas que recorren el país -desde el movimiento para detener el genocidio en Gaza a la defensa de las pensiones públicas- ya trabajan codo con codo la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, votantes socialistas así como organizaciones y cuadros del PSOE, y plataformas que van más allá del campo de la izquierda, como las vinculadas con la Iglesia.
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El programa por la unidad ya está encima de la mesa
Es necesario identificar cuáles son los problemas cruciales que nos unen porque son generales, afectan a una amplia mayoría. Y ante los que ya existe un sentimiento unitario que coincide en la necesidad de enfrentarlos y en los ejes de una posible solución.
La realidad ya los ha puesto encima de la mesa. La agresividad que viene desde la superpotencia nos impone problemas políticos, económicos y sociales que solo es posible enfrentar desde grandes mayorías.
Las circunstancias requieren unidad. En torno a cuatro cuestiones nodulares:
1.- La defensa de la paz, en Gaza y en Ucrania.
Detener el genocidio en Gaza es una necesidad política y moral. La limpieza étnica ejecutada por el Estado de Israel, bajo el amparo de EEUU, es insoportable.
Y en Ucrania, Trump y Putin pretenden imponernos una falsa paz que legitime al invasor y ataque al país invadido. Sometiendo a la UE a un grado inasumible de servilismo.
Washington nos encadena también a un rearme que ha cruzado todos los límites. Y que supondría la quiebra del Estado del bienestar tal y como lo conocemos.
Existe un amplio consenso en la sociedad española que exige tomar todas las medidas para acabar con el genocidio en Gaza, defender a Ucrania frente al invasor ruso y no aceptar un rearme salvaje que se financiaría con recortes sociales.
2.- Garantizar el acceso a la vivienda.
La vivienda es ya el principal factor de empobrecimiento. Y afecta a una amplia mayoría. Impide la emancipación de los jóvenes. Y obliga a muchas familias a destinar buena parte de sus ingresos al pago de la hipoteca o el alquiler.
Grandes fondos norteamericanos son los principales caseros del país, y hacen su agosto a costa de la mayoría.
Una amplia mayoría coincide en la necesidad de tomar medidas para atajar el atraco de la vivienda: estableciendo un tope real al alquiler o impulsando un parque público de viviendas asequibles.
3.- Defender las pensiones públicas.
Las pensiones son un pilar básico del Estado del bienestar. Pero nos inundan de fake news sobre su “insostenibilidad”, preparando el terreno a futuros recortes y a su privatización. Y se atreven a enfrentar de forma insolidaria a los jóvenes con los pensionistas.
Una abrumadora mayoría de la sociedad española, a izquierda y a derecha, coincide en que las pensiones públicas no se tocan.
4.- La necesidad de Redistribuir la Riqueza.
Bancos, monopolios y capital extranjero baten récords de beneficios, mientras a casi la mitad de la población le cuesta llegar a fin de mes. Somos el país que más crece de la UE, pero esa riqueza está más concentrada en menos manos.
Existe un clamor sordo que recorre casi toda la sociedad española: hay que Redistribuir la Riqueza.
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La unidad más amplia

Una amplísima mayoría de la sociedad española se posiciona en contra de las agresiones y recortes que Trump encarna. Un “frente anti Trump” es necesario y posible. Puede abarcar desde la extrema izquierda al PSOE, y también sectores conservadores afectados por recortes y aranceles o que rechazan una hiper reaccionaria política plagada de genocidios y xenofobia.
Es el momento de trabajar por la unidad más amplia posible.
Mientras se desarrolla el debate sobre cómo articular políticamente esa unidad contra las políticas de Trump, debemos impulsar las luchas que ya están enfrentando las cuestiones que afectan a amplias mayorías. Esta es una línea política desde la que abordar en la práctica los grandes problemas que determinan nuestras vidas.
Las políticas de recortes que planean sobre Europa, el avance de un rearme que amenaza la cohesión social, la necesidad imperiosa de detener la masacre en Gaza, el peligroso avance de la ultraderecha… son hechos que nos exigen unidad.
Y existe una mayoría en la que apoyarse. Cuando descendemos a las cuestiones prácticas que nos afectan lo que aparece, a izquierda y también a derecha, es una base social amplia, antagónica con las políticas “trumpistas”, y que es posible unir para un programa de progreso.

