Reacciones rusas al golpe de mano de EE UU

Una sorpresa desagradable

Como «sorpresa desagradable» para Moscú califica la prensa rusa la noticia del golpe de mano de EEUU que le permite conservar su base militar de la capital kirguí­s, Manas, en vez de desmantelarla por completo. En un intento por no perder la única base que le quedaba en Asia Central y devolverle la jugada a Moscu, cundo hace unos meses Medvedev en una visita relámpago a Kirguizistán anuncio un acuerdo estratégico. A cambio de un sustancioso crédito de Moscú y la cancelación de todas las deudas de su vecino. En apariencia ya no será base militar sin una especie de aeropuerto de transito, tampoco será muy vergonzoso para Bishkek ya que la base se llama ahora «centro de logí­stica» para mercancí­as no letales un eufemismo de cara a la galerí­a, pero en los hechos conservara la estructura actual.

El diario Vedomosti. En un editorial titulado «Formalizar relaciones». Afirma «La decisión de las autoridades kirguizas de crear junto con EE.UU. un centro logí­stico de tránsito en el aerouerto internacional de Manás en vez de desmantelar por completo la base militar estadounidense, ha supuesto una desagradable sorpresa para Rusia. ¿Y por qué desagradable, si es necesaria para el abastecimiento de operaciones de la OTAN en Afganistán cuyos resultados positivos también son de interés para Rusia? Pero éste es un enfoque demasiado miope de la cuestión, pues en realidad los estadounidenses crearán un campo de operaciones en el Sur, interceptarán la influencia rusa y amenazarán sus confines. En los últimos tiempos, los esfuerzos diplomáticos rusos se basan en estas premisas.»La base de Manas es necesaria para dar apoyo logí­stico a las operaciones que la OTAN desarrolla en Afganistán y cuyo éxito, en principio, deberí­a interesar también a Rusia. Sin embargo, las gestiones diplomáticas de Moscú partí­an últimamente del supuesto de que EEUU procura crear una cabecera de playa en el sur, con lo cual reducirá la influencia rusa en la zona y podrá amenazar a sus fronteras.El presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakiyev, firmó en febrero una ley por la cual se clausurarí­a oficialmente la base después de que Rusia ofreciese a Bishkek más de 2.000 millones de dólares en concepto de ayudas y créditos. El mes pasado, la parte kirguí­s reiteró que el destino de la base no cambiarí­a después de que Washington ofreciera 30 millones de dólares en ayudas para ayudar a Kirguizistán a mejorar su sistema de tráfico aéreo. Parecí­a que la base se iba a clausurar a medida que se acababa el tiempo antes de la fecha lí­mite del 18 de agosto para la retirada de las tropas estadounidenses de la base. Fue, probablemente, un intento de afianzarse en el Asia Central y demostrar a Washington quién decide en estos asuntos y establece el precio. Desde que las fuerzas militares de la OTAN entraron en las regiones de «intereses especiales» de Rusia con el pretexto de «la lucha antiterrorista» en Afganistán, la colisión entre EEUU y Rusia es constante. Moscú ha interpretado que el anunciado incremento de tropas de Obama en Afganistán no está relacionado con el proclamado objetivo de combatir a los «talibanes», sino que más bien se trata de otro intento de los estrategas del Pentágono de envolver tanto a Rusia como a China en Eurasia para poder mantener el dominio militar global. Por ello, Rusia está actuando para asegurar su área de influencia en Asia Central. No es sorprendente que el Kremlin haya reaccionado frente a esos planes de EE UU para Asia Central. Con varias republicas exsoviéticas, dio dos importantes pasos para reforzar la seguridad en su flanco sur.La situación parece aún más desagradable por el hecho de que ya hubo precedentes, y no solamente con Kirguizistán. Turkmenia, por ejemplo, promete sus hidrocarburos ora a Gazprom, ora a China, ora a Europa. Bielorrusia consiguió de Moscú créditos y gas baratos pero todaví­a se resiste a cederle el control de sus empresas ni reconoce, contrariamente a las expectativas de Rusia, la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Toda clase de alicientes, fórmulas de canje y otros ardides diplomáticos de Moscú no funcionan. Las naciones vecinas entendieron hace tiempo que pueden incumplir promesas verbales: Rusia volverá a tenderles la zanahoria para solicitar nuevos favores. Pero la paciencia del Oso ruso tiene un limite, de momento parece estar hibernando a la espera de cómo se desarrollan los acontecimientos, en su relación con la diplomacia inteligente de Obama. A moscu todaví­a le qudan unas cuantas cartas so bre la manga, con respecto a las rutas de abastecimiento del Afpak, la negociación del tratado nuclear y su influencia en el asunto del programa nuclear de Iran. Sobre todo por que como contrapunto a esta situación ha concluido la construcción de una fuerza de acción inmediata en la OTSC, organización construida a la medida de Moscu en su área de influencia, como contrapunto a la OTANMoscú ya prometió «una respuesta idónea» a Bishkek pero todaví­a no pierde la esperanza de evitar la confrontación. Las expectativas del gobierno ruso, al manejar el asunto al contrario que otras veces con una respuesta expeditiva como en Georgia, que la prensa y los analistas rusos afirman que se cumplirá, si los presidentes Dmitri Medvédev y Barack Obama, al reunirse en la capital rusa el próximo 7 de julio, acuerdan el tema de la presencia militar estadounidense en el Asia Central a cambio de algunas concesiones en materia del escudo antimisil en la Europa del Este o la admisión de Georgia y Ucrania en la OTAN

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