Terrassa: un "frente común" contra el cierre de Delphi en Sant Cugat

Una secuela más de la dependencia industrial

El anuncio lo hizo a través de la consultora MOA, encabezada por Joan Josep Berbell, ex director de la agencia catalana de empleo de la Generalitat durante el gobierno del tripartito. 540 trabajadores industriales directos y 200 indirectos engrosarán las listas del paro salvo que las instalaciones sean adquiridas por otra empresa.

Delphi Sant Cugat es la cuarta planta que cierra de las siete que posee en España y que tan sólo hace una década tenía una plantilla de 1000 trabajadores. La dirección, cómo no, ha esgrimido pérdidas para justificar el cierre, aún cuando a nivel global la compañía ha aumentado un 6% los ingresos.

Fabrican bombas de inyección para diésel, que en su mayoría son exportadas, siendo Damler (mercedes) y Renault sus principales compradores. Una cuota menor destinada al mercado español se fabricará a partir de enero en Rumanía. «Las multinacionales, sobretodo norteamericanas, alemanas y francesas vienen y se van con el beneplácito de las sucesivas administraciones postradas una y otra vez a sus intereses y constantes chantajes»

De los tres sindicatos con representación en la empresa, CCOO, UGT, y CGT, todos ellos muy parejos en fuerza, los dos primeros han postergado las movilizaciones por cuanto que existen unas quince empresas interesadas en su adquisición. De ellas, cuatro con ofertas bastante avanzadas y una en concreto muy conformada que mantendría a 250 trabajadores en plantilla.

El anuncio de las intenciones de la dirección de cerrar la empresa ha encendido las alarmas entre los municipios de la comarca dado el peso especifico de la empresa y, a iniciativa de algunos alcaldes, se ha propuesto una especie de mancomunidad entre municipios, sindicatos y entidades publicas, entre ellas las universidades, para hacer todo lo posible por detener el cierre mantener la fábrica y mantener los puestos de trabajo.

Exigen la implicación de la Generalitat y la administración central para tomar medidas e impedir que las empresas implantadas en la comarca cierren o se deslocalicen.

«Esto pasa inevitablemente por no perder empresas de la talla de Delphi»,según la declaración firmada el 30 de abril de 2014 por 23 alcaldes del Vallès, los representantes comarcales de los sindicatos UGT y CC.OO., las patronales Pymec y CIE del Vallès, los presidentes de las cámaras de comercio, los rectores de las tres universidades con presencia en el territorio (UAB, UPC y UIC) y la Fundación Esdi.

Y es que a nadie escapa que son puestos de una calidad alta y que la comarca, fuertemente industrializada de estos años de crisis y saqueo , esta en la senda de convertirse en un erial.

Reindustrilaización, la alternativaLa defensa de la máxima unidad, tanto de trabajadores, sindicatos, municipios y administraciones es imprescindible para que la defensa empecinada de los empleos de Delphi sea una victoria. Tanto en las negociaciones como en la movilización. Poniendo por todas las partes la carne en el asador para revertir la constante desindustrializacion de la comarca. Empleos industriales en empresas de alto valor añadido que, en el mejor de los casos, son sustituidos por empleos en el sector servicios de empresas que anidan para exprimir al límite la legislación laboral que lo permite todo en el terreno de la precariedad y los infrasalarios.

Pero con esto no basta, es necesario un plan nacional de reindustrialización. España es ya desde hace muchas décadas un territorio de libre y cómoda circulación para las multinacionales, sobretodo norteamericanas, alemanas y francesas. Hoy en día aún más amparadas en la legislación de la unión europea hecha a su medida. Vienen y se van con el beneplácito de las sucesivas administraciones postradas una y otra vez a sus intereses y constantes chantajes. Sumisos a las exigencias de flexibilidad laboral y facilidades fiscales y muy a menudo amantecados con prebendas.Carecemos de un proyecto de industria nacional, también porque, sobretodo el capital financiero nacional regentes de la economía española, son vasallos políticos y cada vez mas dependientes económicamente de los grandes capitales monopolistas y vale decir otra vez norteamericanos alemanes y franceses.

Disponer del extraordinario capital que concentran, de los rescates que se han agenciado y de una buena parte de sus jugosos beneficios es indispensable para levantar un proyecto industrial con futuro para el país. Disponer de los resortes políticos y construir una mayoría social para hacerlo, la condición necesaria para acometerlo, Solo así podemos acabar con la máxima que rige la política económica española donde prometen pan para hoy y aseguran hambre para mañana

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