Una sanidad universal, gratuita y de calidad

Los recortes en sanidad no han logrado detener uno de los hitos históricos más importantes de la sanidad pública española. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) cerraró 2016 como líder mundial de trasplantes por 25 años consecutivos. Y además como el país con más donantes -4- por millón, un 12% más.

Tres son las claves, según el director de la ONT, Rafael Matesanz. Primera, la solidaridad de los ciudadanos. Segunda, la calidad de nuestro sistema nacional de salud, que permite garantizar su viabilidad. Y tercera, el sistema de organización conocido internacionalmente como “modelo español”. Un modelo que garantiza no solo un protocolo para que nada quede al azar y todo esté perfectamente organizado, sino que ordena los trasplantes de manera justa independientemente del nivel económico y de clase.

El éxito de la ONT ponen de manifiesto que el sistema nacional de sanidad pública tiene las bases para garantizar una sanidad universal, gratuita y de calidad. Por la calidad de los profesionales, por la red de centros y por la solidaridad y confianza en el sistema sanitario.

Sólo hace falta voluntad política para tomar las medidas necesarias que pongan la sanidad pública al servicio de las necesidades de la mayoría; al servicio del pueblo y no de los intereses de negocio de las grandes farmacéuticas, los monopolios y las exigencias exteriores.

En primer lugar revertir los recortes y la privatización: aplicando medidas de redistribución de la riqueza, que destinen los recursos necesarios a la sanidad pública.

Segundo, asegurar la cobertura universal sobre la base de una sanidad preventiva y más eficaz: aumentando el personal sanitario hasta hasta los niveles que reclaman las sociedades científicas y profesionales; poniendo la Asistencia Primaria en el centro del sistema; y aplicando la medicina especializada al servicio de prevenir y curar las patologías más graves y reducir drásticamente las listas de espera.

Tercero, impulsar el desarrollo de todas las capacidades productivas y científicas del país: crear un tejido productivo farmacéutico y tecnológico, basado en la I+D+i capaz de producir desde genéricos a nuevas patentes en competencia con las grandes farmacéuticas y tecnológicas.

Cuarto, rebajar el gasto farmacéutico: mediante una central estatal de compras que unifique la compra y diversifique los pedidos a países que venden a mejores precios que las grandes multinacionales y farmacéuticas.

Quinto, democratizar las gestión sanitaria: poniéndola en manos de los profesionales y asociaciones ciudadanas; endurecer por ley el castigo a los delitos contra la salud y que a la vez reconozca, atienda y proteja activamente a las victimas, evitando la prescripción de los delitos contra la salud pública.

Sexto, crear una agencia independiente de evaluación de terapias, tanto farmacológicas como tradicionales.

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