El caso de los espí­as en EE UU

Una respuesta ridí­cula

Fidel Castro, afirmó este lunes que la confrontación con Estados Unidos (EE.UU.), «es ideológica», y que Cuba «nada tiene que ver con la seguridad de ese paí­s», en respuesta a la reciente detención de dos ciudadanos estadounidenses, de 70 años de edad, acusados de haber espiado durante 30 años para el gobierno de Cuba. «Comenzará ahora el juego de la supuesta justicia contra dos personas trituradas de antemano moralmente con acusaciones que predeterminan la conducta del jurado, que debe decidir si son culpables o inocentes», puntualiza el lí­der Fidel Castro en sus nuevas reflexiones, publicadas este domingo por Cubadebate.

Fidel Castro ha asegurado este sábado que la detención del matrimonio estadounidense acusado de esiar para Cuba es una «historieta» de su vecino del norte, Estados Unidos. El ex presidente ha explicado en una nueva columna de Reflexiones, publicada en el diario Granma, que la detención de Walter Kendall Myers y de su esposa Gwendolyn Steinbrager Myers es una «respuesta ridí­cula» a la decisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) de levantar la suspensión al régimen de la isla, algo que Castro considera una derrota de EE UU.Castro hizo notar que el momento escogido para explotar el asunto ocurre inmediatamente después de que Estados Unidos se unió esta semana al consenso para eliminar la exclusión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) y cuando se están produciendo contactos entre los dos gobiernos sobre asuntos importantes de interés común. Replicando a una parte de la acusación, según la cual la pareja se entrevistó con el propio Castro en 1995, el ex presidente cubano dijo que apenas podrí­a recordar detalles de una reunión con dos personas, debido a que ha recibido a numerosos estadounidenses durante décadas.De confirmarse la acusación contra los Myers, serí­a el caso de infiltración cubana en Estados Unidos de más alto rango, después del que protagonizó la puertorriqueña Ana Belén Montes, ex analista de inteligencia del Departamento de Defensa estadunidense, quien fue condenada en 2002 a 25 años de cárcel por haber suministrado información clasificada a La Habana durante 17 años. Poco después de que Montes fuera sentenciada, el entonces canciller cubano Felipe Pérez Roque manifestó que sentí­a profundo respeto y admiración por la mujer, quien en ese momento tení­a 45 años de edad.A diferencia de muchos casos en la historia, la puertorriqueña no cobró por sus servicios, según dijo a las autoridades estadunidenses y confirmó Pérez Roque: Jamás recibió dinero de Cuba. Actuó movida por la ética y por un admirable sentido de justicia. El dí­a en que cesen las agresiones y los actos terroristas contra Cuba y se nos deje vivir en paz, no será necesario que hombres y mujeres de la estatura moral de Ana Belén Montes o de los cinco cubanos también injustamente presos en Estados Unidos sacrifiquen sus vidas, sus familias y sus intereses personales para defender la tranquilidad y el derecho a la vida de nuestro pueblo.Como en el caso de Ana Belén, Castro subrayó hoy que las inculpaciones contra los Myers reconocen que nunca buscaron dinero o beneficios personales. Por mi parte, puedo asegurar que como cuestión de principios jamás hemos torturado a nadie ni hemos pagado para obtener información alguna.En un trayecto pausado, Obama ha emprendido lo que su gobierno llama la mayor aproximación a Cuba en casi medio siglo, al liberar los viajes a la isla de los cubanos que viven en Estados Unidos y el enví­o de las remesas a sus familiares; al reiniciar también conversaciones sobre migración y avenirse al acuerdo de la OEA.Lo curioso es que esa noticia sale a la luz 24 horas después de la derrota sufrida por la diplomacia de EU en la OEA, escribió. Es verdaderamente extraño que si esas personas estaban bajo control, debido a que agentes del FBI los engañaron haciéndose pasar por espí­as cubanos, ¿por qué no fueron arrestados antes y lo hacen en este momento?Castro también aludió a los cinco agentes cubanos condenados en EU por varias acusaciones, entre ellas la de conspiración para el espionaje, cuyo juicio ahora está en apelación ante la Suprema Corte. Dijo que actuaron por imperativos de sus propias conciencias y merecen, a mi juicio, todos los honores del mundo.

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