La fulgurante ascensión de OHL, el holding de Villar Mir

Una peseta… y muchos contactos

El imperio económico de Villar Mir, nucleado en torno a OHL es la sexta compañí­a de infraestructuras de España y el último fichaje del selectivo í­ndice Ibex 35, con valor en bolsa de 723 millones de euros (120.297 millones de las antiguas pesetas). Su sucesión -asegurada dentro del clan familiar- copa las portadas de los periódicos económicos. Pero es mucho más interesante como OHL llegó a ser lo que hoy es. La combinación de los nutridos contactos polí­ticos de Villar Mir -ex vicepresidente y cuadro del Estado durante décadas-, y la alianza con sectores oligárquicos -concretamente el Santander- le permitió aprovechar, muchas veces rozando el fraude, los años de expansión.

El Gruo Villar Mir es el mayor holding de capital exclusivamente español, con 7.200 millones de facturación y 500 millones de beneficios. Incluye el mayor productor de fertilizantes de Europa (Fertiberia), el líder mundial en la producción de silicio metal (Ferroatlántica), Inmobiliaria Espacio, una de las pocas compañías del sector que está creciendo en plena crisis, y GVM Energía, cabecera bajo la cual ha aglutinado los activos que ya tenía en el sector. Estos días se ha destacado que OHL nació cuando, en julio de 1987, Villar Mir compró, por sólo una peseta, la constructora Obrascón. La sagacidad empresarial de Villar Mir habría hecho el resto. Pero los caminos de la expansión de OHL son mucho más turbios. Conviene saber que Villar Mir fue, durante tres décadas, uno de los más destacados cuadros del Estado. Presidió buena parte de las empresas públicas, y fue vicepresidente económico y ministro de Hacienda de los primeros gobiernos de la transición. Esa prolífica carrera política dejó a Villar un ramillete de decisivos contactos para influir en la administración pública, y beneficiarse de sus decisiones. Empecemos por la “mítica” compra de Obrascón por una peseta. Esta constructora, así como también Inmobiliaria Espacio, las dos patas del holding del ladrillo que será OHL, fueron compradas a Altos Hornos de Vizcaya. Curiosamente, Villar Mir había presidido el gigante vasco durante los años sesenta, y conocía de primera mano que ambas empresas, a pesar de la ruinosa gestión, eran una mina de beneficios. Este es un guión que se repite insistentemente en cada uno de los saltos delante de OHL. Con más información privilegiada y contactos que dinero, Villar Mir nada con extrema habilidad y voracidad en las aguas turbulentas de la crisis de los ochenta. Con el respaldo financiero del Banco de Santander –que en esos momentos, y ya bajo la batuta de Emilio Botín se iba encaramando, con una estrategia ultra agresiva, a los primeros escalones de la banca española-, Villar Mir se dedica a adquirir empresas en crisis por ínfimas cantidades, que “milagrosamente” se ponen a producir beneficios cuando son adquiridas por OHL. En 1992, adquiere Ferroatlántica, otra empresa en problemas, a Carburos Metálicos. Algunas operaciones estuvieron en el ojo del huracán, como Fesa (actual Fertiberia), cuyas raíces enlazan con la época de la ahora denostada beautiful people de Javier de la Rosa, que dirigía el grupo cuando presentó suspensión de pagos, en 1992. Villar Mir dio el triple salto mortal con dos importantes operaciones. Primero, en 1998, con la absorción de Huarte por parte de Obrascón; y, un año después, con su matrimonio con Laín. Acababa de nacer OHL, desde entonces, la sexta constructora del país. Y llegaba en el momento preciso, justo cuando estalla el “boom inmobiliario”, para el que Villar Mir había acaparado las primeras posiciones que le permitirán beneficiarse de las ingentes plusvalías del ladrillo. De la mano de la expansión internacional oligárquica –y otra vez en alianza con el Santander, que le presta respaldo financiero-, Villar Mir giró sus ojos hacia Hispanoamérica, especialmente en Brasil y México. Estos “contactos”, y no la “sagacidad empresarial” de Villar Mir, son la auténtica fuente de la expansión de OHL.

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