Mientras que el Estado de Israel sigue cometiendo en la Franja de Gaza la ofensiva militar más atroz del siglo XXI con la aparente impunidad que le confiere el manto protector de EEUU, en el resto del mundo Netanyahu está perdiendo de forma clamorosa la batalla del relato.
La inmensa mayoría de la opinión pública mundial -incluyendo buena parte de las ciudadanías occidentales, cuyos gobiernos se han alineado con Washington y Tel Aviv- condena con dureza el genocidio israelí sobre la Franja de Gaza, y no duda en exigir un alto el fuego inmediato y apoyar la justas reivindicaciones de paz y autodeterminación del pueblo palestino.
Según la ONG norteamericana Armed Conflict Location and Event Data Project (ACLED), desde que comenzó la gravísima crisis en Gaza -primero con los ataques terroristas de Hamás el 7 de octubre, e inmediatamente después, con el inicio de las operaciones de castigo colectivo de Israel sobre la Franja- se han producido más de 7.500 manifestaciones en todo el mundo relacionadas con el conflicto.
De ellas, apenas un 10% han sido en apoyo a Israel -organizadas sobre todo en Europa y EEUU- y se concentraron en los primeros días, cuando pesaba más el impacto del horror de los asaltos terroristas de Hamás sobre los kibutz, o la masacre del Nova festival.
El resto, el 87% de las marchas, manifestaciones y acciones de protestas -más de 6.500 movilizaciones, muchas de ellas abrumadoramente multitudinarias- han sido inequívocamente en apoyo a Palestina, exigiendo un alto el fuego inmediato y la apertura de corredores humanitarios, denunciando el genocidio de Israel y la complicidad en la masacre de gobiernos como el de Washington y otras potencias occidentales, y exigiendo la actuación de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el gobierno israelí por crímenes de lesa humanidad. Con consignas como «Palestina Libre, desde el río hasta el mar», «Liberad a los rehenes, alto el fuego ya», «No en nuestro nombre» (especialmente las organizadas por colectivos judíos contra la guerra) o «Biden, Netanyahu, no os podréis esconder».
Las marchas por Palestina se multiplicaron tras los primeros días de bombardeos de Israel sobre la población civil en la Franja de Gaza -ataques sobre barrios residenciales, campos de refugiados, mercados, escuelas, convoyes humanitarios, ambulancias, denunciados por la ONU como «crímenes de guerra» e investigados ya por la CPI de La Haya- y especialmente tras el brutal impacto de un misil sobre el hospital Al Ahli de la ciudad de Gaza el día 17 de octubre, que segó la vida de medio millar de gazatíes.
En los días posteriores, las manifestaciones propalestinas superaron las 400 en todo el mundo, pero desde entonces ese número se ha multiplicado casi por 17, dando lugar al movimiento antibelicista más potente y multitudinario a nivel global desde la guerra de Irak, y en algunos países, desde la guerra de Vietnam.
Por obvias razones de hermandad cultural, la punta de lanza del movimiento global contra el genocidio en Gaza son los países islámicos, un inmenso arco desde Marruecos hasta Indonesia. La más masiva de las marchas hasta ahora se ha registrado en la capital indonesia, Yakarta, con la impresionante cifra de dos millones de manifestantes. Pero marchas igualmente masivas se han registrado en Jordania, Líbano, Siria, Turquía, Irán, Pakistán, Argelia, Yemen, Omán, Marruecos, Irak, Qatar, Emiratos, Malasia, Bangladesh, Mauritania…
Otro de los puntos álgidos de las manifestaciones se ha producido justamente en los países donde sus gobiernos han cerrado filas de forma más incondicional con Israel, incluso llegando a prohibir las marchas antibelicistas, o hasta la exhibición de banderas palestinas en público.
En EEUU las movilizaciones por Palestina ya son el movimiento de protesta más masivo desde las grandes marchas pacifistas de los 70 contra la guerra de Vietnam. La marcha por Palestina sobre Washington del pasado 6 de noviembre congregó a 300.000 manifestantes llegados de todo el país, igualando a la mayor manifestación de la historia de EEUU: la Marcha por el trabajo y la libertad de Martin Luther King de agosto de 1963. Por toda EEUU, especialmente en las grandes ciudades de la costa este -Nueva York, Boston, Filadelfia-, los Grandes Lagos -Chicago- o la costa oeste -Los Ángeles, San Francisco, Seattle- pero también en grandes urbes del sur -Houston, Phoenix- cientos de miles de personas han marchado denunciando el alineamiento de Biden con Israel, y exigiendo el fin del apoyo militar de EEUU al estado sionista.
En Europa, las marchas más multitudinarias con diferencia se están registrando en Reino Unido, con más de medio millón de manifestantes marchando cada fin de semana por las calles de Londres, pero también en Escocia, Gales o Belfast. Las marchas han sido masivas también en Berlín, Madrid, París, Bruselas, Roma, Atenas, Copenhage…
Pero el movimiento por el alto el fuego es auténticamente global. Desde Tokio a Buenos Aires, desde Sidney a México DF, desde Manila a Santiago de Chile.
La superioridad militar de Israel y EEUU les permiten avanzar por la Franja, llenando Gaza de sangre y ruinas, pero están perdiendo la batalla del relato de un mundo cada vez más multipolar, donde la narrativa de los lobbies sionistas y de los medios de comunicación occidentales ya no es hegemónica. El mundo entero clama por el fin del horror genocida de Israel contra Palestina.