Informe Oxfam Intermón

Una pandemia con carácter de clase

El último informe de la ONG Oxfam Intermón -publicado como viene siendo habitual, el mismo día que algunos de los más selectos miembros de las oligarquías financieras del planeta, junto a sus más destacados gestores, se reúnen en la ciudad suiza de Davos- presenta conclusiones reveladoras sobre lo que han dado acertadamente en llamar «el virus de la desigualdad».

El dossier ha revelado que la pandemia de Covid-19 ha potenciado la desigualdad económica en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, agrandando un abismo social sin precedentes desde que empezara a registrarse este tipo de datos hace más de un siglo.

Por culpa de la pandemia y la gravísima crisis económica y social a ella asociada, la humanidad tardará como mínimo 14 veces más en reducir la pobreza hasta el nivel previo a la pandemia que el tiempo que han tardado las mil personas más ricas del mundo (en su mayoría hombres blancos) en recuperar su riqueza. 

Porque la triple crisis -sanitaria, económica y social- no es igualitaria, y algunos, unos poquísimos, no la han notado o ya se han repuesto. Los mega-ricos han recuperado las pérdidas ocasionadas por la pandemia en un tiempo récord, mientras que miles de millones de personas vivirán en situación de pobreza al menos una década.

El informe de Oxfam pone luz y taquígrafos a cómo una élite súper rica -los dueños de las grandes concentraciones de capital, como la dueña del Santander Ana Patricia Botín, que intervino en Davos- continúa acumulando riqueza en medio de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, mientras miles de millones de personas se enfrentan a grandes dificultades para salir adelante. El informe también revela cómo la pandemia está profundizando las históricas desigualdades económicas, raciales y de género en todo el mundo.

Desde el inicio de la pandemia, la fortuna de los 10 hombres más ricos del mundo ha aumentado en medio billón de dólares, una cifra que financiaría con creces una vacuna universal para la COVID-19 y que garantizaría que nadie cayese en la pobreza como resultado de la pandemia. Al mismo tiempo, la pandemia ha desencadenado la peor crisis laboral en más de 90 años, y cientos de millones de personas se encuentran subempleadas o sin trabajo.

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