La polémica vacuna del Papiloma

Una moratoria necesaria

Los recientes casos de graves reacciones a la recién estrenada vacuna contra el Virus del Papiloma Humano para prevenir el cáncer de cérvix ha puesto encima de la mesa una iniciativa que lleva, desde el anuncio hecho por el ministro de Sanidad, ganando apoyos.

La asociación científica CAPS (Centro de Análisis y Programas Sanitarios) ha aglutinado la firma de más de la mitad de los catedráticos de Salud Pública de las universidades esañolas en un manifiesto en el que piden una moratoria de la vacuna contra el virus del papiloma humano. Más de ocho mil firmas, entre las que están profesionales sanitarios y de otros campos, pide que se interrumpa la vacunación, abrir un debate sobre la vacuna y hacer un seguimiento de sus posibles reacciones adversas. Los argumentos de que presenta el colectivo que solicita la moratoria no son baladí, son a tener en cuenta. Han calculado que salvar una vida a través de las campañas de vacunación costaría alrededor de 8 millones de euros, teniendo en cuenta que la vacunación no elimina la necesidad de hacer los controles ginecológicos que hoy en día mantienen la incidencia española de cáncer de cérvix como una de las más bajas de Europa. El hecho es que la vacuna no cubre todas las cepas del virus relacionado con el cáncer de cérvix. Esta vacuna sólo ha demostrado que previene la infección de dos cepas de alto riesgo del Virus del Papiloma Humano, la 16 y la 18, y que en España, según un estudio, serían solo los responsables del 28,2% de los cánceres de cervix. Además, se ha aprobado su aplicación a pesar de existir dudas, muchas dudas, sobre su eficacia para prevenir un número relevante de muertes por cáncer de cérvix. El motivo es que no se ha podido comprobar este extremo, puesto que los efectos de la vacuna no se espera sean visibles hasta treinta años después de su aplicación. Existen, según ellos, posibilidades reales de cortar el proceso antes de su desarrollo, con la inmunidad natural y con el cribado de lesiones precancerosas y su tratamiento, con lo que hay que potenciar estos métodos preventivos. Y denuncian que son los intereses de las grandes farmacéuticas, en este caso la vacuna Gardasil pertenece a la norteamericana Merck, las que presionan para “crear un clima de opinión favorable, exagerando los riesgos para convencer de que existe un problema, para el que ellos tienen luego la solución.” Puedes leer el manifiesto en la web caps.pangea.org.

Deja una respuesta