El pasado 8 de marzo se celebró en España la primera huelga feminista. Según el Ministerio de Trabajo, hasta 2,5 millones de personas la secundaron. Es la expresión de una marea de lucha contra los recortes que recorre prácticamente todos los sectores sociales, y que ha parado de crecer.
En las últimas semanas hemos visto huelgas y movilizaciones de médicos, estudiantes y profesores, funcionarios, bomberos, trabajadores de Correos, pilotos, trabajadores de Alcoa o Amazon… incluso los jueces -algo que jamás había sucedido- se han movilizado en protesta contra la falta de medios que, agravada por los recortes, convierte la administración de justicia en un caos.
Son las últimas manifestaciones -vendrán muchas más- de una respuesta popular contra la ejecución de los recortes de una extensión y amplitud que en muchas ocasiones es desconocida o incluso se oculta.
Desde 2010, fecha de inicio de la ejecución de los recortes, se han desarrollado en España más de 7.000 huelgas. Eso significa casi 3 huelgas registradas diariamente, 82 cada mes.
Detrás de la huelga, el punto más elevado, hay todo un proceso de movilización (concentraciones, encierros, asambleas, manifestaciones…). Esta profusión de huelgas se ha dado en unas condiciones más difíciles, con un aumento del paro y una reforma laboral que facilita el despido.
En el número de manifestaciones, según los datos proporcionados por el Ministerio del Interior, es donde mejor se refleja el grado de movilización y respuesta popular. En 2012, 8,5 millones de personas, es decir uno de cada cinco españoles, participaron alguna vez en una manifestación. A falta del cierre definitivo de las estadísticas, todos los datos apuntan a que este año serán en torno a 7 millones los ciudadanos que han acudido a las distintas manifestaciones convocadas.
¿Qué relación guarda esto con el 14-D? Las raíces de la actual efervescencia de movilizaciones entronca con el éxito de la mayor huelga general celebrada en España.
Han surgido movimientos de nuevo cuño, desde el 15-M a la lucha contra los desahucios o las movilizaciones feministas, cuya importancia es evidente, pero -y este es un hecho que se nos intenta ocultar- la lucha de la clase obrera ha seguido siendo punta de lanza.
La huelga general de 2010, convocada por los sindicatos, abrió el camino a la explosión de las diferentes luchas contra los recortes. Y las dos huelgas generales convocadas en 2012, en las que participaron 10,4 millones de trabajadores, sentaron las bases para una explosión de movilizaciones que sigue recorriendo todo el país.
Hoy, la actividad de lucha de la clase obrera sigue siendo clave en impulsar y mantener la movilización. Las actividades de lucha impulsadas por los sindicatos suponen la mitad de todas las movilizaciones convocadas en el país.
El propio Nicolás Redondo Terreros, ex secretario general de UGT durante el 14-D, hace una revisión crítica del papel de los sindicatos, afirmando que “no hemos sabido dar una respuesta” y reclamando un sindicalismo más combativo, “con una actitud menos defensiva y más ofensiva”.
Pero conviene recordar que en los sindicatos, especialmente en sus bases, está presente una tradición combativa que hoy sigue siendo una de las vigas maestras de la lucha contra los recortes.
La actividad de lucha de la clase obrera sigue siendo clave en impulsar y mantener la movilización contra los recortes