Luchas estudiantiles.

Una lí­nea justa de lucha contra Bolonia.

Vuelven las movilizaciones estudiantiles en SevillaSe encerraron en la universidad, se manifestaron, rellenaron encuestas y están organizados como lataforma. Los estudiantes de la universidad Hispalense siguen contra Bolonia tras finalizar los exámenes.La Plataforma No a Bolonia formada pro estudiantes de diferentes universidades sevillanas, tras hacer un pequeño paréntesis por los exámenes de enero, continúan con las movilizaciones en el presente mes. Mientras la Universidad de Sevilla sigue sin mantener contacto alguno con los estudiantes, las reivindicaciones son claras y justas.Que se mantenga un debate público por parte del rectorado, de manera que los alumnos puedan votar en asamblea el rechazo o aprobación de los nuevos planes de estudios. El representante de la plataforma Joaquín Luque dejó muy claro que este tipo de cuestiones deben debatirse en el Claustro, en el cual España goza de una representación estudiantil mayor que en toda Europa, un 30%. Si bien el porcentaje puede ser insuficiente, hay que activar y exigir mecanismos más democráticos en las Universidades españolas, y esta lucha toma esa línea justa de exigencia para que el rechazo a Bolonia se ponga sobre la mesa y se pueda decidir de forma democrática.Los estudiantes son un ejemplo de lucha ejemplar, que no están dispuestos a que se decida unilateralmente el futuro de los universitarios de nuestro país. En cambio el rectorado, no solo se niega con un silencio absoluto a mantener algún tipo de contacto o diálogo frente a las exigencias que se le hace, sino que ya tomaron la medida de cortar la calefacción de la universidad por la noche durante los encierros celebrados. Tampoco se les permitió el acceso a la reunión celebrada el día 17 por el Consejo Social.Es una lucha silenciada y justa que recorre de punta a punta el país. Quizás se silencia por la justeza de las exigencias que ponen sobre la mesa el dedo en la yaga, la falta de democracia en las universidades, donde se decide la formación de nuestros futuros médicos, ingenieros, profesores, abogados… y que ya no dependerá de que uno sea un estudiante avanzado, si no como punto cero, que se tenga dinero para pagar a la universidad. Un plan que no es bueno ni para los estudiantes ni para la gente, que toma la dirección del negocio por delante de una elección que sirva para que nuestros licenciados puedan ser los más avanzados de la sociedad.

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