El fiscal exculpa a los polí­ticos responsables del incendio de Guadalajara

Una «justicia» incendiaria

«Se trata de una tragedia que se pudo evitar» es lo que es sustancia dictamina la juez del caso, pero lo que cambia -con su sentencia- el fiscal. El fiscal pide dejar sin efecto la inculpación a técnicos y polí­ticos inculpados por la juez del caso. Sólo pide sentar en el banquillo al autor de la barbacoa por el que pide entre cinco y diez años de prisión por delito de incendio imprudente.

La investigación contaba con 20 imutados, pero según el fiscal sólo uno, el excursionista que organizó la barbacoa, es responsable del incendio. Con esta sentencia el fiscal quiere decirnos que estamos ante una catástrofe inevitable, pero ¿no es cierto que a las condiciones del inicio del incendio se sumaron a la responsabilidad de quienes tendrían que tomar medidas para prevenir los incendios? Como han denunciado quienes participaron en la extinción del incendio fue la absoluta descoordinación y falta de medios la causa de la mayor parte de las víctimas (11 en total) y que el incendio se extendiera arrasando 13.000 hectáreas, quemando más de 150 millones sólo de pinos. Se ha denunciado hasta la saciedad cómo en el incendio de Guadalajara los medios aéreos empezaron muy tarde y los medios terrestres eran muy escasos, sobre todo en los primeros momentos del incendio, que es cuando hay que pararlo. Entre los imputados por la juez, que hoy pueden descansar impunemente, estaba la ex consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla-La Mancha, Rosario Arévalo, quien cometió un delito de incendio forestal por imprudencia grave por la defectuosa ejecución "del plan de emergencias, la tardanza en la localización y movilización de medios humanos y materiales". Lo que era una oportunidad “de oro” para sentar un precedente en la responsabilidad por los incendios forestales, se ha convertido en una descarada maniobra para mantener la impunidad de algunos cargos. ¿Dónde queda la responsabilidad de aquellos cuya labor es, en caso de que se produzca un incendio, limitar al máximo su extensión y sus consecuencias ecológicas y humanas? Si en el caso de Guadalajara, por no hablar de casos anteriores, si no se depuran estas responsabilidades ¿cómo prevenir y controlar los futuros incendios? ¿Nadie responde de los planes de emergencia y su ejecución? Exculpar a los responsables es una “justicia incendiaria”, una justicia criminal, que perpetúa las condiciones para que incendios como el de Guadalajara se reproduzcan. Organizaciones ecologistas y la gente del campo coinciden en que hay que cambiar definitivamente las estrategia de lucha contra el fuego. Pasar de lo que se llama “cultura del fuego”, basada en dedicar los recursos a medios para apagar los incendios, a la “cultura de la prevención”, para evitarlos y, en caso de que estallen, evitar que se conviertan en tragedias humanas y ecológicas. Desde 1960 han ardido en España 6’5 millones de Hectáreas, es decir ha desaparecido la cuarta parte de la riqueza forestal de nuestro país. ¿Cuánto tiene que arder de nuestro país antes de que se tomen medidas serias para la prevención de incendios?

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