Pacto de Estado contra la justicia universal

Una ignominia contra los pueblos

No se trata de un pequeño cambio en la jurisdicción española debido, según sus promotores, al interés de descongestionar nuestros tribunales por la falta de jueces. La nueva norma aprobada rápidamente por las dos principales fuerzas polí­ticas de nuestro paí­s tení­a como objetivo inicial la reforma de los juzgados, pero PSOE y PP han aprovecharon la ocasión para hacer que los tribunales españoles sólo puedan juzgar delitos ocurridos fuera de España cuando haya «españoles afectados en el caso».

Hasta ahora en nuestro aís se podían perseguir crímenes a la humanidad con independencia del lugar, la fecha y la existencia o no de víctimas españolas. La nueva condición es un cambio sencillo pero cualitativo, de una envergadura y una dimensión que traspasa nuestras fronteras y que cierra las puertas a cientos de miles, sino millones, de víctimas que habían encontrado en la justicia española un sitio, un refugio, donde poder perseguir aberrantes crímenes que en sus países de origen estaban destinados a la impunidad. Loas crímenes del Salvador, el genocidio del pueblo maya en Guatemala, el genocidio del pueblo saharaui, los casos contra los represores de la dictadura de Chile, Argentina, el ataque a Gaza den el 2002 que señalaba a varios mandos militares de Israel, la causa contra las torturas de Guantánamo que implica a varios altos cargos de la administración Bush… son casos que se habían juzgado o se juzgan actualmente en nuestro país, pero que de ahora en adelante o bien no se podrán continuar , o tendrán que demostrar que hay un español entre las víctimas. Por el tipo de casos abiertos en nuestro país y la naturaleza de estos crímenes, el aguzado lector tras este breve repaso podrá darse cuenta de los oscuros poderes que hay detrás de la decisión de limitar la justicia universal en España y, en consecuencia, del significado prontitud con la que nuestras principales fuerzas políticas han actuado. Es una evidencia que Washington, principal origen de los más aberrantes crímenes a la humanidad, hoy podrá estar un poco más tranquilo. La lucha contra la impunidad no es sólo una batalla por las libertades y los derechos humanos, sino una guerra sin cuartel contra el hegemonismo. Cada Pinochet tiene detrás su Kissinger. Esta es la dimensión que está sustraída del debate sobre el fin de la justicia universal en España, pero esta es la verdadera dimensión ante la que deben responder el PP y el PSOE: ¿quiénes son sus amos? ¿Por qué tanta prisa en acabar con la justicia universal después que Obama mostró su preocupación por el juicio por los responsables de Guantánamo? ¿Qué fuerzas oscuras han actuado dentro de nuestro Estado para que esta normativa de ratificara de forma rápida y certera? O ¿Cuándo tendrá España una política interior y exterior propia e independiente? Estas son las verdaderas preguntas que debemos de hacernos.

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