Destrucción del patrimonio artí­stico español

Una historia robada

La destrucción del patrimonio artí­stico español descubre el expolio de nuestros tesoros artí­sticos por las grandes fortunas norteamericanas

En la destrucción del patrimonio artístico español tratáis una parte de nuestra historia desconocida para la mayoría

Yo creo que sí se conocía en términos generales aunque no en sus detalles.

¿Qué es el elginismo?

Es un término que define las operaciones o conjunto de operaciones de desmembramiento de edificios y su traslado a otras ciudades para su reconstrucción total o parcial. Lord Byron fue el creador de esta palabra cuando en su libro Childe Harold´s Pilgrimage, censura el desmembramiento del Partenón por Lord Elgin para trasladarlo a las Islas Británicas, denominándolo «elginism».

¿De qué volumen de obras estamos hablando?

No estamos hablando de unos volúmenes grandes. Sobre todo comparándolo con el de otros países como Italia, Grecia o Egipto, que ya en tiempo de los romanos fue saqueado. Italia ha sufrido mucho, hay piezas italianas en muchos lugares, sobre todo en América. Pero en España también hemos sufrido los embates del elginismo. Quizá no son grandes monumentos los que se han desmontado, aparte del Monasterio de Sacramenia o el de Óvila que son los casos más sangrantes, pero sí se destruyeron muchos edificios enteros para extraer piezas de interés notable, como es el caso de los artesonados. Se trata de piezas excepcionales, que sólo existen en España y siempre han sido muy codiciadas por los anticuarios y los museos.«Edificios enteros se han destruido sólo para llevarse los artesonados»

En el libro hacéis un recorrido desde la guerra de independencia hasta los años del desarrollismo durante el franquismo. ¿Cuál es el periodo más negativo para nuestro patrimonio artístico?

Son momentos históricos muy distintos y no hay una trayectoria lineal. Pero nos centramos sobre todo en el periodo de entreguerras, que es el momento más virulento en el campo de la compra y venta de obras de arte. En otros momentos históricos, como en la guerra contra los franceses, se destruyó y expolió parte importante del patrimonio, pero es en el periodo de entreguerras cuando la exportación de obras de arte fue más activa. En esos años el negocio del arte en España estuvo en su nivel más alto. Y sobre todo se exportaron obras hacia el mercado norteamericano. Fue una etapa económicamente muy mala para España y muy buena para EEUU. Los Estados Unidos han hecho siempre buenos negocios con las guerras y fue en ese momento cuando se incrementaron las grandes colecciones de arte, y los museos norteamericanos más importantes.

Sorprende la vista de la reja de la catedral de Valladolid en el Metropolitan.

Sí, pero es un caso casi anecdótico. Con todo lo notable que es que esa tremenda reja esté en el Metropolitan, fue el propio obispado quien la desmontó y vendió a precio de arroba de hierro, sin darle ningún valor artístico, al magnate de la prensa Hearst. Resulta insólito.

¿Quiénes fueron los principales compradores de arte español?

Coleccionistas privados, grandes museos y sin duda el gran comprador de arte español fue William Randolph Hearst. Hubo otros grandes compradores, como Huntington para la Hispanic Society, pero el gran acaparador, como lo calificamos en el libro, fue Hearst. Compraba para sus residencias, pero también para un museo que tenía pensado construir en Berkeley en memoria de su madre que después fracasó por falta de recursos tras el crack del 29. Los claustros que compró en Italia, Francia e Inglaterra, eran para su museo, imitando el museo medieval de Rockefeller en Nueva York. Pero hay otros muchos claustros en museos de EEUU, auténticos o de nueva factura, que sirven para la exposición de colecciones de arte.

¿Qué diferencia a los museos americanos de otros?

Los museos americanos a diferencia de los museos europeos, han querido suplir la falta cultural de siglos anteriores. Han aprovechado su superioridad económica para expoliar, legalmente, pero expoliar en definitiva, el patrimonio artístico de otros países y suplir un vacio histórico propio. El Museo de los Claustros es todo un gran disparate. Es una aglomeración de piezas de arquitectura que intenta reconstruir un sucedáneo de monasterio medieval en el corazón de Manhattan. Queriendo ser un museo temático, mezcla anárquicamente piezas de distintas épocas y lugares que no casan unas con otras. En alguna ocasión lo califiqué como una especie de gran monstruo de Frankestein, un esperpento construido con piezas de distintos cadáveres.

¿Puede España recuperar esas obras de arte enajenadas?

Las obras se compraron y vendieron legalmente, aunque saliesen de España clandestinamente o de forma oculta, para no despertar envidias o un debate en la opinión pública. Hearst pagó indudablemente menos de lo que valían, y si bien se exportaron de forma subrepticia, contó con el apoyo de las autoridades y de la Iglesia. Se podrían recuperar comprándolas de nuevo, pero no exigir que nos las devuelvan porque salieron del país compradas legalmente, aunque muchas veces enmascaradas como material de construcción. «Hearst fue el gran acaparador de obras de arte español»

En la guerra contra los franceses Francia nos robó muchas obras de arte. Esas obras sí se podrían reclamar a través de los organismos internacionales, pero ha transcurrido mucho tiempo… El tráfico de obras de arte es algo muy complejo. Actualmente la legislación española es muy distinta, pero en los años 20 hasta la llegada de la República no existía una legislación clara y completa que protegiera el patrimonio artístico. En el año 1926 se dictó una ley prohibiendo la exportación de monumentos, pero sin articular los mecanismos para su ejecución. Tampoco las Comisiones de Monumentos históricos y artísticos funcionaban bien. En la República se elaboró la ley del Tesoro Artístico que se mantuvo hasta el 85. Franco la mantuvo pues era una ley muy operativa que cortó en gran medida, aunque no totalmente el daño que se estaba haciendo. Así, todavía en 1956, por voluntad de Franco y con absoluto desprecio a la legislación existente, emigró a los Estados Unidos el ábside románico de San Martín de Fuentidueña, monumento Nacional desde 1931. Hoy está en Nueva York.

¿La actual legislación garantiza la protección de nuestro patrimonio artístico?

Sí. La Ley de Patrimonio lo protege; si luego ocurren desmanes u operaciones fraudulentas, es triste y desgraciadamente inevitable por razón de su incumplimiento o trasgresión. Un grave problema presenta el hecho de que tenemos en España diecisiete leyes de patrimonio, una por cada comunidad autónoma, sin una homologación, lo que da lugar a resquicios legales por los que se pueden producir actuaciones no deseables. Falta una coordinación, una homologación de las distintas leyes del patrimonio. Los criterios deberían ser homogéneos, muy principalmente en el tema de la restauración de monumentos.

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