Publicado por Argenpress

Una hipótesis sobre la estrategia de Obama hacia Cuba

Tal podrí­a parecer que solo estamos recordando acontecimientos que tuvieron lugar hace 30 años o más, pero la historia es fundamental para comprender el presente y proyectarnos en el futuro, aunque también para comprender el propio pasado, que siempre será visto desde el presente y ello puede hacerlo cambiar ante nuestros ojos. Esa relación indisoluble entre pasado, presente y futuro, es una relación dialéctica sin la cual es imposible tener una comprensión a fondo de los acontecimientos sociales en general.

Estudiar el eríodo distensivo desde Gerald Ford a James Carter, resulta particularmente importante y prometedor. Sin embargo, fue J.F Kennedy, un presidente demócrata (1961-1963), quien después de haber vivido sucesos realmente trascendentales de la política de Estados Unidos hacia Cuba, ejemplos: “la invasión de Girón”, Mangosta y la “crisis de octubre”, poco antes de ser asesinado en noviembre de 1963, al parecer estaba en el camino de tratar de diseñar un nuevo “modus vivendi” con Cuba. Fue la crisis de octubre, el acontecimiento más trascendental de esos años, tanto por su impacto en la política mundial como por el nivel de peligrosidad alcanzado en las relaciones internacionales de esos años, tanto hemisféricas como globales. Sin dudas, creemos que Kennedy extrajo de ese acontecimiento una conclusión básica: en realidad, Estados Unidos no había ganado la crisis de Octubre, sino que la URSS la había perdido. Para entonces, la situación entre Cuba y Estados Unidos no había mejorado nada, ni este último había logrado hacer funcionar lo política diseñada desde Eisenhower. Toda la agresividad desplegada por las administraciones norteamericanas, desde el año 1959, no habían logrado sus propósitos, Cuba seguía adelante y como conclusión, el mundo había estado al borde de una tercera guerra mundial. ¿Qué más se podía esperar de las tensas relaciones entre Cuba y Estados Unidos? Como resultado de todo ello, las gestiones de Kennedy por buscar un modo de entenderse con Cuba, emergían como el primer intento, como el antecedente histórico de la búsqueda de una nueva relación con Cuba. No podemos hacernos ilusiones sobre que habría hecho Kennedy. No es extraño imaginar que se hubiera tratado de un cambio de métodos para lograr los mismos objetivos. Pero lo cierto es que ya solo esto último, podía representar un cambio sustancial respecto a la política anterior. El 22 de noviembre de 1963, el mismo día que asesinaron a Kennedy, el periodista Jean Daniel, bajo el encargo personal de Kennedy, conversaba con Fidel Castro, sobre la posibilidad de un acomodo de las relaciones entre ambos países. Si bien es cierto, que Kennedy no soslayó la posibilidad de explorar un acomodo con Cuba, siempre y cuando este pudiera significar la satisfacción de los intereses fundamentales de Estados Unidos, tampoco renunció en ningún instante a la política agresiva contra Cuba; aunque sabía que la invasión militar directa con tropas estadounidenses era poco recomendable en esos momentos, dado el compromiso con la URSS de no invadir la Isla y el costo que ello podía tener para estados Unidos. Mas por esto ultimo, que por lo primero. Durante el período 1974-1976, en el contexto de la iniciativa Kissinger, comenzó a moverse, como nunca antes se había logrado, la idea de una posible búsqueda de normalización en las relaciones Cuba-Estados Unidos. Tal situación emergió durante la administración Nixon (1969-1974), cuando surgieron numerosas iniciativas en el Congreso estadounidense proponiendo cambios en la política hacia Cuba. La pregunta que se hacían congresistas demócratas y republicanos era si Nixon había comenzado una política de acercamiento con China, y un proceso de distensión con la URSS, ¿por qué entonces mantener una rígida política con Cuba? Esa pregunta ha continuado repitiéndose a lo largo de los años, agregándole en los últimos años la actitud de Estados Unidos hacia Vietnam. En los meses de marzo y abril de 1973 el Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, celebró audiencias sobre la política de Estados Unidos hacia Cuba. Particularmente importante resultó que el 18 de abril de 1974, el Departamento de Estado anunció que se otorgarían licencias de exportación, permitiendo a las subsidiarias argentinas de la Ford, Chrysler y General Motor vender a Cuba. Sin embargo, la principal y más seria iniciativa en función de una normalización de las relaciones con Cuba, vino entonces de Henry Kissinger, cuando siendo aún Secretario de Estado de Richard Nixon y al parecer de manera inconsulta, había iniciado movimientos discretos de acercamiento a Cuba. Desde entonces se celebrarían conversaciones entre ambos países, hasta diciembre de 1975, en que se detienen abruptamente como resultado del envío de fuerzas cubanas de combate hacia Angola. De tal manera el 7 de de febrero de 1976, se produjo la última conversación entre representantes de Cuba y estados Unidos.. El propio Kissinger, que había sido el padre de la iniciativa de las conversaciones con Cuba, las elimina, como resultado de la presencia de tropas cubanas en Angola. Aparece así entonces un fenómeno que caracterizará a la confrontación Cuba-Estados Unidos hasta ahora. El interés de estados Unidos de condicionar el mejoramiento de las relaciones bilaterales, a partir de que Cuba haga concesiones en su activismo internacional. Estados Unidos fue el responsable de introducir este elemento perturbador en las ya conflictivas relaciones entre ambos países: condicionar las aproximaciones bilaterales a temas y políticas multilaterales. Aunque todo parece indicar, que fueron más bien las elecciones de 1976, que las tropas cubanas en Angola, lo que determinó el cese de las conversaciones en este periodo. Pese a todo lo ocurrido durante la administración Ford, es necesario reconocer que fue la primera vez, desde el triunfo de la Revolución, que una administración estadounidense se propuso iniciar conversaciones secretas en función de preparar el terreno para normalizar las relaciones. Durante la presidencia de James Carter estuvimos por tercera ocasión frente a un presidente que deseaba variar y tal vez normalizar las relaciones con Cuba. Todo comenzó en 1977, cuando James Carter accedió a la presidencia de Estados Unidos y coincidiendo un presidente y un Secretario de Estado (C.Vance) a los que al principio, en 1977, les unía el interés por normalizar las relaciones con Cuba. Dos años, 1977 y 1978 fueron de importantes avances. En tal dirección, se iniciaron conversaciones y tomaron importantes acuerdos en el plano bilateral. Prácticamente se estuvo bastante tiempo, negociando en casi todos los rubros más importantes de las relaciones bilaterales: migración, pesca y límites marítimos, sobrevuelos, viajes, intercambios científicos y culturales, etc. Un acuerdo muy importante sobresalió de todos los demás, el del establecimiento de las oficinas de Intereses de Estados Unidos en La Habana y de Cuba en Washington, en 1977, las que aún sobreviven, a pesar de las intenciones de algunos políticos estadounidenses por eliminarlas. Nunca hasta hoy, como entonces, se había logrado avanzar tanto en un proceso de normalización de las relaciones entre ambos países. Es decir, el período distensivo entre Cuba y Estados Unidos asumió su comienzo desde la administración Nixon, tomó cierta fuerza en el período de Gerald Ford, aunque exhibió su mayor madurez durante los años 1977-1978, en la administración de James Carter. Hasta que los cambios en el congreso de 1978, comenzaron a estancarlas. Por lo que resultó ser este último el período de mayor acercamiento ente ambos países. La importancia de este período mas arriba mencionado consiste entonces, que al ser dentro del que más se avanzó, el modo en que se dio ese avance y cuáles fueron los obstáculos que terminaron con las negociaciones, son de obligada consideración como experiencias que han marcado el futuro de las relaciones entre ambos países. No es posible valorar potenciales avances, retrocesos y experiencia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, sino tomamos en consideración el lapso histórico antes mencionado. En noviembre del 2008 Barack Obama (Demócrata) accede a la presidencia, con la propuesta de conversar con la dirección política cubana. Tal posición, comenzó siendo inédita para los últimos 30 años, en que ningún presidente norteamericano había planteado tal intención. Finalmente esa actitud ha vuelto a quedar condicionada como siempre lo fue, pero realmente así comenzó. Su campaña presidencial, en relación con el tema cubano se realizó sobre la base de eliminar las restricciones que George Bush había dispuesto sobre las remesas y los viajes a Cuba, expresando, al mismo tiempo, que estaría dispuesto a dialogar con la dirección cubana, satisfaciendo los intereses de la mayoría de la llamada comunidad cubana-americana. Sin embargo, también expresó que mantendría el “embargo”, respaldando de ese modo los intereses de los sectores más reaccionarios dentro de esa comunidad. Así, en su discurso de campaña en Miami, Obama daba a cada sector de la comunidad, lo que cada uno esperaba, estrategia que le resulto muy provechosa, permitiéndole ganar el estado de La Florida. Sin embargo, desde el propio discurso mencionado, se observaba claramente un comportamiento del entonces aspirante a la presidencia, como si el hubiese tenido los hilos, para con Cuba, hacer las cosas como quería. Tal parecía que Obama pondría la agenda, invitaría a quien el quisiera a las conversaciones y en general, que llevaría a Cuba a la mesa de negociaciones que el preparase. Lo que mas absurdo nos parecía y nos llamaba la atención, era que un individuo como Obama, considerado como un tipo inteligente, renovador y con cierto espíritu negociador, decidiese mantener el bloqueo contra Cuba, con lo desprestigiado que ha resultado ser este instrumento, cuestionada su eficiencia, criticado, tanto interna como externamente, a nivel hemisférico e internacional y tan sometido por Cuba a un tratamiento que le ha impedido cumplir sus propósitos, tanto en su funcionamiento, como en la intención de utilizarlo como un instrumento político de presión. No obstante, si tomamos en cuenta las actitudes y medidas adoptadas por Obama en sus primeros cien días, en la política hacia Cuba, podremos percatarnos de lo siguiente: 1- Obama había declarado que quitaría la prisión de la Base de Guantánamo, aunque ahora restaura los tribunales para juzgar a los presos y sufre una derrota importante en sus intenciones. 2- Ha cumplido su promesa de levantar las restricciones a las remesas. Aunque ha solicitado al gobierno cubano rebajar la tasa de descuento al dinero remesado hacia Cuba desde Estados Unidos. 3- Ha levantado las restricciones a los viajes de los cubanoamericanos a Cuba.4- Complementa tales medidas con la extensión del concepto de familia, es decir amplía las personas que pueden recibir remesas. 5- No plantea límites a las remesas ni a los viajes , ampliando la cantidad de dinero que los cubano-americanos pueden gastar en Cuba. 6- Permite una negociación entre las empresas de telecomunicaciones norteamericanas y ETECSA en Cuba, que facilitaría que los familiares residentes en Estados Unidos paguen Internet y teléfono celular desde Estados Unidos, a sus familiares en Cuba. 6- Amplía la lista de productos que pueden contener los paquetes que se envían a Cuba. Pero, al plantearse levantar tales restricciones mencionadas, vuelve sus pasos con más de lo mismo en los últimos cuarenta años. 1) Como ya dijimos, se plantea mantener el bloqueo. 2) Condiciona el diálogo con Cuba, a que esta cumpla los principios de derechos humanos, libertades civiles y democracia que siempre se le han tratado de imponer a Cuba. 3) En el plano externo vuelve sobre las viejas exigencias, acusando a Cuba de país terrorista y exigiendo que debe cumplir los requisitos de la m llamada Carta Democrática de la OEA. Es decir, Obama vuelve sobre los mismos principios para condicionar los cambios de la política hacia Cuba, a que esta última haga concesiones en aspectos que afectan su soberanía tanto interna como internacional. Obama, debe saber, que 30 años atrás Cuba no aceptó tales condicionamientos, mucho menos estaría ahora dispuesta a aceptarlos. ¿Sobre qué base Obama piensa que Cuba pudiera aceptar ahora las condicionantes que nunca ha aceptado? Recordemos como tuvieron lugar las cosas durante la administración de James Carter, último período en que ambos países negociaron sus diferencias, como parte de un dialogo dirigido a mejorar las relaciones. 1- James Carter llegó a la presidencia con intenciones honestas de cambiar la política hacia Cuba y normalizar las relaciones. Tales intenciones aún no se observan en Obama. 2- En la época de Carter ambos gobiernos negociaron y llegaron a varios acuerdos importantes sin condicionamiento de ningún tipo: al principio, ni Cuba antepuso el levantamiento del bloqueo como una condición para negociar, ni Carter condicionó, al principio, las negociaciones a que Cuba hiciese ningún gesto. Por su parte Obama, si condiciona ahora los pasos con Cuba, a que esta última de “señales” que satisfagan los intereses de Estados Unidos. 3- No se observan en Obama intenciones claras de conversar con Cuba, a pesar de que las presiones que tiene sobre sí, sobre todo hemisféricas y globales, le obligarían a seguir una actitud más negociadora con la Isla. 4- Obama casi 50 años después confía en el bloqueo como un instrumento de presión contra Cuba. Pero el bloqueo no solo ha mostrado su inefectividad, sino que además es una política fracasada que prácticamente no tiene adeptos en ninguna parte, fuera del mismo círculo de la extrema derecha que apoyó a G. Bush. Entonces nos preguntamos, salvo en llevar las cosas a como estaban antes, eliminando las restricciones a los viajes y a las remesas, ¿en qué realmente se diferencia la política de Obama hacia Cuba de la de Bush? El condicionar aspectos bilaterales de las relaciones entre ambos países a los aspectos multilaterales o internacionales, nunca dio resultado. Ahora mucho menos cuando Cuba tiene un nivel de prestigio y aceptación hemisférica e internacional como no tuvo nunca antes. Resultando que con esta política, es Estados Unidos hace mucho tiempo ya quien está resultando aislado y no Cuba. Obama muestra la misma tosudez imperial que Bush y al parecer nada de inteligencia, cuando no utiliza la capacidad política que le daría en el hemisferio tratar de negociar sus diferencias con Cuba, lo cual le han pedido casi todos los mandatarios de la región. Al parecer alguna “cabeza caliente” y mal intencionada le ha dicho a Obama que aún el bloqueo podría ser efectivo, ¿o solo se trata de que el presidente no está en disposición de echarse encima los enemigos que no aprobarían levantarlo?, que no son pocos aún. Pero cuando consideremos al enemigo tonto, los primeros tontos somos nosotros. Por lo que pienso, que tiene que haber una estrategia detrás de las acciones y el discurso de Obama para con Cuba actualmente. En tal sentido y a nivel de hipótesis consideramos lo siguiente: Por el modo en que el señor Obama ha manejado los asuntos de Cuba en sus primeros meses de gobierno, todo parece indicar que: 1- Obama quiere seguir utilizando el bloqueo como una palanca de presión contra Cuba, pero dentro de ese contexto, rediseñar la utilización de sus instrumentos y combinarlo con un discurso diferente. Es decir, parece ser que para Obama, el bloqueo no ha sido ineficiente en si mismo, sino por haber utilizado de manera no adecuada sus instrumentos y además haber combinado el uso de esos instrumentos con un discurso demasiado duro. Recordemos, que la preocupación fundamental con Bush, de los ideólogos que ahora acompañan a Obama, fue que a Bush se le fue la mano dura. 2- Se observa claramente una estrategia que lo diferencia de la seguida por Bush. Mientras este último alejaba a Cuba de los cubanos residentes en los Estados Unidos. Obama quiere acercarlos. – Obama divide el bloqueo en dos: como este afecta al ciudadano común y como al gobierno. – levanta las restricciones a las remesas y los viajes y amplía el marco en que estas relaciones se darían: los cubanos pueden enviar cualquier cantidad de dinero a todos los familiares que deseen, pueden gastar más en Cuba y como si fuera poco los familiares de Estados Unidos podrían costearle Internet y teléfonos celulares. – Obama amplia la lista de los productos que pueden venir en los paquetes que se envían hacia Cuba. – Mientras, Obama exige al gobierno cubano que baje la tasa de descuento a las remesas. Todos los anteriores son asuntos que tocan de lleno al ciudadano común. Esta es la forma, por lo general, bastante directa, en que todos los cubanos de la Isla, con familiares en Estados Unidos, sienten el bloqueo y la agresividad de la política norteamericana. Para ellos Obama tiene un conjunto de medidas y un discurso que trata de aislarlos de los efectos del bloqueo, al mismo tiempo acercándolos a sus familiares en Estados Unidos. Haciendo algo que ha sido un reclamo de muchos y una intención de la derecha norteamericana que aun apoya el bloqueo: no afectar al ciudadano común sino al gobierno.- La otra parte del bloqueo, la que toca de lleno a las relaciones económicas del país, esa parte circunstancialmente más alejada del ciudadano común, pero que la dirigencia política sufre directamente en su proceso de conducir al país, esa parte se afecta. Por supuesto, esta parte también afecta al ciudadano común, pero lo hace de manera menos directa y en una magnitud más repartida, y a través de múltiples mediaciones. La estrategia de Obama está clara. En todo lo que de manera directa el bloqueo afecte al ciudadano común, Obama afloja y presenta una cara benefactora; en la otra parte del bloqueo, le da oportunidad a al dirigencia política del país que hagan el papel de malos. Contexto en el cual, si la situación no es mejor, ello se debe a las inflexibilidades de la Administración Cubana, que no está dispuesta a aceptar las condiciones que Estados Unidos plantea para normalizar las relaciones: cuestiones por demás, al parecer inofensivas: democracia, derechos humanos y libertades civiles y elecciones libres. Se trata de que Obama quiere cambiar los marcos de institucionalidad en que el ciudadano común y el gobierno cubano se deben mover. Como ya ha dicho en varias ocasiones “hacer que el ciudadano común dependa menos del gobierno” y que si el gobierno es un freno a esas aspiraciones, sean los propios ciudadanos los que pidan a gritos y en manifestaciones, las “flexibilidades” que el gobierno estadounidense esta exigiendo a Cuba. Esa es la intención, subvertir al País, supuestamente de manera pacifica. Es decir Obama, partidario del “poder blando”, continúa utilizando el bloqueo, pero solo en la dirección que beneficiaría de manera más directa sus intereses de subversión interna: desprestigiar el gobierno, hacer aparecer a los Estados Unidos como benefactor y ganarse la simpatía interna de los cubanos, hasta lograr que estos se manifiesten en la dirección de los intereses de Estados Unidos. ¿Es entonces la política de Obama igual a la de Bush? Creo que no.¿ Es la política de Obama más de lo mismo? Tampoco. ¿Es la política de Obama más inteligente que la de Bush? Si lo es, porque es más difícil de contrarrestar. La gran debilidad de la política de Obama, es que trata de llevarla adelante en un contexto dentro del cual se presentan las mejores condiciones internacionales para Cuba. Pero no deja de ser un reto que la Isla debe enfrentar utilizando todas sus capacidades internas y externas. Por tanto en el contexto actual que se le presenta a la administración de Obama y tomando en consideración que este no está en condiciones de levantar el bloqueo, el presidente ha seleccionado la única variable posible, aunque ya clásica de la política americana: “garrote y zanahoria”. Sólo que ahora bajo la égida de un presidente que es capaz de utilizar de manera más inteligente, tanto la zanahoria como el garrote. Entonces, valorar a fondo las experiencias, es de vital importancia para proyectarnos en el comportamiento futuro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

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