Salud

¿Una enfermedad que no existe?

Julia Paavonen de la Universidad de Helsinki es la principal artí­fice del primer estudio que asocia de forma objetiva la falta de descanso y el mayor riesgo de padecer problemas de comportamiento propios del Sí­ndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención – TDAH – en niños sanos. El estudio se ha publicado en la revista «Pediatrics»

El trabajo de investigación se ha realizado con 280 reescolares de siete y ochos años y sus padres. En el proceso, los resultados señalan claramente que los niños con déficit de horas de sueño, o con problemas relacionados, tienen más posibilidades de puntuar alto en los test que se utilizan para diagnosticar el TDAH. El sueño y el descanso son clave para prevenir problemas de atención e hiperactividad."En las últimas décadas, el tiempo de horas de sueño se ha recortado en todos los países occidentales. De hecho, se estima que en EEUU un tercio de los menores posee un sueño inadecuado. El ‘mal descanso’ puede adoptar muchas formas, como levantarse por las noches con frecuencia, ir a la cama tarde, las grandes diferencias en el horario de levantarse y acostarse que se hace entre semana y el de los fines de semana", afirma Paavonen en la revista especializada.La técnica utilizada es la actigrafía, que consiste en el registro de movimientos de la mano- se ajusta a la muñeca – del paciente durante las horas de sueño, lo que permite detectar no solo los patrones de sueño-vigilia, sino, también, las apneas nocturnas, el insomnio, entre otros problemas. En los test los comentarios de los padres no coincidían con los resultados posteriores en las pruebas a sus hijos. "Los informes de los progenitores pueden estar alterados porque simplemente no sean conscientes del tiempo real que duermen sus hijos", aclaran los autores.Pero lo que también llama poderosamente la atención del estudio es la introducción objetiva de un factor determinante no genético, ni estrictamente biológico, en el diagnóstico del TDAH. Esto tiene dos consecuencias:La primera es el cuestionamiento de la clasificación patológica a la que son sometidos miles de niños con todas las consecuencias que eso tiene, de estigmatización y tratamiento farmacológico innecesario.Y la segunda es el carácter absolutamente empírico que tiene el tratamiento y la evaluación de la supuesta “enfermedad”. Aunque también lo es, evidentemente, el estudio, su orientación busca razones objetivas que no ha proporcionado hasta ahora ninguna prueba que partiera de que la causa del problema está en el cerebro de los niños.De igual manera que el sueño y el descanso es un factor fundamental deben existir otros muchos que jerarquizados pueden proporcionar la pista sobre el eje que vertebra este tipo de problemas. Como ya hemos visto en otros artículos y defienden corrientes dentro de la medicina, tal enfermedad no existe.

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