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Que nadie llame a la confusión, esta nacionalización no es una «expropiación» sino una compra del gobierno Venezolano al Banco de Santander. Tampoco es una «compra más», es una decisión con enormes repercusiones estratégicas para el país. Si para Venezuela hace un año la creación de un sistema financiero público era una decisión estratégica fundamental, el estallido de la crisis multiplica exponencialmente su envergadura.
El Banco de Venezuela es la tercera entidad en imortancia del país, con el 11,59% del total de créditos concedidos y del 11% de los depósitos. En diciembre de 1996, el Grupo Santander adquirió a "precio de huevo" el 93,38 por ciento de sus acciones en el proceso de privatización (mejor sería llamarlo de "remate" del país) del Banco de Venezuela. En una subasta por 301,1 millones de dólares (unos 220,7 millones de euros). Antes del estallido de la crisis, Botín manifestó su intensión de vender el Banco de Venezuela a un inversor privado. El Gobierno Bolivariano ofreció comprarlo por un precio de 1.100 millones de euros, pero Botín calculaba que la entidad valía alrededor de 1.320 millones. La operación quedó en anuncios y no llegó a formalizarse. Ante los recientes “bulos” de que esta operación se aplazaría un año más, el presidente de Venezuela ha salido al paso expresando la firme decisión del Estado de comprar la entidad. Con la crisis el precio de esta operación habrá variado a la baja, aunque no sabemos cuánto. Pero lo realmente importante es ¿Por qué esta operación es tan significativa? Esta decisión tiene un doble aspecto. Por una parte, de fortalecimiento de la soberanía e independencia nacional; por el lastre de dependencia de Venezuela –y todos los países iberoamericanos- a las cuentas de beneficios de la banca privada. En Venezuela la banca privada maneja recursos incluso por encima del presupuesto nacional. Se calcula que con la nacionalización del Banco de Venezuela, el Estado poseerá 16,44% del total de créditos de la banca y 24,38% de los depósitos. Lo que busca el gobierno de Venezuela con esta compra es nada menos que avanzar en un sistema bancario público nacional. Por otra parte, está el aspecto social. Con la crisis adquiere un valor descomunal tener el control público de los mecanismos financieros y crediticios para fomentar un desarrollo acompañado de protección del social y guiado por los intereses nacionales en cada momento. Por ello Chávez no oculta que esta decisión sobre el Banco de Venezuela tiene por objeto impulsar mucho más “las políticas del desarrollo económico y del desarrollo social”. Sabe que es una decisión estratégica de enorme calado.