Televisión

Una conversación solamente

La tele querí­a y necesitaba a Pepe Rubianes. Pese a ser considerado una auténtico hombre de teatro, cada aparición de Rubianes en la pantalla catódica se convertí­a en un éxito, habiendo sido protagonista de los más insólitos formatos y las más arriesgadas conversaciones. Los programadores de La 2 son conscientes de esto, y emitieron el pasado domingo un particular homenaje al desaparecido actor: Una entrevista inédita, grabada espontáneamente por Andreu Buenafuente, sin guión alguno, en la que daban un extenso repaso a sus trayectorias entre profundas y sinceras reflexiones sobre el oficio de humorista. Tan espontánea fue la conversación que ni siquiera llegó a emitirse nunca, y este fin de semana resurgió de algún archivo para recordarnos los buenos ratos que Rubianes era capaz de hacernos pasar frente al televisor.

El esacio se enmarcaba en un homenaje más extenso titulado simplemente “En memoria de Pepe Rubianes”, y repasaba en su primera parte la trayectoria profesional del cómico a través de entrevistas y actuaciones en diversas series de televisión y espectáculos teatrales. Pero el plato fuerte era sin duda el segundo, y nos dejaba tan buen sabor de boca que no era necesario el postre. Una entrevista de las que a él le gustaban, en la que nada estaba escrito y sólo se podía apreciar la conexión entre los dos personajes que conversaban. En la que se podía decir y se podía esperar cualquier cosa, en un ámbito de absoluta libertad, y al mismo tiempo de total transparencia y sinceridad.La conversación, grabada el 5 de julio de 2007, sin apenas preparación previa, nos descubre a dos amigos hablando sin tabúes de los grandes temas de la vida, y sobre todo, de los temas más recurrentes de un actor que supo crearse una ideosincrasia personal e intransferible. El paso del tiempo, el amor las mujeres, África, los viajes, la televisión, el teatro, el éxito, la profesión de cómico, las injusticias, el tabaco, la poesía… son algunos de los puntos en los que Rubianes y Buenafuente se detienen a lo largo de la emotiva charla. El encuentro, de 75 minutos y con la Barcelona nocturna como telón de fondo, como no podía ser de otra manera, nos permite conocer al Rubianes más intimista, que reflexiona, en voz alta, sobre su visión del mundo.Pero pese a que esa independencia, naturalidad y transparencia sin tapujos era un rasgo del que Rubianes hacía gala en cada sitio por donde pasaba, es quizá con Buenafuente con el único profesional de la televisión con el que podría haber realizado un programa así. Con él, o con alguno de sus socios de El Terrat. Una troupe que lo admiraba y lo homenajeaba constantemente en vida (no después de muerto, como han hecho la mayoría), y en cuyos programas Rubianes nos regló sus momentos televisivos más memorables a lo largo de decenas de entrevistas y actuaciones –incluída “la entrevista más larga del mundo”, que le mantuvo durante más de diez horas charlando con Toni Soler-.Pepe se marchó y dejo un hueco en los escenarios del teatro, paro también un enorme vacío en las pantallas de televisión. Quien sabe que otras sorpresas se pueden encontrar todavía en los archivos.

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