Una amenaza real

El anuncio para el 1 de Octubre del Referéndum, con la pregunta de “¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma República?”, no hace sino confirmar que Puigdemont no prepara la celebración o no de un referéndum sino las condiciones para ejecutar la fragmentación de Cataluña.

El anuncio de la fecha y la pregunta viene acompañado de nuevos hechos que demuestran que la hoja de ruta diseñada para los próximos tres meses no es sino dar pasos para la declaración unilateral de independencia y hacer efectiva la “desconexión” de Cataluña. Como habilitar el mes de agosto para aprobar, por el método de urgencia y sin debate en el Parlamet el decreto de convocatoria y las leyes de desconexión que han estado elaborando en secreto durante los últimos meses. O preparar la Asamblea de cargos electos para que sustituyan a las instituciones que puedan ser inhabilitadas por el Tribunal Constitucional. Lo que significa de hecho preparar una administración paralela. Y anunciar que la Generalitat formará a 4.000 “agentes electorales” para que suplan a los funcionarios que actúan en los procesos electorales normales, de la apertura de colegios, mesas electorales, etc.

Y sobre todo pasar a una nueva fase de “ofensiva social”, en la que según declaraba Puigdemont en la puesta en escena de la fecha y la pregunta: “Se acaba el momento en que el protagonismo principal lo tenía la política y llega el de la ciudadanía”. El objetivo de la convocatoria y la pregunta para el 1 de Octubre no es la celebración del referéndum, sino la movilización, como reconocían en otras declaraciones recogidas por El Períódico,“hacer palpable el referéndum , que deje de ser etéreo, es crucial para la movilización que se antoja clave para el futuro”. Lo que llevaba a este periódico a titular que: “Puigdemont fía el referéndum a la presión de la calle”.

La burguesía burocrática, con Puigdemont y Junqueras al frente, están dispuestos a utilizar todo el poder y recursos del aparato institucional que controlan dándole mayor protagonismo a las organizaciones soberanistas financiadas desde la Generalitat. El acto de este domingo en un escenario emblemático como las Fonts de Montjuic, con asistencia de unas 15.000 a 30.000 personas según las fuentes, convocado por las plataformas soberanistas, Omnium, ANC y AMI, en las que Guardiola ha leído un manifiesto llamando a la movilización y reclamando el apoyo internacional, ha sido el primer acto de esta “ofensiva social”.

Una ofensiva que ya ha iniciado el proceso de tensión social con las declaraciones de los dirigentes de estas plataformas: “Las urnas no se negocian”. “No hay suficientes cárceles para encerrar a todo un país, ni jueces para llevarlo ante los tribunales, ni fuerzas de orden público para impedir que se abran las urnas el 1 de octubre”.

El objetivo de esta “ofensiva social” es doble. Por un lado lograr que participen en la movilización del 1 de octubre tres millones de personas, entre ellas la totalidad de esos dos millones de independentistas que estarían por el Si .Y por otro, provocar la reacción más dura posible del Estado, que legitime sus tesis de que “las libertades de expresión y voto” están en peligro en Cataluña por un “Estado autoritario”, y por lo tanto lograr la legitimación de su declaración unilateral y el apoyo internacional a sus posiciones.

Ese es el escenario que recoge el Financial Times: lograr “una reacción de mano dura de Madrid que se traduzca en una victoria política que obligue a los actores europeos a posicionarse”.

Y el que de otra forma también se hacen eco la mayoría de los medios internacionales al señalar que lo que se va a decidir es la declaración unilateral de independencia “un movimiento sin precedentes de consecuencias difíciles de predecir”, según la BBC.

Muy significativo es lo que recoge Enric Juliana en su artículo de este fin de semana, “Cuarenta años después del 15-J”, las declaraciones del ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que “acaba de declarar que la cuestión de Catalunya es un “asunto interno” de España. Hace un poco más de un año, los Coros del Ejército Ruso exhibieron la bandera estelada, en vez de la senyera, en un concierto en Barcelona”.

Aunque explícitamente no hay un pronunciamiento de las grandes potencias de apoyo a una declaración unilateral de independencia, el nuevo marco de la situación internacional con la nueva administración Trump apoyando el “brexit” e interviniendo en las costuras de Europa, junto a Rusia, es un factor más que preocupante.

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