21-D: Elecciones autonómicas en Cataluña

Un reto y una oportunidad

El próximo 21 de diciembre se celebrarán unas decisivas elecciones autonómicas en Cataluña. A la aprobación de una DUI (Declaración Unilateral de Independencia) en el parlament por parte de Junts pel Sí y las CUP, le ha sucedido una aplicación del artículo 155 de la Constitución, a manos del gobierno de Rajoy, con el objetivo de convocar elecciones en el plazo más breve de tiempo.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué nos jugamos en estas elecciones? ¿Como enfrentarlas desde la mayoría social que, en Cataluña y en el resto de España, rechazamos la independencia y todavía sufrimos los efectos de las políticas de recortes?

Hemos asistido a la culminación de un proyecto impulsado por una auténtica burguesía burocrática, extremadamente reaccionaria y aventurera, gestada gracias al control del poder autonómico y representada por los Puigdemont, Mas o Junqueras.

Cuyo objetivo estaba definido en su hoja de ruta: “crear un conflicto para forzar la desconexión con España”. Imponiendo la independencia a una mayoría social catalana que la rechaza.

La respuesta del Estado ante un desafío que pone en peligro la misma integridad territorial de España se ha reflejado en una ejecución del articulo 155 de la Constitución alejada de las previsiones iniciales. Optando por la versión más limitada posible, y orientada a garantizar la convocatoria de elecciones autonómicas en el plazo mínimo que la ley permite. Una jugada que ha descolocado a las fuerzas independentistas, obligándoles a participar en unas elecciones convocadas desde la Moncloa.

¿Significa esto que asistimos a una batalla política donde solo juegan Puigdemont y Rajoy, las élites independentistas por un lado y la fuerza del Estado por otro?

De ninguna manera. El principal protagonista político en Cataluña ha sido, y sigue siéndolo, el pueblo trabajador. Ha sido su actuación la que ha determinado el rumbo de los acontecimientos.

Hasta un 60% de la población -que llegaba al 80% en las localidades con mayor presencia de clase obrera- se negó a participar en un referéndum del 1-O que era una estafa antidemocrática. Una izquierda catalana patriótica, históricamente silenciada, ha hecho acto de presencia en los manifiestos impulsados por Recortes Cero, y apoyados por más de 5.000 personalidades y activistas. O las multitudinarias manifestaciones en defensa de la unidad que recorrieron las calles de Barcelona el 8 y el 29 de octubre.

Es la irrupción del pueblo trabajador la que ha colocado a las cúpulas del independentismo ante sus límites, contradicciones y divisiones. Pulverizando el engaño de que existía “un mandato democrático” que legitimaba la independencia. Haciendo añicos la mentira de que la mayoría del pueblo catalán les apoya. Haciendo imposible la puesta en marcha de una república catalana que se enfrenta al rechazo de la mayoría de los catalanes.

En las elecciones del 21-D este pueblo trabajador tiene que volver a ser el protagonista. Enfrentar los proyectos de ruptura y derrotarlos democráticamente exige también la defensa de los intereses del 90% de la población, en Cataluña y en el resto de España, duramente atacados en los últimos años.

La gestión de los Mas y Puigdemont no solo ha dividido la sociedad catalana, enfrentándola con el resto de España. También ha supuesto un ataque frontal a los intereses del 90% de la población.

Cataluña es una de las comunidades más ricas, pero también donde más han aumentado las desigualdades.

Entre 2.008 y 2.016 las rentas del trabajo pasaron de percibir el 50% del PIB a solo el 46%. Cuatro puntos menos. Es decir 8.476 millones de euros que, cada año, dejan de percibir los trabajadores para pasar a las cuentas de beneficios del capital, especialmente de bancos, grandes monopolios y capital extranjero.

Esta es la razón de que, a pesar de la enorme riqueza que existe en Cataluña, un tercio de los trabajadores catalanes cobren menos de mil euros, y la mitad de los pensionistas catalanes reciban menos de 700 euros mensuales.

Lo que unos pierden lo ganan otros. Solo uno de los “super-ricos” en Cataluña acumula tanta riqueza como 150.000 familias catalanas.

¡Hay que redistribuir la riqueza! ¡Para esto necesitamos unidad!

Cataluña es la comunidad que más ha recortado en los últimos siete años en políticas sociales: 5.438 millones de euros menos. Y casi la mitad de estos recortes han sido en sanidad y educación.

A pesar de ser la primera comunidad por volumen de PIB, Cataluña desciende hasta el 11º lugar en el ránking de gasto sanitario per cápita.

Mientras Cataluña es la segunda comunidad donde más ha avanzado la privatización sanitaria, la diferencia en años de vida entre los barrios más pobres y más ricos de Barcelona es de diez años a favor de éstos últimos.

Esta es la realidad oculta de Cataluña. Estos son los temas pendientes que es necesario abordar el 21-D, y de los que depende el futuro del 90% de los catalanes.

La política de los Mas y Puigdemont no solo nos ha colocado ante un peligro real de división que es necesario combatir. También han afectado a las condiciones de vida y los intereses más básicos de la población, especialmente de las clases populares.

El 21-D es un reto y una oportunidad. Para derrotar los intentos de secesión de los sectores de la burguesía burocrática representados por los Mas y Puigdemont. Y para avanzar en la defensa de nuestros intereses comunes, redistribuyendo en beneficio de la mayoría la enorme riqueza que existe en Cataluña.

2 comentarios sobre “Un reto y una oportunidad”

  • Un artículo muy bueno, que da conciencia de por dónde debemos ir, dada la situación provocada por la burguesía burocrática catalana, aventurerista y peligrosa. De los sectores de esa casta burocrática y antidemocrática de la DUI que han impuesto la secesión y la división, enfrentando a la clase trabajadora entre sí y con el resto de España. La redistribución de la riqueza es una alternativa que objetivamente nos interesa al 90% de la población. Cataluña ha estado sufriendo durante 35 años las políticas soberanistas y desde el Mas del 3%, la otra cara de la moneda junto con Rajoy, padeciendo de forma endémica la lacra de los recortes y de la corrupción. Pero para que haya redistribución de la riqueza, impulsando nuestra alternativa, debemos hacer posible la unidad del 90% de la población catalana.
    Totalmente de acuerdo en que debemos hacerla extensiva a las poblaciones con mayor sector de clase obrera, al cinturón industrial y a la capital, Barcelona… No podemos permitir que haya desigualdad, ni fragmentación. A por ello!

Deja una respuesta