La causa en España señala a Rumsfeld

Un proceso que apunta a la cabeza

Inicialmente la causa abierta por Garzón sobre las torturas cometidas por la Administración de Bush en Guantánamo se limitaba a los abogados (algunos con relevancia polí­tica en la Casa Blanca) que crearon la plataforma jurí­dica que hicieron posible convertir la base militar en un eficiente centro de torturas internacional. Sin embrago, en la medida que avanza la investigación la causa se amplí­a hasta llegar a algunos de los más importantes hombres de Estado de Washington. í‹ntre ellos el «potente» Donald Rumsfeld (antiguo secretario de defensa de Bush) o Condolezza Rice, ex secretaria de Estado.

La causa ide la imputación por la planificación de la tortura, un delito en el que puede aducirse jurisdicción universal contra Rumsfeld y Rice, y también de John Ashcroft, ex fiscal general, entre otros. La demanda prospera a partir de la investigación abierta Garzón sobre las torturas que denunció el 13 de febrero de 2004 Hamed Abderramán Ahmed, el único español que estuvo preso en la base de Guantánamo. La querella actualmente se basa en los memorandos desclasificados de la CIA sobre los interrogatorios y un informe inicialmente secreto del Comité Internacional de Cruz Roja. Estamos ante un proceso jurídico sin precedentes en la lucha contra la impunidad contra los peores crímenes contra la humanidad. La investigación no empieza por el procesamiento de los ejecutores (torturadores, dictadores, soldados, mandos intermedios…) sino por el de los verdaderos responsables, aquellos que crearon, ordenaron y financiaron las temibles torturas de Guantánamo. ¿Cuál es la carga explosiva de una demanda que se ha tratado de parar a toda costa por la fiscalía tras el encuentro de Zapatero con Obama? Al señalar las más altas esferas de Washington esta demanda se enfrenta tanto al poder del hegemonismo como al gobierno de Zapatero, que ha intentado por todos los medios posibles desviar el curso de la investigación. En la demanda, por ejemplo, acusa directamente a Rumsfeld de haber aprobado las “nuevas” técnicas de “interrogatorio” como el waterboarding (ahogamiento simulado). El sólo hecho de que su nombre aparezca en una imputación de este tipo es un hecho de innegable importancia en la lucha contra la impunidad. La mejor forma de asomarnos a la envergadura de este proceso es detenernos en quien es Rumsfeld, uno de los imputados. Donald Rumsfeld es una de las cabezas de los halcones de la Casa Blanca. Ha sido junto a Dick Cheney, el verdadero poder en la sombra del ultragresivo poder de la Casa Blanca durante los años de Bush. Es el representante del sector más agresivo, voraz y depredador de la burguesía norteamericana. Siempre ligado a los puestos de dirección de la fuerza militar. Rumsfeld ejerció como secretario de Defensa en 1975 durante la presidencia de Gerald Ford, sentando la primera piedra de la “guerra de las galaxias”, que luego se desarrollaría con Reagan. Un golpe maestro a favor del complejo militar industrial. Además, participó en la dirección de la invasión de Panamá o la primera guerra del Golfo. En la invasión de Irak y Afganistán con Bush hijo. Cuando no ha estado ocupando cargos estratégicos en el gobierno norteamericano, Rumsfeld ha sido presidente de una empresa de biotecnología, ejecutivo de la farmacéutica G.D. Searle&Co, y de la industria armamentística Instrument Corp. Pero esta auténtico príncipe d elas tinieblas no ha sido juzgado ni imputado jamás por ningún crimen. Por ello, por la relevancia de este hombre de Estado y su responsabilidad en algunos de los peores crímenes a la humanidad, el juicio que hoy se celebra en España es un avance cualitativo en la lucha contra la impunidad en todo el planeta.

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