Corresponsalí­a Euskadi

¿Un problema de género o de clase?

Con motivo de la celebración del Dí­a Internacional de la Mujer Trabajadora -el próximo domingo 8 de Marzo- el Consejo Económico y Social vasco, ha presentado la denuncia de esta diferencia de salario entre hombres y mujeres que se mantiene desde los últimos años. Ahora bien, si la mujer trabajadora tiene por supuesto unos rasgos especí­ficos de discriminación, éstos se van a agudizar a consecuencia de la crisis, los suyos y los del hombre trabajador.

La roblemática social ha sido en los últimos años cada vez más diversificada, diferencias entre hombres y mujeres, diferencias entres trabajadores españoles y extranjeros, entre estos últimos los que tienen y los que no papeles. E insisto no es que no se deban que fijar medidas concretas para cada sector social sobre la base de estudios concretos, el problema es cuando solo se fija la atención en la diferencia y se olvida de la necesidad de la existencia de un plan general de clase que se plantee objetivos unitarios y estrategias unitarias. Lo contrario resta en fuerzas y en eficacia.De los datos presentados, los expertos apuntan que la diferencia de salario entre Euskadi y el resto de comunidades no se debe a un problema de discriminación mayor sino a la estructura del mercado laboral. En sectores tan importantes como la industria donde los salarios son más elevados es donde menor presencia de la mujer se da. La diferenciación habría que buscarla en un mercado que no ha ofrecido históricamente las mismas oportunidades de progreso a la mujer y al hombre. La diferenciación salarial está prohibida por ley cuando unos y otras realizan el mismo trabajo. Así pues si en cada punto que documenta el informe hay una diferencia siempre en perjuicio de la mujer: en precariedad de jóvenes entre 16-24 años afecta un 62.4% sin contrato fijo frente a un 59.3% para los varones, en desempleo si bien había ido evolucionando favorablemente es los últimos años la llegada de la crisis está afectando especialmente en el sector femenino. O la discriminación en el sector I+D+i, donde apenas la mujer representa un tercio, que tiene como origen su menor presencia en las carreras con mayor contenido científico y tecnológico. No podemos dejar que los mismos datos nos encubran un problema de clase y situación de crisis donde la gente se está llevando la peor parte, ya sea hombre o mujer.El presidente del CES vasco, José Luis Ruiz, califica de “totalmente de inaceptable” la discriminación. “la igualdad debe ser absoluta y con ese objetivo debemos de trabajar todas las instituciones”. Es importante hacer esta reflexión puesto que si los objetivos por los que trabajar son que las jóvenes alcancen un 59.2% o el nivel de desempleo de los varones en un momento de regulaciones y de despidos, pues celebraremos la llegada a la igualdad, pero esta no será más que la igualdad de la miseria. Por eso ahora más que nunca, los objetivos tanto de hombres o mujeres han de ser unitarios y ampararse en un plan general donde la crisis no la paguemos los trabajadores. Sino los primeros tampoco llegaran a resolverse.

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