PSOE y Unidas Podemos firman un acuerdo para formar “un gobierno de coalición progresista”

Un primer paso en la buena dirección

El acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos es una buena noticia, pero habrá que empujar para que el gobierno de progreso pueda hacerse realidad.

Los resultados del 10 de noviembre han tenido un efecto fulgurante. Tan solo dos días después de celebrarse las elecciones, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han comparecido para anunciar un acuerdo que incluye unos ejes generales programáticos y el compromiso de formar “un gobierno progresista de coalición” con presencia del PSOE y de Unidas Podemos.

Es una muy buena noticia, que apoyamos desde estas páginas, y se corresponde con lo que los votantes han demandado en las urnas. Abriendo el camino para poder formar un gobierno de progreso.

Lo que no pudo ser, ni en julio ni en septiembre, empieza a suceder ahora. ¿Qué ha cambiado?

Tras el 28-A, grandes centros de poder internacionales y nacionales se movilizaron para impedir que pudiera formarse un gobierno basado en el giro a la izquierda dictado en las urnas. No se podía permitir un gobierno de coalición , pero tampoco una alternativa “a la portuguesa”, basada en un acuerdo entre fuerzas de izquierdas. Sería un gobierno demasiado influenciado por la mayoría que rechaza los recortes. Por eso se forzaron nuevas elecciones.

El 11 de noviembre, el día después de la repetición electoral, el Ibex-35, lejos de celebrar el “avance de la derecha” que muchos medios jaleaban, registró una caída que fue mayor en los grandes bancos, corazón de la oligarquía española. Los resultados del 10-N tampoco les habían gustado: a pesar de todos sus esfuerzos, seguía habiendo una mayoría de izquierdas y contra los recortes.

Ha sido la marea de votos progresistas el 10-N, más de 11 millones, la fuerza que ha hecho posible un acuerdo inmediato entre las dos principales fuerzas de izquierdas.

Los ejes programáticos del acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos incluyen diez puntos, enunciados en términos generales, que benefician a la población e impiden que pueda irse más allá con los recortes. Van desde la “creación de empleo” y “el combate a la precariedad del mercado laboral” a “proteger los servicios públicos, especialmente la educación, la sanidad pública y la atención a la dependencia” o “el blindaje de las pensiones de nuestros mayores”.

Este es un primer paso, en la buena dirección y que debemos celebrar. Pero la batalla ni mucho menos se ha cerrado, sigue abierta. 

El acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos debe ampliarse al apoyo de otras fuerzas para poder alcanzar una mayoría que permita formar gobierno. Y aquí la inclusión de Ciudadanos, aún cuando fuera con su abstención, evitaría tener que depender de los 13 diputados de ERC.

Pero sobre todo va a haber poderosas fuerzas en contra. Quienes vetaron tras el 28A que pudiera formarse un gobierno de progreso no van a permanecer ahora con los brazos cruzados. La gran patronal española ya ha expresado su rechazo. Y no van a ser los únicos.

Conquistar un gobierno de progreso va a requerir esfuerzos, y no está ni mucho menos decidido. Pero la celeridad del acuerdo indica que, gracias a la presión de la mayoría de votos progresistas, existen ahora condiciones favorables.

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