El juez Baltasr Garzón acaba de imputar a 37 personas por la trama de corrupción que (supuestamente) dirigía Francisco Correa, que durante 12 años fue el principal proveedor y organizador de los actos del PP a nivel nacional y colaborador habitual de los principales bastiones electorales del PP, el de Madrid, la Comunidad Valenciana y Galicia.
La nueva trama de corrución política investigada, en la que están implicados alcaldes, ex cargos del PP, constructores, consejeros de empresas como Unión Fenosa o ACS; y que salpica hasta la vieja cúpula del PP de Aznar y sus bastiones electorales de Madrid, Valencia y Galicia, no sólo ha puesto en marcha una tormenta política de imprevisibles consecuencias en el principal partido de la oposición, sino que también viene a poner otra vez de manifiesto el problema de la corrupción vinculada a las castas políticas del país.La trama descubierta vuelve a poner sobre la mesa el desvío de cientos o miles de millones de las arcas públicas que acaban en los bolsillos de unos cuantos y de los propios partidos, lo que en épocas de crisis como la que atravesamos aún hace más sangrante el problema, porque estamos ante un auténtico desfalco de los recursos públicos.¿Hasta dónde llega el desfalco?Esa es la gran pregunta. Porque resulta que cada vez que aparece un escándalo de estas proporciones (como cuando apareció el del 3% en Cataluña, el escándalo de Marbella o el de los alcaldes socialistas de Ciempozuelos) acaba diluyéndose y el dinero de las arcas públicas desapareciendo.Por encima de la batalla política de turno (pero ese es otro asunto, ahora le ha tocado al PP como otras veces le tocó al PSOE) es preciso llegar al fondo de estas corruptelas, investigar el desfalco de los recursos públicos y, sobre todo, poner los mecanismos para recuperarlos, ¡PARA QUE SE DEVUELVAN!Resulta que en plena crisis, investigar a fondo donde están los recursos públicos, quién se los lleva, a qué se destinan…, etc. es un problema fundamental. Porque ¿cuántos puestos de trabajo se podrían crear si se atajara la corrupción generalizada en las administraciones? ¿Cuántas empresas, pymes, se podrían salvar? ¿Cuántas nuevas empresas poner en marcha?Ahorro y tajo a la corrupción. Ahí hay miles de millones de recursos al servicio de la resolución de la crisis, pero no sólo descubriendo, sino recuperando, interviniendo esos miles de millones para ponerlos en circulación en la economía productiva.