Un pozo sin fondo al lado de tu casa

El ayuntamiento de Cáceres dio la orden de paralizar de forma inmediata los trabajos de la mina de litio en Cáceres. Una acción que solo se explica por la continua lucha durante meses del organizaciones ecologistas, sociales y vecinales en defensa de sus condiciones de vida.

No existe nada semejante en el mundo. Abrir una mina de litio a cielo abierto, justo a menos de dos kilómetros del centro urbano de una ciudad como Cáceres, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1986. Y sin embargo, es lo que se lleva construyendo desde junio de 2017, hasta que el ayuntamiento de Cáceres ha ordenado la paralización de las obras y el precinto de la mina. Además de quedar bajo control municipal tanto la maquinaria como los materiales de construcción.

La firma responsable de la apertura de la mina es TEL (Tecnología Extremeña de Litio), formada por la unión de Valoriza Minería dentro de Sacyr) y la australiana Plymouth Minerals. Su objetivo es extraer 15.000 toneladas de litio al año, lo que supondría la apertura de un cráter en la montaña de 1.100 metros de diámetro y 550 de profundidad. A lo que hay que añadir la apertura de caminos para el transporte de la maquinaria y el material, un área de procesado, una escombrera y una balsa de evaporación. En total, 1.200 hectáreas ocupadas las 24 horas del día entre construcción de la mina, extracción del litio y su procesamiento posterior.

Desde el mismo verano de 2017, se ha opuesto un robusto movimiento popular que tiene como cabeza más visible la Plataforma Salvemos la Montaña, una plataforma que aglutina a multitud de organizaciones ecologistas, sociales y vecinales como Adenex, Ecologistas en Acción de Cáceres, SEO-Birdlife… que no se identifican con ningún partido y que llevan denunciando la apertura de la mina y sus efectos para la población y la naturaleza desde el mismo verano de 2017.

Entre sus críticas, denuncian cómo la proximidad de la mina afecta a estructuras vitales básicas como la Estación Potabilizadora de Agua, el Embalse de Guadiloba o los dos hospitales de Cáceres. Vaciarán los embalses de agua puesto que se necesitan cientos de miles de litros de agua para extraer cada tonelada de litio. Señalan el elevado índice de contaminación con aire de polvo nocivo, al utilizar elevadas cantidades de compuestos químicos tóxicos para la extracción, o el peligro de contaminación de los acuíferos. Además del ruido y de las vibraciones que perturban continuamente la calidad de vida de los cacereños. Aparte de perjudicar a la economía de la ciudad, ya que la mecanización y la destrucción de parajes naturales reducirán el turismo.

La plataforma también acusa a TEL de destruir caminos públicos con el transporte de maquinaria pesada, llevar a cabo perforaciones con barrenos en propiedades privadas, en ocasiones sin permiso. Y el destrozo de los recursos naturales y culturales como el valle del Arroyo Valhondo.

La movilización en Cáceres ha sido continua. La Plataforma Salvemos la Montaña recogió más de 13.500 firmas en una campaña en Change.org en contra de la mina. Han llevado a cabo numerosas concentraciones y manifestaciones, siendo la más reciente la celebrada el 3 de febrero en la Plaza Mayor de Cáceres, logrando aglutinar a más de 2.000 ciudadanos en defensa del cierre de la mina.

El ayuntamiento ha elaborado un estudio sobre las repercusiones de la obra en la ciudad, y ha concluido que las acciones que lleva a cabo TEL “no se ajustan a las condiciones establecidas en la licencia de obras” violando en varios puntos el Plan General Municipal. Todo ello ha concluido en la paralización de la construcción de la mina.

Claro que esto no es el final. La parálisis de la mina es una medida temporal, nada está decidido aún y habrá que seguir luchando. Pero ya se ha conseguido una importante victoria, gracias a la lucha constante y continua del pueblo cacereño por defender sus hogares. Porque antes va la vida y la salud que los beneficios de las empresas monopolistas.

Deja una respuesta