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Un plan secreto de la CIA permitió matar a guerrilleros en Colombia

Washington y Bogotá fortalecieron su ya estrecha relación militar desde 2000 con la puesta en práctica de un programa secreto de la CIA que permitió ayudar a matar decenas de líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según detalló hoy una investigación del diario The Washington Post.

El programa, autorizado por el presidente George W. Bush en 2000 y prolongado por el actual presidente Barack Obama, incluía la utilización de bombas inteligentes guiadas por sistemas de GPS.

Aunque la colaboración entre EE.UU. y Colombia estaba canalizada a través del «Plan Colombia», este programa secreto contaba con un presupuesto adicional de 9.000 millones y era coordinado directamente por la CIA.

El Washington Post, que cita como fuentes una treintena de entrevistas con diplomáticos y funcionarios de inteligencia estadounidense y colombiana, fecha el inicio formal de las operaciones en 2003, justo después del secuestro por parte de las FARC de tres contratistas estadounidenses tras estrellarse su avión en la jungla.

Bush encargó la gestión a George Tenet, entonces director de la CIA, quien ordenó la creación la Célula de Fusión de Inteligencia de la Embajada de EE.UU. en Colombia, conocida informalmente como «el Búnker».

Desde esta oficina, con cerca de una veintena de empleados, se diseñó el plan de inteligencia que incluía la localización de líderes guerrilleros de las FARC y en menor medida del ELN, y la identificación de sus vínculos con organizaciones de narcotráfico y lavado de dinero.

De acuerdo al Post, EE.UU. dejó de lado las organizaciones paramilitares que también tenían relaciones con los carteles de narcos.

A través de sofisticados sistemas de localización por satélite similares a los utilizados por Washington en otras partes del mundo como Afganistán, Irak, Somalia o Yemen, los analistas de la CIA trataban de ubicar los campos guerrilleros y pasaban luego información al ejército colombiano.

Sin embargo, las tácticas de seguridad de las FARC, con varios círculos de seguridad, lograban esquivar las operaciones militares colombianas, ya que cuando llegaban los soldados colombianos solo se encontraban con campamentos vacíos.

Frustrado ante la falta de resultados, el presidente colombiano Álvaro Uribe mencionó en 2006 al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al presidente Bush en un encuentro en la Casa Blanca el exitoso operativo que eliminó al entonces jefe de Al Qaeda en Irak, Abu Misab Al Zarqawi.

Tras este encuentro, la CIA decidió dar un paso al frente y explicó la posibilidad de colocar sistemas de guía Paveway sobre bombas de gravedad MK-82, que permite convertir a estos explosivos en bombas inteligentes dirigidas por satélite.

La primera operación de estas características se llevó a cabo en el este de Colombia en septiembre de 2007 contra Tomás Medina Caracas, conocido como «Negro Acacio», y se saldó con la muerte del líder guerrillero.

Las misiones tenían todas las misma estructura: primero el bombardeo de precisión sobre la ubicación seleccionada, después bombardeos generalizados con aviones Embraer A-29 SuperTucanos, a continuación se ametrallaba la zona con AC-47 y finalmente tropas colombianas transportadas en helicópteros Black Hawk recogían los restos, a los heridos y equipos electrónicos.

Hasta 2010, las bombas inteligentes estaba encriptadas para que Colombia tuviese que pedir autorización a EE.UU, y desde entonces Washington entregó a Bogotá control completo sobre los ataques.

La operación estrella, y la más polémica, fue la que se lanzó contra Raúl Reyes, considerado número dos de las FARC, en febrero de 2008 en la frontera entre Colombia y Ecuador.

Los aviones colombianos, guiados por los informes de la CIA y sin salir del espacio aéreo de Colombia, bombardearon el campamento de Reyes, situado al otro lado del río Putumayo, en el lado ecuatoriano, y posteriormente tropas colombianas se llevaron los restos del ataque.

La operación provocó una escalada de tensiones en la región, con el presidente venezolano Hugo Chávez enviando tropas a la frontera y Ecuador haciendo lo propio. Uribe se vio obligado pidió disculpas por la operación, que tuvo un fuerte impacto en la guerrilla.

Se trata de la primera vez que se detalla la participación activa de la CIA en dicho ataque.

De acuerdo a la investigación del Washington Post, el número de operaciones de estas características ha aumentado desde la llegada a la presidencia de Colombia de Juan Manuel Santos en 2010, especialmente en los últimos dos años.

Tanto los oficiales de Bogotá y Washington las consideran responsables de la actual situación de vulnerabilidad y debilidad de las FARC.

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