<> Con este lema impulsa Javier Madrazo su campaña para las elecciones vascas, es una significativa muestra de los oídos sordos que da a los que realmente le critican, sus propias bases, sus propios militantes, reclamando ¡un giro a la izquierda! Madrazo que lleva ya la segunda legislatura gobernando del brazo del PNV e Ibarretxe, sí, la derecha vasca, y responsable de la década ominosa aquí en el País Vasco. Sus mejores secuaces.
Así el asado miércoles, un total de 26 militantes, entre ellos tres concejales guipuzcoanos, hicieron pública su renuncia a continuar en EB (Ezker Batua), sus razones “por higiene ética y democrática”, denuncian una de las contradicciones principales dentro de la izquierda oficial, “la degeneración del proyecto de EB, la institucionalización de la militancia y su profesionalización por mediación de liberaciones y prebendas” que le han convertido “en una fuerza burocrática, clientelista y posibilista dentro del sistema”, denuncian que sus practica diaria se base en la gestión de las migajas del sistema, acoplándose al gobierno de turno, abrazándose a la vía electoral como un fin en si mismo. Esto es sin duda un paso adelante. Como ellos mismos dicen hace falta en estos tiempos de crisis “una izquierda antisistema y extremadamente democrática” para dar una respuesta a la situación, solo en este hecho podemos encontrar la razón del último batacazo electoral de IU en las pasadas elecciones generales que obligó a dimisión de Gaspar Llamazares. Una izquierda convertida en un aparato burocrático que sirva del colchón al poder. Por eso, este paso provoca reflexión, y debate para otra izquierda, que de respuesta a los problemas actuales sin abandonar los orígenes y los principios, porque señor Madrazo ¡eso si que es orgullo de izquierda!, no la traición constante de las aspiraciones populares por cálculos electores y de réditos de poder. Pero hay que avanzar más, y llevar adelante una reflexión profunda, de cómo ellos mismos como militantes han estado cohabitando tantos años con estos principios y participando de la traición más tremebunda, dar cobertura roja al nacionalismo étnico y excluyente de Arzalluz e Ibarretxe, dar cobertura roja a que los cómplices del terror, ANV gobernando en los ayuntamientos. Porque son prebendas y cuotas de poder, pero la tranquilidad aquí en Euskadi también tiene un precio. ¿Cuántas veces ha aparecido Javier Madrazo en una lista de ETA?, y sí muchos concejales socialistas y populares. Aquí en Euskadi no solo hay una división entre derecha e izquierda, sino entre los que dan un paso al frente por las libertades, se arriesgan y se pronuncian, y los que se colocan al lado del verdugo. No se puede dar una respuesta social a nada, ni mucho menos de transformación sino se rompe radicalmente con esta cohabitación. Euskadi tierra de La Pasionaria (nacida en Gallarta) y cuna de gran parte del comunismo español en su mejor vertiente, como vanguardia del frente popular contra el fascismo, tiene que volver a renacer de sus minas enterradas. Ser vanguardia en desenmascarar a los verdugos que lastran la vida y la libertad de los vascos.