Escribimos este artículo apenas 24 horas después de que se haya destapado el escándalo de «los papeles de Panamá» y a punto de entrar en la rotativa. Será una primera mirada ya que aún tenemos un conocimiento inicial de los datos, escaso y fragmentario para poder hacer una valoración y un análisis completo de lo que significan y las consecuencias que puedan tener.
La investigación, filtrada por un informante anónimo al periódico alemán Süddeustche Zeitung y liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, está basada en los datos filtrados de una sola firma, la panameña Mossack Fonseca, considerada una de las 5 mayores firmas especializadas en el registro de sociedades “offshore” (opacas) en paraísos fiscales.
¿Qué son las sociedades “offshore”?
La primera característica de las sociedades “offshore”, o sociedades opacas, es que están constituidas y registradas en un país diferente del que operan.
La segunda, que normalmente no desarrollan actividad en el país donde se crean. Se utilizan para operar en Estados inestables o donde hay menos garantías jurídicas para la actividad mercantil. Así es conocido que grandes empresas españolas tienen filiales “offshore” para operar en otros países. «Es llamativo que no haya ni una sola referencia a nadie vinculado con las grandes corporaciones norteamericanas financieras, tecnológicas o industriales ni con su clase política«
La tercera, su constitución por sí misma no es ilegal. Y son relativamente asequibles y fáciles de constituir. Sobre todo en los paraísos fiscales, como Panamá, donde “es muy difícil abrir una cuenta en un banco”, porque comprueban todos los datos, “pero muy fácil constituir una sociedad”.
Pero hay otras razones para usar este tipo de sociedades con otros fines, que traspasan los límites legales y se convierten en delictivas. Cuando se usan para ocultar patrimonio, dinero procedente de actividades ilícitas o para ocultar dinero a las autoridades fiscales del país de origen donde se realiza la actividad. Y precisamente estas son las prácticas más habituales de estas sociedades opacas, que se pueden registrar con apenas 200 euros en cualquier paraíso fiscal.
En su “modus operandi” ilegal la sociedad “offshore” actúa como una sociedad pantalla ocultando a los verdaderos titulares y colocando al frente de ellas a testaferros y falsos empleados. Incluso varias de esas sociedades pueden crear un entramado para borrar el rastro del dinero traspasándolo de unas a otras.
Los primeros datos de los papeles secretos filtrados de Panamá parecen indicar que, no en todos los casos, sí son las actividades ilegales las más habituales. También que no es precisamente sólo en Panamá donde están constituidas, la mayoría están registradas en el paraíso de las Islas Vírgenes Británicas, territorio de ultramar del Reino Unido.
Este escándalo está poniendo nombres y caras a posibles delincuentes fiscales. ¿Pero por qué las grandes potencias mantienen los paraísos fiscales? Cualquier ciudadano no puede disfrutar de las ventajas de un paraíso fiscal, su acceso está reservado a individuos con un elevado nivel de rentas y patrimonio, y sobre todo porque está al servicio del capital financiero, para hacer en esos paraísos lo que no pueden hacer legalmente en sus países de origen.
Los buscadores de oro
Igual que los buscadores de oro que hemos visto tantas veces en el cine del Oeste, que se tenían que afanar en batear toneladas de arena para encontrar las pepitas de oro y distinguirlas de las piritas de latón.
También es necesario buscar entre este río de información de los papeles filtrados de Panamá dónde están las “pepitas” y distinguirlas del brillo de la pirita, dónde está la información valiosa que nos puede dar luz sobre lo que este escándalo de dimensiones globales significa y si encierra otras lecturas que se nos escapan en los primeros momentos.
En el río de la información que nos llega con la primera entrega hay empresarios, deportistas o cineastas, junto a mandatarios de todo el mundo, primeros ministros y miembros de casas reales. En muchas portadas brillan los deportistas más mediáticos como Messi o los cineastas más conocidos como Almodóvar.
Sin embargo hay “pepitas” que tienen un brillo especial.
El presidente ruso Vladimir Putin es seguramente en que más espacio ocupa en los grandes medios escritos y digitales. No aparece directamente implicado en ninguna sociedad, sino vinculado a amigos personales (como el director de orquesta Sergei Roldugin) y familiares que se supone actuarían como testaferros suyos en las sociedades.
Lo mismo ocurre con el presidente chino Xi Jinping, vinculado a través de su cuñado y otras cuatro personalidades chinas.
Venezuela aparece en 241.000 documentos de la filtración de Panamá, Velásquez Figueroa, colaborador de Hugo Chávez, es uno de los implicados.
Las filtraciones llegan a Europa donde aparece implicado en la trama de las sociedades opacas el primer ministro Islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, que habría utilizado una empresa “offshore” para ocultar millones de dólares durante la crisis financiera; la infanta Pilar de Borbón, hermana del rey emérito Juan Carlos I; incluso al mismo corazón de Europa, donde aparece el primer ministro británico David Cameron.
Todos ellos en medio de una lista de hasta 140 políticos de 50 países, entre ellos 12 jefes de Estado y de Gobierno.
También tienen un brillo especial las ausencias. ¿No es cuanto menos llamativo que entre tantos documentos no haya ni una sola referencia, por lo menos en esta primera entrega, a nadie vinculado con las grandes corporaciones norteamericanas financieras, tecnológicas o industriales ni con su clase política?
¿Es casualidad que los papeles de Panamá se centren en atacar a líderes mundiales opuestos o molestos para los intereses norteamericanos, o de los países emergentes como Brasil o a Venezuela?
Preguntas que no despejan las sospechas de que no haya intenciones ocultas y se haya orquestado un ataque mediático con objetivos políticos.
A partir de ahora habrá que seguir las nuevas entregas, profundizar en el río de las filtraciones y el tratamiento de los medios Y responderse nuevas preguntas: ¿Quiénes son los filtradores y quienes seleccionan la información, cuándo se filtra y por qué?
Es la primera entrega, y el escándalo y sus derivadas no ha hecho más que empezar.
Un escándalo sin precedentes
Estamos ante un escándalo sin precedentes, no sólo de proporciones gigantescas sino globales: más de once millones y medio de documentos, registros, contratos, memorandos, correos electrónicos, que cubren 40 años de una intensa actividad en paraísos fiscales, desde la década de los 1970 hasta final de 2015, con implicaciones en todo el planeta y especialmente con implicaciones de Jefes de Estado y gobierno y políticos de los países de zonas especialmente sensibles del planeta.
Ha sido necesario un año y el trabajo 370 periodistas de 78 países, utilizando 25 idiomas, para analizar la información sobre más de 200.000 sociedades “offshore” vinculadas con individuos de más de 200 naciones. Y la investigación está aún lejos de terminar, según los medios, como El Confidencial y La Sexta, que han publicado la exclusiva en España.