Segunda masacre israelí­ contra una escuela de la ONU llena de refugiados

Un obús. 46 vidas.

Rezaban por haber encontrado un lugar seguro, pero hoy no existe algo así­ en Gaza. Cientos de refugiados -la mayorí­a mujeres, niños y ancianos- se hacinaban en la escuela Al Fakhoura de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA), en el campo de refugiados de Yebalia, huyendo del avance de las tropas israelí­es en el norte de la ciudad de Gaza. De pronto se oyeron disparos de fusil, y todos agacharon instintivamente la cabeza. Unos segundos después todo se transformó en fuego, metralla y escombros, y luego en sangre, gritos y horror.

Por segunda vez en 24 horas, la artillería israelí ha vuelto a bombardear una escuela de la ONU releta de cientos de refugiados. En el ataque más sangriento desde que empezó la invasión, un solo proyectil disparado desde un tanque ha aniquilado a 46 personas y ha herido a un centenar. Todas las víctimas eran civiles desarmados, la mayoría mujeres y niños. Ayer, sólo unas horas antes, la artillería israelí atacaba la escuela de la ONU en el campo de refugiados de Chati, donde se refugiaban 400 personas. El ataque mató a tres jóvenes de una misma familia. La UNRWA, que ha habilitado hasta once centros escolares para acoger a los desplazados de las zonas de combate, asegura que para evitar este tipo de errores comunicó a Israel las coordenadas GPS de todas sus instalaciones en Gaza, y que éstas están claramente identificadas, sin excepción, con las letras "UN". "No hay ningún sitio seguro en Gaza. Todos están aquí aterrorizados y traumatizados", dijo John Ging, uno de los máximos representantes de la ONU en la franja, a la agencia palestina independiente Maan. Muchos han recordado que no es en absoluto la primera vez que las autoridades israelíes –que violan la legalidad internacional a conveniencia- bombardean sin miramientos edificios de Naciones Unidas en los que se refugian población civil. Sin ir muy lejos en la hemeroteca, en 1996, en la operación Uvas de la Ira contra Líbano, las tropas israelíes bajo las órdenes de Sharón, “el carnicero de Sabra y Chatila” bombardearon un edificio en Qana, matando a 100 civiles. Y sólo unos días después aniquilaron otro refugio internacional, causando medio centenar de víctimas más. El ejército israelí ha justificado la carnicería por la presencia de milicianos palestinos armados de morteros en la zona. En un comunicado digno de Goebbels, el Tsahal convirtió a las víctimas en victimarios: "No es esta la primera vez que Hamás dispara morteros y cohetes desde escuelas, usando a civiles como escudos humanos". Horas antes de esta segunda masacre contra una escuela, la ONG Save the Children había elaborado un trágico recuento: Al menos –según "una estimación conservadora"- 100 niños han muerto en la franja de Gaza desde que comenzó el ataque militar israelí el 27 de diciembre. Save the Children aclaró que no incluye los menores muertos en el bombardeo de hoy contra la escuela de la ONU en Yebalia. Profundamente consternado, el director de la ONG Ken Caldwell, declaró "El bombardeo de refugios es indignante. Esta mañana el número de niños muertos alcanzó el centenar y el ataque contra esta escuela habrá hecho que el número sea aún mayor", y subrayó que "los niños pequeños están sufriendo lo peor de esta crisis. Están en una situación de tremendo estrés, a menudo incapaces de dormir, con algunos de ellos en un estado de shock tal que no tienen ni fuerzas para llorar" Mientras tanto, los hospitales de Gaza están al borde del colapso por la continua llegada de heridos civiles. Decenas de miles de familias palestinas se encuentran en una situación desesperada mientras las bajas civiles colapsan el sistema hospitalario. Los antibióticos y material quirúrgico se están agotando, y el tráfico de ambulancias es cada vez más peligroso. Son varios los conductores y médicos que han muerto por fuego israelí al intentar aproximarse al lugar de una explosión para atender a los heridos. "Los hospitales tienen además dificultades para funcionar debido a los continuos cortes de electricidad. El combustible que utilizan los generadores se está acabando. Decenas de pacientes se exponen a una muerte segura si fallan los generadores", han denunciado observadores de Oxfam. Se trata de la jornada más cruenta desde que empezó la Operación Plomo Fundido: sólo ayer murieron 80 palestinos, en su inmensa mayoría civiles desarmados. El siniestro balance de víctimas en la franja de Gaza se eleva a 660 muertos y a más de 3000 heridos.

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