La nueva polí­tica exterior de EE UU según Brezynsky

Un mundo Multipolar

» deberí­amos apoyar una Europa ampliada, y al hacerlo deberí­amos esforzarnos por extender la zona de paz y prosperidad en el mundo que es el fundamento necesario para un sistema internacional estable en el que nuestro liderazgo pueda ejercerse de forma fructí­fera».

Zbigniew Kazimierz Brzezinski, miembro rominente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales» (CSIS, por sus siglas en inglés), es el padre intelectual del modelo de la globalización en su libro Entre dos épocas: el papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica (de 1970), artí­fice de la trampa de la guerra de Afganistán que tendió a la URSS (según sus confesiones aLe Nouvel Observateur), y promotor del eterno imperio estadounidense en su libro el El gran tablero mundial: la supremací­a estadounidense y sus imperativos geoestratégicos.El geoestratega, quien en forma persuasiva se ha pronunciado contra una nueva aventura militar en Irán (con quien procura establecer negociaciones sin condiciones previas, propone el nuevo papel que deberá jugar Estados Unidos en el mundo bajo la presidencia Obama en un nuevo entorno multipolar.En una conferencia realizada en el muy influyente Chatham House de Londres. Describe que Obama ha asumido la presidencia «en medio de una extensa crisis de confianza en la capacidad de Estados Unidos para ejercer su liderazgo efectivo en los asuntos mundiales».»La autocomplacencia nacional, la irresponsabilidad financiera, una guerra innecesaria y transgresiones éticas que han desacreditado el liderazgo de Estados Unidos, y que han empeorado la crisis económica global».Parece que hasta pertenece a los creativos movimientos altermundistas cuando refiere que el «activismo global está generando un surgimiento por la búsqueda de respeto cultural y oportunidades económicas en un mundo cicatrizado por memorias de dominio colonial o imperial» cuando «por primera vez en la historia casi toda la humanidad se encuentra polí­ticamente activada, consciente e interactiva». Reconoce el ocaso del dominio global por los «poderes del océano Atlántico» en beneficio de la «prominencia de China y Japón», y en la retaguardia «India y quizá una Rusia recuperada, aunque esta última se encuentra muy insegura de su lugar en el mundo».Sin la participación de Estados Unidos se avecina el «caos global», por lo que Brezinski pregona, «La recuperación de la legitimidad global de ese paí­s para encabezar un esfuerzo colectivo en un sistema más incluyente de manejo global».»Unificar» un neoatlantismo con la «triada europea»: Gran Bretaña, Francia y Alemania.»ampliar» un G-14 o un G-20, «negociar» con la «triada europea», China, Japón, Rusia y «posiblemente India»;»Pacificar», «evitar que EE UU se empantane en la vasta extensión que va del Canal de Suez a India.»Deberí­amos buscar la cooperación con Europa, no dividirla en una ficticia «nueva y vieja Europa». Deberí­amos reconocer que en algunas partes del mundo los europeos tienen más experiencia y conocimiento que nosotros y ciertos intereses tan importantes como los nuestros».»Pienso, sobre todo, en Oriente Próximo. Por tanto, deberí­amos apoyar una Europa ampliada, y al hacerlo deberí­amos esforzarnos por extender la zona de paz y prosperidad en el mundo que es el fundamento necesario para un sistema internacional estable en el que nuestro liderazgo pueda ejercerse de forma fructí­fera». Serí­a un sistema de seguridad para controlar las relaciones con toda Eurasia, con una OTAN ampliada vinculada con Rusia en materia de cooperación y mediante un diálogo entre EE UU, la OSCE, China y Japón, todo ello enmarcado en una comisión de seguridad permanente en la ONU que incluirí­a a EE UU, Europa, China, Japón, una Rusia confederada, India y otros paí­ses importantes, aliviando así­ las cargas internacionales de EE UU que seguirí­a ostentando el control de todo el sistema.La nueva arquitectura geopolí­tica de Zbigniew Brzezinski no oculta sus preferencias para controlar a la «triada europea», negociar con la «muy precavida» China, a diferencia de Rusia «impaciente, frustrada y algunas veces amenazante».»Me preocupan los respaldos incondicionales a un gobierno de ex agentes de la KGB como si se tratara de una democracia madura. í‰se ha sido el juicio emitido de nuevo por nuestras más altas instancias en las últimas semanas sin ninguna justificación para ello. Pero, en justicia, debemos decir que algo de eso ya ocurrí­a antes de que esta administración asumiera el poder».»Aumentar la extensión de la zona de paz es construir el núcleo interior de una zona internacional estable. Si bien EE UU tiene la supremací­a, no es omnipotente Necesitamos a los europeos. Necesitamos a la UE. Tenemos que esforzarnos por atraer a Rusia, mientras al mismo tiempo somos muy claros en lo que aún descalifica a Rusia como miembro genuino de la comunidad de los Estados democráticos y respetuosos de la ley».Vuelve a la carga, para colocar el contencioso israelí­-palestino como máxima prioridad, ya que después de 61 años de gangrenización han brotado otros puntos más candentes por resolver en forma inmediata: la fractura geopolí­tica tectónica del golfo Pérsico y el «cuadrángulo de la muerte: India-Pakistán-Afganistán-Cachemira».Tenemos que tratar con esas partes del mundo que son conflictivas e intentar transformarlas en una zona de paz, y eso significa, sobre todas las cosas, Oriente Próximo. Debemos tener éxito en Irak. El fracaso no es una opción.»Por tanto, no hay nada que perder en declarar soberana a la autoridad iraquí­ si ello contribuye a ganar legitimidad polí­tica en un paí­s que busca definirse a sí­ mismo, que ha sido humillado, y en el que existe un alto grado de ambivalencia, dando la bienvenida por una parte al derrocamiento de Sadam Husein, como hace la mayorí­a, y por otra, resintiéndose de nuestra presencia y dominio».»Cuanto más pronto lo hagamos, más probable será que una autoridad iraquí­ bajo un paraguas internacional sea más eficaz para luchar contra el terrorismo residual y contra la oposición a los que seguimos haciendo frente».»No convertiremos a Oriente Próximo en una zona de paz en lugar de una de violencia a menos que identifiquemos más a EE UU con la búsqueda de la paz en el conflicto palestino-israelí­. El terrorismo palestino tiene que rechazarse y condenarse, sí­. Aunque esto no deberí­a traducirse en una polí­tica de apoyo a una represión brutal, a los asentamientos coloniales y a un nuevo muro». «No nos engañemos. En juego está el destino de un paí­s democrático, Israel, con cuya seguridad y bienestar EE UU ha estado comprometido durante más de medio siglo por razones históricas y morales».»Vamos a vivir en un mundo inseguro; esto no puede evitarse. Tenemos que aprender a vivir en él con dignidad, con idealismo, con resolución».

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