Desde hace meses, el ‘movimiento por la vivienda’ ha adquirido una enorme fuerza y capacidad de movilización, convirtiéndose por derecho propio en una de las principales puntas de lanza del viento de lucha de las clases populares.
Es un movimiento heterogéneo porque está fuertemente pegado al terreno y a las particularidades de cada zona, ciudad o autonomía, lo cual le añade arraigamiento y riqueza. Por ejemplo en las zonas costeras y grandes ciudades es inseparable de la denuncia de la ‘turistificación masiva’ y la gentrificación de los barrios, de la proliferación del alquiler turístico y de la degradación de las condiciones de vida y de trabajo que conlleva todo ello.
Pero tiene un norte común, un hilo conductor: denuncia una de las principales preocupaciones de las clases populares. Un atraco del precio de la vivienda -sea de los alquileres o de la cuota hipotecaria- que castiga los bolsillos de la inmensa mayoría; que retrasa hasta mucho más allá de los treinta la emancipación de los jóvenes, que expulsa a las clases trabajadoras de sus barrios de toda la vida -condenándolos a vivir más y más lejos del centro o de su puesto de trabajo- cuando no desahucia a los más vulnerables de sus casas (España cerró 2023 con 26.659 lanzamientos y en los primeros seis meses de 2024, registró cerca de 80 desahucios diarios).
Un atraco que tiene atracadores, que tiene a sus ejecutores y beneficiaros en bancos, Socimis y fondos buitres -los grandes caseros y grandes rentistas- junto a todo un exosistema de monopolios como inmobiliarias o portales turísticos (Airbnb) íntimamente vinculados a los primeros.
Este movimiento social viene de largo. Ya en la década de 2010 las movilizaciones de los jóvenes por la vivienda, de las Plataformas de Afectados por la Hipoteca y otros colectivos estuvieron en el germen del estallido del 15M y de sus acampadas en Sol o en Plaza Catalunya. Y nunca, a lo largo de todos estos años, ha dejado de organizarse y dar batallas, lanzando protestas o parando miles y miles de desahucios.
Pero ahora ha cogido nuevos aires, un nuevo volumen, fruto de que la vivienda se ha transformado en uno de los principales mecanismos de concentración monopolista y de saqueo contra el 90%. Y por tanto, de empobrecimiento colectivo.
El pistoletazo de salida de esta nueva ola de la lucha popular por la vivienda le corresponde con toda justicia a la plataforma «Canarias Tiene un Límite», que lanzó el 20 de abril una apoteósica movilización (la más grande de la historiad de esta CCAA) de más de 200.000 personas en las ocho islas del archipiélago. Continuó en junio, 30.000 manifestantes en Málaga, y por último, en julio, unas 50.000 personas se movilizaron en Mallorca, también la más voluminosa en los anales de Baleares.
Preparada durante meses por una gran plataforma -de la que forman parte CCOO y UGT, el Sindicato de Inquilinos e Inquilinas, la federación de asociaciones de vecinos de Madrid (FRAVM, con 300 asociaciones), las Plataformas de Afectados por la Hipoteca, y ONGs como Amnistía Internacional o Greenpeace, así como el Sindicato de Estudiantes o Recortes Cero- la gran manifestación del 13 de octubre inundó las avenidas del centro de Madrid, con cerca de 400.000 asistentes según la FRAVM.
Un enorme éxito que anima y da pie a nuevas y masivas marchas. A la semana siguiente, el 19 de octubre, más de 15.000 personas convocadas por más de 200 colectivos salían a las calles de la capital del Turia al grito de ‘València s’ofega’ (València se ahoga), para exigir que se regule el mercado de la vivienda, frenar la turistificación y medidas para poner coto a la voracidad monopolista. Simultáneamente, miles de personas se manifestaban en Alicante por el mismo motivo.
Al día siguiente era de nuevo el turno de Canarias. El 20 de octubre unas 10.000 personas protestan en las capitales de las islas para clamar otra vez contra los «excesos» del turismo, la masificación y el tensionamiento de la vivienda.
Es sólo el principio de un movimiento de masas imparable.
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PRÓXIMAS MOVILIZACIONES POR LA VIVIENDA
– Málaga se movilizará el próximo 9 de noviembre a las 11:30 horas desde la Plaza de la Merced para reclamar “una ciudad orientada al bienestar de sus habitantes y no a la especulación inmobiliaria”
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– Sevilla se manifestará también el 9 de noviembre. Diversos colectivos locales han convocado una manifestación con el lema “Sevilla para vivir”.
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– Barcelona, el 23 de noviembre, el Sindicato de Inquilinas de Barcelona y otros colectivos han convocado una protesta por la vivienda en la capital catalana que arrancará a las 17:00 horas en Plaça Universitat.
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– Zaragoza. La PAH convoca una concentración el jueves 7 de noviembre, a las 19.00, en la Plaza de la Madalena, que dará inicio a un mes de movilizaciones en la capital aragonesa.
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Las Juventudes de UCE, en la acampada por la vivienda de Valencia
Tras una semana y media de asambleas y actividades de protesta, la Acampada por la Vivienda en la Plaza del Ayuntamiento promovida por el movimiento «València no està en venda» ha decidido levantar las tiendas de campaña y trasladarse a los barrios, tras valorar que «han conseguido el objetivo» de concienciar a la ciudadanía, dando visibilidad a un gravísimo problema para la población.
La actividad ahora se traslada a los barrios, donde se seguirán movilizando para reivindicar que bajen los precios de la vivienda y contra la turistificación masiva de la ciudad. No obstante, alertan que si en primavera no ha habido “un cambio sustancial”, el movimiento volverá a ocupar las calles de la ciudad
Los militantes de Unificación Comunista de España, concretamente de sus Juventudes (JUCE) participaron en la acampada y en las asambleas de Valencia, para llevar adelante una línea de unidad que pone como blanco a los grandes caseros: bancos y fondos de inversión, casi siempre norteamericanos, los que realmente tienen el poder para subir sin cesar el precio de los alquileres.