Un gran triunfo de las “Kelly”

El Ministerio de Trabajo ha reconocido como enfermedad profesional patologías ligadas al esfuerzo diario que llevan a cabo las camareras de piso. Una reivindicación histórica fruto de la unidad, organización y lucha de un colectivo completamente invisible hace apenas un par de años.

El 30 de agosto, La Mesa del Empleo de Calidad en la Hostelería aceptó oficialmente como enfermedades profesionales de las camareras de piso aquellas que están “relacionadas con determinados movimientos repetitivos en brazos y manos propios de su trabajo”. En concreto, tres de las dolencias más comunes que sufren las camareras de piso: el síndrome del túnel carpiano, la bursitis y la epicondilitis, también conocido como “codo del tenista”.

Esta Mesa, constituida por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, está compuesta por agentes del Gobierno central, de ocho comunidades autónomas y sindicatos y patronal del sector. Nació el año pasado y tiene la finalidad de “analizar todas las cuestiones relativas a la mejora de las condiciones de trabajo en la hostelería”

Esta ha sido su primera gran decisión. Previamente, cuando las camareras de piso tenían estas dolencias, eran derivadas a la Seguridad Social, que las trataba como “enfermedad común”. Ahora son las mutuas las que deberán hacerse cargo de todas estas dolencias. Además, el Ministerio de Trabajo se ha comprometido a estudiar otras dolencias dorso-lumbares, cervicales o hernias para ver si se les da el mismo tratamiento.

La portavoz de las “Kellys” en Benidorm y Marina Baixa, Yolanda García, ha celebrado la decisión, expresando que gracias a ella “podrá haber un seguimiento más preciso de las enfermedades profesionales o accidentes laborales del colectivo.” Sin embargo, recordó al mismo tiempo que “muchas de ellas [las dolencias] se evitarían si no tuviéramos que asumir más trabajo del que podemos”. Reclamando de esta forma medidas para hacer frente a los abusivos ritmos de trabajo. Una camarera de hotel de Costa Blanca puede llegar a acondicionar hasta 25 camas en un día, por ejemplo.

Esta victoria no ha caído del cielo. Surge de la movilización persistente e indoblegable de las camareras de piso, desde que en 2014, distintas empleadas expresaran a través de redes sociales entre ellas la situación de precariedad en la que estaban trabajando y decidieran dar un paso al frente y organizarse.

Ya en 2015 se formaron grupos territoriales en zonas turísticas como Barcelona, Mallorca, o Fuerteventura y al año siguiente se constituyeron como asociación de ámbito nacional. Pasando de ser un sector completamente invisible, a convertirse en una organización de lucha, conocida en toda España, que se ha ganado el apoyo y la simpatía de amplios sectores populares.

Es el trabajo puesto en la lucha, pero sobretodo en la organización y en la solidaridad entre ellas, las que les ha permitido conquistar esta victoria. Su batalla no ha terminado, pero sus logros ya son un ejemplo del que todos los que luchamos contra la precariedad debemos apreciar y aprender de él.

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