Honduras, un golpe de estado en ciernes

Un gesto valiente y audaz

Se cumple en Honduras el patrón, por el cual los nuevos gobiernos de izquierda que se han unido al frente antihegemonista latinoamericano, que avanzan en desmadejar el fuerte entramado construido a sangre y fuego por la intervención del imperialismo, empiezan ha sufrir la resistencia de la oligarquí­a y el entramado que la intervención orgánica que la embajada yanqui mantiene en los sectores económicos, polí­ticos y militares de de cada paí­s, que se niegan a perder sus privilegios ganados en décadas de represión, entreguismo a los dictados de la embajada yanqui.

Los gobiernos de la izquierda antihegemonista, a lo largo de la historia latinoamericana han encontrado frenos en la estructura del Estado, en las instituciones, y hasta en los funcionarios de ese aarato estatal. Leyes, organigramas del poder, mecanismos de control interno, han sido diseñados por las oligarquí­as dominantes para que quién gobierne esté limitado en su accionar. En las últimas décadas, los gobiernos conservadores han ido modificando la Constitución de sus paí­ses para frenar a la oposición, aferrarse al poder, o seguir las directrices de los centros de poder extranjeros, por ejemplo, habilitando las privatizaciones de empresas públicas, reduciendo la injerencia del Estado en la economí­a y en la prestación de servicios. Así­, las llamadas cartas magnas, leyes fundamentales de la nación, etc., han servido para perpetuar el poder de unas minorí­as, sea cual sea el color polí­tico del partido de gobierno.Una vez estos nuevos gobiernos, intentan, llevar a delante un proyecto, nacional de desarrollo, buscar la independencia del estado, redistribuir la riqueza y controlar los recursos naturales, cambiar las estructuras administrativas y judiciales, se topan con constituciones impuestas para impedir precisamente que el control del estado cambie de manos.Los procesos de reformas constitucionales desarrolladas por los paí­ses del frente antihegemonista en Latinoamérica, están constantemente siendo cuestionado y puesto en tela de juicio. Acusados de romper la convivencia y las reglas de juego democráticas, de instaurar dictaduras. Lo que no nos dicen, es que estas reglas de juego a las que se refieren, fueron impuestas por las oligarquí­as aliadas del imperialismo para garantizar sus proyectos de dominación en Latinoamérica.Lo que sucede hoy dí­a en Honduras, es la misma receta que hemos estado viendo en Ecuador, Bolivia, Venezuela y recientemente en Guatemala. Instigar la división del pueblo fomentar las consignas venenosas através de los medios de comunicación en manos de la oligarquí­a instando a la desobediencia civil y a los disturbios callejeros, formando grupos de camisas pardas, que no dudan en asesinar manifestantes para culpar el gobierno y si todo esto no funciona el método expeditivo de el golpe de estado militar.En Honduras, La reacción ha buscado frenéticamente parar la Encuesta Nacional que se realizará este 28 de junio y en donde se le preguntará a la sociedad hondureña si esta de acuerdo que se instale una Cuarta Urna en las elecciones generales de noviembre para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que elaborarí­a una nueva constitución. Hasta llegar al puto en que ayer la cúpula militar, encargada de llevar la logí­stica de los comicios, se negó ha entregar las urnas y el material, amparándose en una orden de la fiscalí­a y la judicatura que se han alienado con la oposición. Llegando al punto de sacar al ejército a las calles.La Corte Suprema, el Tribunal Supremo Electoral y el Congreso Nacional lo desautorizaron públicamente y ordenaron restituir al general Romeo Vázquez que el mismo Zelaya habí­a destituido por insubordinación. El mandatario no hizo caso y cientos de soldados salieron a las calles de Tegucigalpa. Rodearon los principales edificios estatales y el aeropuerto. En un acto inédito, el jefe castrense se negó a participar de la elección. «Cumplí­ con mi misión y la del pueblo hondureño. No podí­amos desobedecer una orden del juzgado», explicó el general Romeo Vázquez el miércoles a la noche, después de que Zelaya anunciara su destitución.El mismo presidente Zelaya, apoyado por diferentes sectores populares, desde campesinos llegados a la ciudad, a obreros, intelectuales, sindicalistas y polí­ticos de otras fuerzas de izquierda, arribaron a los cuarteles para recuperar el material y así­ poder efectuar la consulta. Zelaya se enteró por la televisión de que la Justicia electoral habí­a ordenado incautar todo el material electoral para evitar que se siguiera adelante con los preparativos de la consulta para este domingo. El mandatario se dirigió a los que lo acompañaban. «No dejen que los grupos de poder tomen el control del paí­s. No voy a decir para dónde, pero los que tengan autos que me sigan», invitó sin revelar el destino, según reprodujeron los diarios locales. Zelaya dirigió desde un autobús y dirigió a todos hacia una base aérea cercana. Rompieron el portón e irrumpieron en el edificio, aledaño del aeropuerto. «Venimos a llevarnos el material electoral», avisó el mandatario. No hubo resistencia; se fueron con los autobuses llenos del material electoral y la esperanza de votar el domingo.Esta ofensiva golpista ha sido planificada y ejecutada de manera articulada entre el Congreso Nacional, los medios de comunicación y sus dueños; El Ministerio Público, los empresarios más poderosos del paí­s y las Fuerzas Armadas, que han venido actuando en contra de las decisiones del poder ejecutivo, el ejército ha asumido un papel similar al de los años ochenta, cuando serví­a de instrumento de desestabilización y represión. A esta campaña, que culmina en formidable atentado contra la democracia y los derechos del pueblo hondureño, se han unido algunos sectores de las jerarquí­as de las iglesias evangélicas y católica, quienes han intermediado, alentado y justificado los hechos de connotación golpista.Así­ mismo es obvia la injerencia e intervención de EE UU y su embajador en Honduras quién alertado de antemano de los hechos abandonó el paí­s, y llamó a los directivos del BM, el FMI y otras instituciones cercanas al gobierno norteamericano, a abandonar el paí­s, con lo que demuestran su contubernio con las fuerzas golpistas.Zelaya sufrió un atentado, del que salió ileso este mismo mes, La derecha y los actores internacionales que no ven con ninguna simpatí­a que Honduras haya establecido relaciones diplomáticas con Cuba, se ha adherido a la Alternativa Bolivariana de las Américas, es miembro de pleno derecho de Petrocaribe, esta en una durí­sima lucha para sacar Honduras de la extrema pobreza que lo ha situado como el tercer paí­s más pobre del continente americano. Los enemigos de ese proceso han desatado el primer atentado fí­sico contra el mandatario hondureño que solo ha querido acercarse al pueblo para que éste pueda decir si quiere transformar la constitución vigente.Las cada dí­a más agresivas acusaciones contra el gobierno del presidente Zelaya por instaurar una dictadura o planear junto con los militares un golpe de estado, ha creado una polarización donde todo puede pasar. Por un lado el pueblo y, por primera vez en la historia de Honduras, un presidente, y por el otro lado, un grupúsculo de oligarcas están enfrentados.. Es la misma campaña de terror que los pueblos de Venezuela, Bolivia y de Ecuador han pasado y que ha contado con el apoyo de la Casa Blanca y la derecha oligárquica, que cuando un pueblo quiere crear y formar su propio futuro sin intervención de actores ajenos, son atacados y acusados por querer enterrar la libertad.

Deja una respuesta