En tres semanas, un total de 12.000 toneladas de explosivos -equivalente a la bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima- han sido lanzados sobre un estrecho territorio densamente poblado por 2,3 millones de personas, un millón de ellos menores de edad
Tras 28 días de intensos bombardeos, el número total de víctimas mortales alcanza las 9.227 personas, la inmensa mayoría civiles, incluyendo 3.826 niños y niñas; 2.405 mujeres, 480 ancianos. Además hay más de 25.000 heridos y varias miles de personas están desaparecidas (de ellas un millar de niños) bajo el océano de escombros que inunda la Franja, donde el 40% de los edificios han sido dañados o están totalmente destruidos.
Todos los periodistas, todos los expertos en Oriente Medio, todos los historiadores remarcan la misma idea. La masacre que el Estado de Israel lleva dos semanas perpetrando sobre la Franja de Gaza no admite comparación con las numerosas campañas militares que el Tsahal ha dirigido sobre este territorio.
“Llevo 70 años en Gaza y nunca he visto algo así”, dice desde la Franja Raji Sourani, fundador del Centro Palestino de Derechos Humanos. Más de 300 personas asesinadas diarias, más de 100 niños y niñas diarios. «El ejército de Israel ha matado a más niños palestinos en dos semanas que en todas las ofensivas previas contra Gaza en los últimos 23 años», dice Yolanda Álvarez, corresponsal de RTVE.
A lo largo de dos semanas, y cuando aún no ha empezado la inminente invasión terrestre, Israel ha bombardeado -incluso con fósforo blanco, un explosivo extremadamente inflamable prohibido por la legislación internacional- barrios residenciales y edificios de viviendas, campos de refugiados y mercados, plazas, escuelas y refugios de civiles, iglesias cristianas y mezquitas. Ha atacado mediante misiles guiados caravanas de refugiados que evacuaban el norte de Gaza, ha bombardeado ambulancias, sanitarios y equipos de rescate.
Y sí, ha bombardeado hospitales. Tras el ataque al hospital Al Ahli al Arabi en el centro de Gaza, donde se refugiaban 5.000 personas, y que causó más de 500 muertos, se levantó una auténtica “guerra por el relato·, asegurando Israel que el siniestro se había producido por un cohete de Hamás o de la Yihad.
Incluso aunque obviáramos la tradición del Tsahal de no reconocer la autoría de sus atrocidades y en este caso tuvieran razón, la propia ONU denuncia que en esta ofensiva las bombas de Israel ya han impactado ¡sobre otros 59 centros médicos, incluidos ataques anteriores sobre el hospital Al Ahli!. «El 25% de las casas de Gaza están dañadas o destruidas. Se han bombardeado 170 escuelas de la UNRWA, que funcionaban como refugio de los niños y sus familias», asegura la cuenta oficial de Naciones Unidas.
No busquen en los libros de Historia. No busquen en las crónicas de la II Guerra Mundial. El holocausto está ocurriendo delante nuestro, ante los ojos del mundo.
Sin agua, sin electricidad ni combustible, sin alimentos, la situación es dantesca. «566.000 personas acogidas en 148 instalaciones de UNRWA. Solo 20 camiones de ayuda humanitaria han logrado entrar en Gaza en estas semanas», denuncia Raquel Martí, directora de UNRWA para España. Es decir, un camión para cada 110.000 habitantes.
No busquen en los libros de Historia. No busquen en las crónicas de la II Guerra Mundial. El holocausto está ocurriendo delante nuestro, ante los ojos del mundo.
Hay que parar la guerra. Hay que parar el genocidio.