Un festival de “delicatessen” musicales para todos los públicos

El festival se celebra durante cinco días de Mayo, este año entre los días 15 y 19.

Cuando este Foros21 llegue a los lectores se habrá celebrado uno de “los festivales de música más bellos del mundo”, según la Classic FM. Y seguramente uno de los que más nos puede enseñar a quienes hacemos de la cultura una reivindicación permanente: cultura es riqueza para el país y para las personas.

 “Música en Segura” es, como dice la propia organización, un festival de “delicatessen” musicales en Segura de la Sierra, el corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén), que ha convertido a esta localidad de 140 habitantes en el “pueblo de la música”. Un festival que convoca unas 15.000 personas cada año y que tiene un “alma mater”: el clarinetista Daniel Broncano, que luchó por llevar la música clásica y otros géneros (desde el flamenco al fado, tango o jazz) a la comarca en la que había nacido, a pesar de su aislamiento geográfico en las montañas del interior de Andalucía.

Figura clave en el origen del festival es también la mezzosoprano neozelandesa Felicity Smith, mujer de Broncano, que falleció pocos meses antes de la primera edición en 2014, la que alumbró el festival, en palabras de su director Daniel Broncano, “hilvanando un programa de calidad con un presupuesto de guerra”.

Según la memoria del proyecto sus objetivos son: crear nuevos públicos en un hábitat rural muy alejado del circuito urbano. Impulsar la educación musical para niños y jóvenes rurales. Generar ingresos turísticos en temporada baja. Mostrar una experiencia viable de desarrollo rural basado en el patrimonio local. O posicionar la Sierra de Segura como destino cultural.

Y a fe que lo están consiguiendo.

La base del festival y una de las claves de su éxito es la conexión con un mundo rural del que forma parte activa en una triple integración. De la música clásica con otros géneros, como el flamenco, el fado, el jazz y cantautores. La música con los escenarios más insospechados y fascinantes: edificios históricos (en el castillo o en los baños árabes) y localizaciones exteriores, a veces en medio de la montaña o en una fábrica de aceite. Y la integración del público amante de la música que llega de Andalucía, de toda España y de otros países con la población rural aislada de los circuitos culturales, y de todos con los artistas internacionales ilustres –alojados en las casas de los vecinos– durante los cinco días del festival “en torno a la emoción de la música en directo” y otras actividades.

Música en Segura no es un festival para melómanos, dicen los organizadores: “Es música para todo el mundo. Buscamos que desde quien nunca ha escuchado música en directo antes (caso habitual en Segura) a quien es un asiduo a conciertos en cualquier lugar del mundo, tenga una experiencia memorable e inspiradora”.

Tampoco se limita estrictamente a los conciertos, incluye numerosas actividades, especialmente aquellas del programa educativo dedicadas a los niños y jóvenes: conciertos escolares y talleres para jóvenes músicos locales.

Cultura es riqueza

La contribución del festival al enriquecimiento cultural de las personas de la comarca y comarcas limítrofes, y por extensión de Andalucía y todo el país es evidente. Música en Segura se ha convertido en apenas seis años en un tesoro de nuestro país.

Pero lo es también demostrando cómo la cultura no es un sector que solo puede subsistir subvencionado sino que es una fuente que crea riqueza también en el terreno económico.

Lo explican extraordinariamente sus organizadores, la Asociación Amigos de Música en Segura. “Desde 2014 nos hemos afanado por establecer una base de financiación variada, desde taquilla y merchandising (más del 30% del presupuesto en 2016) a crowdfunding y empresas locales o a una fundación holandesa o el INAEM”.

Según datos aportados por los organizadores, con un presupuesto de menos de 50.000 euros (49.200 para ser exactos en 2017) están generando un desarrollo económico sustancial en la zona, con un impacto económico en la economía local en torno a los 200.000 euros (172.000 en 2016).

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