Paralelamente a la publicación del informe de Cáritas, con su escalofriante radiografía de recortes para una mayoría, la Comisión Europea revisaba al alza las cifras del PIB español. Vamos a crecer bastante más, encabezando con mucha ventaja el ránking de la UE. Y al mismo tiempo gran parte de la población sufre más dificultades, es más pobre.
Este, el aumento de la desigualdad a pesar de un crecimiento económico disparado, es el “fantasma que recorre España”, el terremoto que lo determina todo.
El PIB español crecerá este año un 2,9%. Son tres décimas más de lo que se preveía. Más del doble que la media de la UE, o 14 veces más que Alemania, la tradicional “locomotora europea”, que se queda en un exiguo 0,2%.
¿Pero cómo se reparte esa cada vez mayor riqueza generada en nuestro país? ¿Quién se la apropia?
La respuesta nos la proporciona un estudio de Fedea, un centro participado por bancos y grandes empresas, bajo el título “Evolución de la Riqueza de las Familias en España”.
Deberíamos tener en cuenta lo que ellos mismos -los verdaderamente más ricos- admiten.
El informe de Fedea afirma que “en los últimos 20 años, la riqueza de los españoles se ha multiplicado, pero el número de carteras entre las que se reparte se ha reducido”.
El 1% más rico acumula más riqueza. En 2002 poseía el 13,6% ahora atesora el 21,1%. Si contamos el 10% más acaudalado el porcentaje se eleva al 53,7%, más de la mitad. Mientras que el 50% más pobre debe conformarse solo con el 7%.
Es decir, el 1% posee tres veces más que la mitad de la población.

Fedea confiesa que “la recuperación económica tras la crisis de 2008 y 2020 benefició de forma desproporcionada a los hogares con más patrimonio”. Y remata con una sentencia: “el resultado es una España a dos velocidades: unos hogares acumulan carteras financieras complejas, otros apenas logran pagar su hipoteca”.
Lo dicen ellos. Una ínfima minoría, los propietarios de bancos, monopolios, fondos extranjeros, que configuran la élite del 1% más rico, se apropian de una parte cada vez mayor de la riqueza, mientras que la mayoría, la mitad o más de la población, vemos rebajadas, recortadas, nuestras condiciones de vida.
Esta es la realidad del país, la que determina nuestras vidas. Una gigantesca transferencia de riqueza, desde todos nosotros a una hiper élite, que abre un abismo social cada vez mayor y más agudo.
Enfrentarlo, desde una alternativa basada en la Redistribución de la Riqueza, es el problema principal que debemos abordar.

