Víctor Terradellas o la radiografía de las élites del procés

“Un ejército catalán” con mercenarios norteamericanos

Existen varias categorías de vendepatrias, y las élites del procés deben instalarse en la versión más extrema. Las investigaciones sobre una trama corrupta, que desviaba fondos públicos para financiar el entramado de Puigdemont en Waterloo, ha ofrecido un inesperado hallazgo: un informe para construir el ejército de una Cataluña independiente… encargándoselo a mercenarios norteamericanos.

Víctor Terradellas o la radiografía de las élites del procés

No se limitan al 3%. Los brazos corruptos de las élites del procés tienen muchas otras ramificaciones. Y en el centro de una de ellas estaba Víctor Terradellas. 

Es presidente de la Fundació CATmon, que recibió cuantiosas subvenciones de la Generalitat, la Diputació de Barcelona o ayuntamientos controlados por la ex Convergencia, para actividades de “cooperación internacional”… que jamás realizó. En realidad, ese dinero se destinaba a financiar el procés. Las conversaciones telefónicas intervenidas a Terradellas en la causa demuestran que una de sus tareas desde hace dos años ha sido la de “desviar” -es decir, robar- dinero público para sufragar los gastos de Puigdemont y su corte en Bélgica.

El juez que investiga el caso ha declarado de Terradellas que “los ingresos de las subvenciones podrían constituir su único medio de vida”. Toda una radiografía de las élites del procés, profesionales del saqueo de las arcas públicas.

El ejército catalán era norteamericano

Terradellas no es un cualquiera. Pertenece al círculo más estrecho en torno a Puigdemont. Y formó parte del reducido núcleo que propuso al ex president como sucesor de Artur Mas en 2016.

En 2011, Terradellas se convierte en secretario de relaciones internacionales de Convergencia Democràtica de Catalunya. Este trampolín le permite tejer una amplia agenda internacional. Puesta al servicio de la “internacionalización del procés”.

Nuestro hombre pertenece a los sectores más aventureros de las élites del procés. Tras la proclamación de la DUI, Terradellas elaboró un documento en el que proponía parapetarse, arriar la bandera española de la Generalitat, con un plan para “mantener el control del territorio” y “crear una tesorería suficiente”. Elaborando un listado de mandos de los mossos en función de su “patriotismo”, es decir de su fidelidad a la casta del procés.

Como baza maestra para vencer la resistencia de España, Terradellas planteó a Puigdemont que “bajo su mando, de forma discreta y confidencial”, le permitiera “activar” su “acción internacional” en busca del “reconocimiento” de otros países a una Cataluña independiente.

Fragmentar Cataluña de España gracias al apoyo de una o varias grandes potencias internacionales. Este es el corazón de todo el pensamiento político de Terradellas. Y para ello se hace, literalmente, lo que haga falta.

Los límites -o mejor dicho la carencia de ellos- de Terradellas, se expresan en su diseño de ejército para una Cataluña independiente. La policía lo encontró en uno de los registros realizados durante la investigación de la trama de corrupción en torno a CATmon.

Terradellas establece un organigrama de la “defensa catalana” siguiendo la referencia del Instituto Español Estratégico de Defensa, No es un mero ejercicio teórico. Hay propuestas concretas. Aparecen nombres de generales que trabajan con Defensa en los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. En un apartado se plantea textualmente: “golpear y controlar el territorio en la base militar por excelencia. Es lo que hay que hacer”. Refiriéndose a la ocupación de instalaciones militares claves en Cataluña.

Y, para constituir el ejército catalán, propone una solución “privatizadora”: encargárselo a Dyncorp, uno de los gigantes militares norteamericanos. ¿Quién es Dyncorp? Su propietario es Cerberus, uno de los grandes fondos norteamericanos, que por ejemplo está copando el mercado inmobiliario español. Su relación con el Estado norteamericano es tal que el 98% de su facturación es con el Pentágono. Una de sus “especialidades” es movilizar mercenarios para las operaciones internacionales, desde Bosnia a Irak o Yemen. Los mercenarios de Dyncorp han sido acusados repetidamente de agresiones y violaciones en diferentes países.

Un ejército de mercenarios, y de la peor calaña, bajo mando norteamericano. Esta es la defensa de la Cataluña independiente de las élites del procés.

No es un delirio de una sola persona. En el Libro Blanco de Transición Nacional, que sirvió de base para las leyes de “desconexión con España” en octubre de 2017, ya se planteaba crear un ejército catalán. Y tanto Mas como Puigdemont dieron sucesivas muestras de fe norteamericana. 

Primero Artur Mas fue a EEUU para declarar ante el emperador que “una Cataluña independiente sería un aliado clave de la OTAN”. Y luego un represente de la secretaría de Exteriores catalana se reunió en Bruselas con un asistente de un subsecretario general de la OTAN”. Ofreciendo desde la Generalitat acoger en Cataluña una subsede de la OTAN en el sur de Europa tras la independencia.

Más tarde, Puigdemont garantizó que “una Cataluña independiente seguirá en la OTAN”. Ofreciendo “la situación geográfica estratégica de Cataluña”, y mostrándose dispuesto a “aportar todos los recursos materiales y humanos que le correspondan”.

Mercenarios norteamericanos controlando el ejército catalán, Cataluña convertida en base de la OTAN… está es la Cataluña mercenaria que imaginan los delirios de las élites del procés.

El plan para vender Cataluña al mejor postor

Tras el 1-O, Víctor Terradellas inició una desesperada carrera por encontrar padrinos internacionales para una Cataluña independiente. Lo intentó literalmente todo. Contactó con San Marino, micro Estado dentro de Italia, para “alojar negociaciones ente España y Cataluña y dar asilo a personalidades”. Quiso negociar con China un préstamo de 11.000 millones para “el banco central de Cataluña”. Y buscó el apoyo de la Rusia de Putin, utilizando al ultrarreaccionario líder ultra Vladimir Zhirinovski.

Pero esas eran maniobras desesperadas. La apuesta principal en el plano internacional de las élites del procés es otra. Terradellas la ha expresado claramente: “Israel, EEUU y Alemania son los aliados principales de Cataluña”.

Este plan fue explicitado por Terradellas en una conferencia titulada “Aproximación a una geopolítica para Cataluña”. Presentado por Artur Mas, nuestro hombre dejó muy claras sus intenciones.

Planteando que “a EEUU le gustan los procesos de emancipación porque ven más fácil tratar con pequeños Estados nación que no con viejos imperios multinacionales. Y esta percepción (…) puede ser propicia al reconocimiento del nuevo Estado catalán”.

Tras esta confesión, Terradellas plantea “sin ningún tipo de complejo” que “somos oportunos y útiles para EEUU”. Aludiendo a “nuestra situación logística privilegiada”.

Tras ofrecerse a EEUU, hace lo propio con Alemania. Despreciando a “los Estados jacobinos -España y Francia- o centralistas -Italia-”, y alabando a “una Alemania ya preparada para el nuevo mundo que llega”. 

Su frenesí germánico le lleva a exigir que “Alemania y sus landers deben abandonar definitivamente los complejos y el sentido de culpa que arrastran desde el fin de la Segunda Guerra Mundial” para “liderar la Europa global”… que permitiría la irrupción de nuevos Estados como el catalán.

Sintetizando, como resumen de su proyecto vendepatrias, que “la creación del Estado catalán ha de evidenciar y augurar un reforzamiento de la Europa que lidera Alemania, y ha de ser percibido como una opción aliada para los EEUU”.

No es un pensamiento original de Terradellas. Este es el plan de las élites el procés. Agustí Colomines (ex director de la poderosa fundación de Convergencia, CatDem, centro del escándalo del 3%) llegó a afirmar que con la victoria de Trump “para el soberanismo catalán se abre una ventana de oportunidades que el presidente Puigdemont tendría que explotar”.

Hablan de una Cataluña independiente pero la diseñan mucho más dependiente de los grandes centros de poder mundiales. Definitivamente su capacidad de entregarse a los grandes poderes imperiales no tiene límites. 

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